Por: Augusto Álvarez Rodrich
La regulación de la inversión sin evaluar las consecuencias.
Los congresistas sienten que han sido muy hábiles en driblear el adelanto electoral, que ya todo se ha ‘normalizado’ y que se quedarán hasta el año 2026, y, entonces, junto con la renovación de sus teléfonos y el intento de mejorar la calidad de su menú, han reaparecido las iniciativas para regular la actividad empresarial con propuestas que son una más idiota que la otra.
En las últimas semanas se ha elevado el número de proyectos aprobados en comisiones vinculados a la actividad económica, destacando, como siempre, los referidos a asuntos laborales y pensionarios, pero hay otros ámbitos con el objetivo declarado de defender a los consumidores frente a las empresas, aunque con iniciativas cuya aprobación lograría todo lo contrario.
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Un ejemplo son los proyectos aprobados en la comisión de transportes y comunicaciones para obligar a las aerolíneas a incluir en los boletos aéreos ‘sin costo’ la libre elección del asiento y un equipaje de hasta 10 kg.
Son muy lindas las iniciativas de estos Robin Hood del siglo XXI, pero si se aprobaran en el Pleno se perjudicaría a la gran mayoría de los pasajeros.
Si estos proyectos se convierten en ley, se estaría obligando a todos los pasajeros a pagar el derecho a elegir el asiento del avión y a viajar con 10 kg de equipaje, llevando a que —salvo que los honorables parlamentarios quieran violar la constitución estableciendo un control de precios— se eleve el costo de los pasajes asumiendo que todos los pasajeros querrán esos servicios, perjudicando a los que no los desean pues no los requieren.
Este columnista, por ejemplo, prioriza el bolsillo ante la opción de elegir el asiento y viaja con lo que pueda entrar en una mochila o en una maletita, especialmente en vuelos dentro del país que, en promedio, duran una hora.
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Al igual que el 70% de los pasajeros que hoy prefieren tarifas más bajas y no pagar por servicios por los que no están dispuestos a pagar, quienes se perjudicarían con el establecimiento de la dictadura de la tarifa única.
Este es un ejemplo de los muchos que abundan en un Congreso en el que se lanzan iniciativas populistas sin un correcto análisis de su costo-beneficio, demostrando que, peor que un tonto, es un tonto con iniciativa.