Psicólogo social, Universidad de Lima.
En los próximos días se definirá, oficialmente, al ganador de la contienda de segunda vuelta. El tema de las acusaciones de fraude sigue estando en la agenda pública, y algunos grupos extremos han estado promoviendo movilizaciones para desconocer e impedir la inminente proclamación de Castillo. Sin embargo, diversos medios se vienen ocupando de la composición del gabinete, de la conformación de la mesa directiva del Congreso y de las primeras medidas que tomará el Ejecutivo. En general, de lo que será la dinámica inicial del nuevo gobierno.
¿Será factible gobernar con el actual nivel de polarización? Muy difícil, no solo por lo que hoy ocurre, sino que este proceso, que viene larvado desde antes de la contienda electoral, sigue crispándose y caminando hacia extremos. Durante la campaña hemos visto arengas que han terminado invocando a la muerte y al enfrentamiento maniqueo. Las mentiras o coberturas parciales en medios han derivado en la performance de periodistas que promueven tomas de Palacio, hablan de una probable guerra civil o muestran armas en vivo. Una de las resultantes es que las movilizaciones en las calles se han ido tornando cada vez más violentas, de ambos lados.
La polarización permanente y la gobernabilidad difícilmente conviven. En toda sociedad es normal que existan intereses encontrados, pero la exacerbación paraliza y lleva la confrontación de intereses hacia canales antidemocráticos. Diversos estudios realizados desde la psicología política permiten ver que la polarización, fomentada por políticos y medios, promueve extremos actitudinales, así como el rechazo y la negación de miradas que no sean las propias. Más que nunca, en un contexto como el actual, gobernar demandará una constante negociación, pero esto no será posible si el clima actual continúa. Las demandas maximalistas de la izquierda como las de derecha no solo dificultarán la toma de decisiones en el ejecutivo, así como su vínculo con el legislativo, sino que seguirán motivando el enfrentamiento ciudadano.
Durante mucho tiempo los temores de las posiciones promercado estuvieron orientadas a la presencia de un populismo cuya versión extrema era el chavismo. El virtual presidente es de izquierda y desarrolló una campaña donde el populismo estuvo presente. Pero resulta que la posibilidad de que Castillo lleve adelante un necesario proceso de reformas sin caer en voluntarismos radicales pasa, en parte, por que el Congreso no sea liderado por posiciones populistas de derecha que vienen anunciando una clara intención desestabilizadora. Así mismo, se requerirá que los medios cubran de manera equilibrada lo que se ejecute, criticando y fiscalizando donde sea necesario, pero también promoviendo el debate y el intercambio de puntos de vista contrarios. Se pide que Castillo se aleje de Cerrón, ¿para apoyarse en quién en el Congreso? ¿Quién muestra ánimo de debate, diálogo? ¿Quién voluntad de dar argumentos en lugar de fake news o pedidos de anulación de elecciones?
Una voz que se ha expresado, pero que en esta coyuntura debería hacerlo con mayor firmeza, es la del sector empresarial. La Confiep ha tenido algunas intervenciones y hace poco IPAE ha presentado una serie de propuestas. La racionalidad empresarial, que entiende que economía de mercado y democracia se necesitan, no solo debería expresarse en privado. No es mostrar apoyo al político, sino a los resultados del proceso democrático. Por otro lado, ¿dónde están los partidos de centro derecha, de centro? ¿Lourdes Flores los representa? Desde la primera vuelta, López Aliaga hizo creer a un sector que el mundo se dividía en dos, los que estaban con él y los que no. En algunos, esa lógica poco plural continúa. Favor le hacen a quien busca crecer en la polarización. Las propuestas del centro y la derecha pueden ser más interesantes que una fábrica de mentiras.
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