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Opinión

La nueva vida de Salinger, por Raúl Tola

“Sabe que, en el mundo, millones de personas esperan casi con desesperación los primeros resultados, las primeras publicaciones que emerjan de los papeles de su padre”.

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TOLA

Quienes hemos leído con fascinación, una y otra vez, los libros de J. D. Salinger, siempre nos hemos hecho las mismas preguntas: ¿era verdad, como se decía, que el autor de El guardián entre el centeno –quien, abrumado por el éxito de esta, su única novela, guardaba un rocoso silencio desde 1967 (“el apagón Salinger”)–, se había mantenido en activo, escribiendo sin parar hasta su muerte en 2010, a los 91 años de edad? ¿Que, en su casa refugio de Cornish (New Hampshire), se acumulaban montañas de papeles que contenían decenas, tal vez centenares de novelas y relatos inéditos?

Esa imagen vertiginosa ha sido confirmada esta semana por Matt Salinger, hijo y albacea del escritor americano, que visitó la ciudad de Madrid para promocionar una nueva edición de las obras de su padre. Actor de profesión (como dato curioso: interpretó al Capitán América en la película para televisión de los años 90), lleva los últimos años dedicado a cumplir las últimas instrucciones que su padre le confió antes de morir: “Publícalo todo. Lo feo, lo bueno y lo malo, que sea el lector el que decida lo que vale o no”.

¿Qué es “todo”? En palabras de Matt Salinger, “cientos de miles” de páginas —algunas con una sola frase— redactadas a mano durante más de cincuenta años de aislamiento. Esto lo obligó a probar distintas tecnologías, incluso recurrir a un especialista de la CIA, hasta que encontró el método que viene empleando para transcribir los textos de su padre: utilizar un software de dictado, al que lee los manuscritos, uno por uno. Se trata de un trabajo lento y laborioso, que le ha permitido adentrarse antes que nadie en el mundo inédito de uno de los mayores mitos literarios del siglo XX. Desde esa posición privilegiada, asegura que “hay más belleza que ‘verrugas’”.

Pero ¿son novelas, poemas, cuentos? Matt Salinger prefiere no decirlo y referirse a “la obra” en singular, como si fuera un todo monolítico, lo que desmiente una biografía no autorizada de 2013, en la que se anunciaba que el resultado de ese trabajo, que mezcla la arqueología y la edición literaria, serían cinco novelas.

Matt Salinger reconoce la enorme presión que, a sus 63 años, carga sobre los hombros. Sabe que, en el mundo, millones de personas esperan casi con desesperación los primeros resultados, las primeras publicaciones que emerjan de los papeles de su padre. Algunos con más de ochenta años lo presionan para volver a leer a J. D. Salinger antes de morir. Su pronóstico más realista dice que tendremos que esperar dos años más antes de hacerlo. Entonces se obrará el milagro. Porque, para quienes nos formamos con relatos perfectos como “Un día perfecto para el pez plátano” o “Para Esmé, con amor y sordidez”, será como que, de pronto, se anunciara que John Lennon o Elvis Presley están vivos, tocando sus canciones por la radio.