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Opinión

¿Y la OCDE con qué se come?

“Más allá de los beneficios que nos puede traer como país contar con la membresía OCDE, como tener una mayor apertura comercial con países desarrollados, este es un espacio de intercambio de experiencias y apoyo técnico para fortalecer las capacidades institucionales del Estado peruano”.

larepublica.pe
“Más allá de los beneficios que nos puede traer como país contar con la membresía OCDE, como tener una mayor apertura comercial con países desarrollados, este es un espacio de intercambio de experiencias y apoyo técnico para fortalecer las capacidades institucionales del Estado peruano”.

Esta es una semana muy importante para nosotros, pues llega al Perú el secretario general adjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el marco de la misión de lanzamiento para entablar conversaciones oficiales que dan inicio al proceso de adhesión del Perú a la OCDE.

Dentro de este contexto resulta crucial que podamos entender la envergadura de lo que esto significa para el país. No se trata pues de una idea tan básica pero bastante generalizada como la de entrar a un club de ricos. Entrar a la OCDE implica mucho más que eso.

Más allá de los beneficios que nos puede traer como país contar con la membresía OCDE, como tener una mayor apertura comercial con países desarrollados, este es un espacio de intercambio de experiencias y apoyo técnico para fortalecer las capacidades institucionales del Estado peruano, lo que se traduce en mejores políticas públicas y mejores capacidades para convertir los recursos públicos en resultados positivos para los ciudadanos.

Estas capacidades no se limitan a un campo macroeconómico, sino que se tiene una mirada multidimensional del desarrollo en donde lo ambiental y el cierre de desigualdades son temas cruciales que no pueden estar fuera de la agenda.

Un aspecto importante a resaltar es que no se trata de una invitación incondicional para ser miembros, sino que existe una hoja de ruta construida especialmente para las necesidades del Perú, en donde el país debe adaptar y mejorar sus políticas y demostrar buenas prácticas en función del cumplimiento de las recomendaciones hechas por la OCDE.

El proceso de adhesión entonces termina siendo tan importante como el resultado. Seguir esta hoja de ruta y las recomendaciones técnicas es una apuesta que los servidores públicos y tomadores de decisión deben identificar como una oportunidad para contar con políticas públicas más efectivas en beneficio de los ciudadanos.

Estas recomendaciones dan pautas sobre cómo lograr mejores políticas vinculadas a salud, educación, medio ambiente, servicios públicos y calidad regulatoria en beneficio de los consumidores sin que esto signifique restringir libertades económicas para el sector privado.

La lógica detrás es convertir al Estado peruano en una maquinaria que funcione bien para todos promoviendo la creación de una cultura de respeto y revalorización de lo público y del bienestar, en donde, incluso, mecanismos de transparencia y anticorrupción, así como de lavado de activos, deben ser implementados.

Sin duda, esta noticia puede generar dudas respecto a por qué esto se da en un contexto de una hiperinestabilidad política. Pero es importante reconocer que existen políticas de Estado que trascienden un gobierno de turno, las cuales están presentes hoy gracias al esfuerzo de servidores públicos con conocimientos suficientes para aportar en las comisiones técnicas respectivas.

Por ello, si bien se necesita de un compromiso político, el cual se tiene del presente gobierno, también se necesita de un esfuerzo técnico por parte de funcionarios capacitados.

En sencillo, no se trata solo de adquirir un status sino que el proceso de adhesión por sí mismo ya genera ventajas positivas para el país, especialmente para aquellas personas con menos oportunidades para crecer. Alentemos este proceso.

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