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Opinión

Tras 1,191 días y 300 mil muertos

El final de la emergencia internacional por la COVID-19.

larepublica.pe
AAR

No es que la COVID-19 se haya erradicado ni que dejará de haber pacientes graves y víctimas, pero es una gran noticia el anuncio de ayer de la OMS sobre el final de la emergencia internacional, 1,191 días después, un período dramático luego del cual nadie volverá a ser la misma persona que antes de decretada la pandemia, el 11 de marzo de 2020, por el proceso trágico y traumático que se (sobre) vivió.

El recuento oficial a nivel mundial señala que la covid ocasionó 6.9 millones de muertes, aunque todas las estimaciones, incluyendo de la OMS, indican que las vidas que se llevó la pandemia fueron más de 20 millones. En el Perú, el registro oficial señala que la covid ocasionó 220 mil muertes, pero los estimados más realistas indican que hubo 300 mil vidas que se perdieron, lo que implica que el nuestro país fue el que tuvo más fallecidos en todo el mundo en términos relativos por el tamaño de la población.

El Perú también fue el país que tuvo el peor desempeño económico durante la pandemia, con una caída del PBI de más de 11%, lo que implicó que la pobreza creciera entre 2020 y 2021 en diez puntos porcentuales. Ingresos que desaparecían, patrimonios que se perdían, ilusiones que se destruían. Con más muertos que nadie y mayor empobrecimiento que cualquiera, el resultado de la pandemia fue catastrófico para los peruanos, con escenas terribles de calles vacías, gente muriéndose en las calles porque no encontraba oxígeno, con un estado colapsado que, aun teniendo recursos, no tenía cómo hacerlos llegar a las personas, con dramas cotidianos que sacaron lo mejor y lo peor en mucha gente, con expresiones emocionantes de solidaridad y penosas de egoísmo.

Sobrevivir se volvió el objetivo principal de todos —en una guerra dramática donde uno mismo podía matar a sus seres queridos—, siendo evidente que los más pobres fueron los que menos capacidad tuvieron de conseguirlo. Nadie volverá a ser el mismo de antes de la covid, por los que se fueron —familiares, amigos, peruanos—, y por todas las oportunidades que la pandemia ofreció para pensar y para repensar sobre la vida, sobre las prioridades y sobre lo que era verdaderamente relevante.