Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las...
Según el horóscopo chino, el 2026 -que para esta tradición comienza el 17 de febrero- será el año del Caballo. Más precisamente, el del Caballo de Fuego. Un año, se dice, que representa libertad, pasión, determinación, decisión, impulso, desafíos. Dejar la inercia, en suma. Si uno mira cómo anda el mundo, flota la pregunta si eso es esperanzador o desolador.
Porque Donald Trump, por ejemplo, parece decidido a apretar más a los migrantes, a atacar de alguna forma a Venezuela, a subir el volumen arancelario. A seguir desatando su narcisismo monumental. El electorado norteamericano, sin embargo, podría incinerarlo en las elecciones de ‘medio término’ de noviembre y convertirlo en un modesto pony de la política.
El fuego al que alude el horóscopo tiene también connotaciones tenebrosas. Hay conflictos entre Pakistán y Afganistán, entre Ruanda y la República Democrática del Congo, entre Eritrea y Etiopía, entre las dos partes brutalmente enfrentadas en Sudán. Y en Oriente Medio y Ucrania, donde los fósforos de la violencia no se apagan fácilmente.
Más aún: podrían encenderse más. El cese fuego logrado en Gaza no ha impedido que siga la destrucción, allí y en Cisjordania. En Ucrania no asoma un acuerdo, o el único que llegará será el que termine con el desmembramiento de este país. En el África, hace años que cabalgan potros de bárbaros Atilas sembrando muerte, mientras el mundo mira su teléfono.
Y hablando de calenturas, el cambio climático se agrava sin que despertemos a la conciencia del incendio que se nos viene. Según el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, para el 2030, superaremos en 110% el nivel límite para que el combustible fósil no haga subir la temperatura global más de 1.5 grados. En cinco años, podríamos sonar ambientalmente.
¿Hay alguna flamígera esperanza? El Centro de Información y Documentación de Barcelona (CIDOB) observa que en el 2025 una forma de resistencia fue la irrupción de la Generación Z en varios países: Madagascar, Nepal, Filipinas, Marruecos, Kenia, Indonesia, Perú. Si bien algunas protestas fueron incorpóreas, al menos encendieron una vela.
Echaron luz sobre un tiempo donde nos estamos acostumbrando, demasiado, a que nos pasen por encima. O a no vivir con la suficiente pasión como para que nuestros proyectos, personales y sociales, alumbren otra realidad. Feliz año, contra toda incertidumbre…

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.