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Opinión

Trump y rico, por Raúl Tola

Donald Trump construyó su carrera política a golpe de mentira, prepotencia y la falta de coherencia”.

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TOLA

La reciente acusación contra Donald Trump por intentar revertir los resultados de las elecciones 2020 en Georgia (donde había sido derrotado por un estrecho margen) es la más compleja y espectacular de cuantas afronta. Luego de dos años de investigación, la fiscal Willis lo acusó, junto con dieciocho cómplices, bajo la ley Rico, una poderosa arma legal creada en tiempos de Richard Nixon para perseguir a los capos mafiosos, que ha terminado sirviendo contra otros delitos como el narcotráfico o el tráfico de personas.

Este juicio penal se suma al caso “Stormy Daniels”, abierto a Trump por instruir a su abogado para pagar un soborno de 130 mil dólares a la actriz pornográfica Stormy Daniels con la idea de silenciar una relación extramatrimonial que pudo perjudicarlo en el último tramo de las elecciones de 2016, que finalmente ganó. El pago fue consignado como gasto legal, lo que ha llevado al fiscal del distrito de Manhattan a considerar que podría suponer una violación a las normas de financiación electoral.

El segundo proceso se abrió por las 48 cajas de documentación que Trump se llevó de la Casa Blanca a su residencia de Mar-a-Lago (Florida) luego de entregar la presidencia a Joe Biden. Entre otros, el FBI encontró un centenar de papeles clasificados y unos treinta referidos a asuntos de defensa nacional, como secretos nucleares y planes de ataque a otros países.

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El tercero se le abrió por intentar revertir los resultados de las elecciones de 2020 e instigar a una horda de sus seguidores que, con tocados con cuernos, banderas confederadas y al grito de “Save America!”, asaltaron el Capitolio, en uno de los episodios más rocambolescos y violentos en la historia de la democracia estadounidense.

Cada vez que se ha referido a su turbulenta situación judicial, Trump ha repetido el mismo libreto, victimizándose y asegurando que es blanco de una conspiración en la que confluyen todos sus enemigos. Esta estrategia obvia que en una democracia, sobre todo en una tan robusta como la de los Estados Unidos (a pesar de los intentos del propio Trump por socavarla), existe la separación de poderes, por la que jueces y fiscales son autónomos e independientes. De hecho, una de las obsesiones que inspiró la Constitución de los Estados Unidos fue el diseño de un sistema que desconcentrara el poder e impidiera la llegada de un tirano, permitiendo que el presidente, el Congreso y los jueces contrapesen, fiscalicen y limiten sus actos.

Donald Trump construyó su carrera política a golpe de mentira, prepotencia y la falta de coherencia. Ahora, comienza a pagar por ello. Luego de conocidos los cargos por el caso Daniels, dijo: “El único delito que he cometido ha sido intentar defender a mi país de quienes intentan destruirlo”. Se me ocurre que, más bien, por su cabeza ahora pasa aquella frase que Tony Soprano confesó a su psicoanalista, en uno de los mejores momentos de la serie: “Tengo pesadillas con Rico”.