Los ciudadanos estamos hartos. Sentimos que ningún político nos representa. Decimos que la política es un circo y miramos indignados ese show como espectadores que empiezan a normalizar estas escenas de terror. Y el problema es ese. Al no tener políticos que nos hagan sentir orgullosos de sus resultados, sentiremos rechazo y, con ello, la esfera política seguirá siendo ajena a nosotros. Pero esta enajenación es la que ha venido reforzando las consecuencias de haber copado la cosa pública con intereses particulares y corruptos, que a su vez refuerzan el desmantelamiento institucional y la desconfianza ciudadana.
Este fin de semana pasado, más de 200 peruanos, seleccionados a través de una muestra representativa de todo el país, se reunieron para dialogar sobre temas importantes de la reforma política y analizar qué podía ser más conveniente para asegurar que esta reforma de verdad funcione. Este ejercicio fue organizado por IDEA Internacional y permitió que ciudadanos de todos los rincones del Perú reflexionaran sobre si era más pertinente la unicameralidad, la bicameralidad, las elecciones primarias versus las internas, entre otros temas.
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¿Cómo hacer para mejorar la calidad de los políticos? Fue la pregunta principal en este ejercicio de deliberación. Resulta importante que los ciudadanos se hagan esta pregunta como una preocupación genuina porque esto puede ser el punto de partida para entender algo que es crucial en este entrampamiento en el que nos encontramos: Para ser un buen político, primero hay que ser un buen ciudadano. ¿Cómo pretender tener políticos de calidad si es que como ciudadanos evitamos pagar impuestos, nos metemos en una cola, hacemos trampa y no nos preocupamos por informarnos antes de elegir bien a nuestros representantes?
Uno de los principios fundamentales de la democracia es asegurar la participación de la ciudadanía. Pero no se trata con reducir nuestra participación a un rol electoral, sino a entender que somos nosotros los que tenemos el poder de generar el cambio que necesitamos. Si creemos que un político es quien va a solucionar todo, estamos perdidos. La esfera política va a ser llenada siempre, de buenos o malos elementos, pero llenada al fin y al cabo. Si los buenos ciudadanos, aquellos que tienen un compromiso con el país y que entienden la importancia de tomar decisiones en beneficio de la colectividad, no participan en política, entonces ya sabemos a qué tipo de personas le estamos dejando el pase libre a los espacios de representación política.
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¿Cómo hacer entonces para que buenos ciudadanos participen en política? En primer lugar debemos reconocer que la participación de la ciudadanía en política no se restringe necesariamente a la de tener cargos de elección popular. Urge entonces que los ciudadanos nos organicemos y encontremos o formemos canales, nuevos espacios de participación para generar la conversación sobre temas políticos que empiecen a despertar nuestro interés y cosechar ese involucramiento ciudadano que necesitamos para entender que somos tejido y tejedores de este Estado llamado Perú. No podemos ser buenos ciudadanos si no tenemos una cultura cívica y política fortalecida.
Es la promoción de estos espacios de diálogo, como el que ha organizado IDEA Internacional, lo que puede llevar a los ciudadanos de a pie a fortalecer esta cultura que nos falta, pues es ahí donde se genera una reflexión sensata sobre el quehacer político y ciudadano. Es la reflexión ciudadana la que nos puede llevar a tomar mejores decisiones y ejercer esa fuerza o presión necesaria para recuperar el poder que nos corresponde y empezar a tener cada vez mejores representantes. Ojalá que estos espacios puedan multiplicarse y empezar a ser esa luz que hoy necesitamos.
Protesta ciudadana