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Opinión

Barman en cantina de mala muerte, por Augusto Álvarez Rodrich

La degradación ineludible de la relación con Colombia.

larepublica.pe
La degradación ineludible de la relación con Colombia.

Es una lástima que el Gobierno se haya visto obligado a degradar la relación diplomática con Colombia por la tan valiosa e histórica vinculación de más de dos siglos entre ambos países, pero lo cierto es que ya no había otra opción ante las sistemáticas ofensas y mentiras, con evidente ánimo de intromisión, del presidente Gustavo Petro.

Lo que podría cuestionarse es la demora en decidir el retiro definitivo del embajador en Bogotá luego de más de tres meses de falsedades y agravios al Perú, pero ello puede ser expresión de que se trató de evitar ese escenario.

Eso fue inevitable ante la absoluta falta de respeto al Perú por parte de un presidente como Petro, que administra las relaciones exteriores de su país con la majadería y prepotencia de un barman en una cantina de mala muerte llena de mafiosos, distorsionando la realidad a su gusto y conveniencia.

Por supuesto que un gobierno puede tomar distancia de otro por sus posiciones, pero sin llegar a la grosería e intromisión, como la de este presidente que se cree un ‘Petroperú’ con la atribución de retorcer la realidad para sostener en la reciente cumbre iberoamericana que “Pedro Castillo debería estar aquí, el golpe se lo dieron a él”.

Como parte de un esfuerzo concertado, al día siguiente el presidente mexicano Manuel López siguió con su bravata de que “yo sostengo que el presidente legal y legítimo del Perú es Pedro Castillo, que está injustamente en la cárcel. Padeció de un golpe de estado de quienes dominan el Perú”.

López y Petro defienden a dictadores y corruptos, como Daniel Ortega, Nicolás Maduro o Miguel Díaz-Canel, al igual que a Castillo —quien fracasó en ser un dictador, pero sí fue un corrupto entusiasta, aunque improvisado—; lo que se explica por razones ideológicas absurdas que eluden los principios.

La responsabilidad, sin embargo, es de Castillo, quien franquició a ese par de impresentables la dirección de la política exterior peruana, al igual que en la policía con el alias ‘El Español’.

Ya llegarán mejores tiempos para restablecer la relación diplomática con dos países como Colombia y México, con los que hay lazos de hermandad y económicos indestructibles; pero, por el momento, la decisión de Torre Tagle era ineludible y fue correcta.