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Opinión

La decadencia en competencia

“No puedo estar más de acuerdo con Alberto Vergara. Los extremos han tomado por asalto la narrativa de la campaña electoral. Y eso no pinta nada bien”.

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“No puedo estar más de acuerdo con Alberto Vergara. Los extremos han tomado por asalto la narrativa de la campaña electoral. Y eso no pinta nada bien”.

Hace poco, Jaime Chincha entrevistó al politólogo Alberto Vergara en su programa de RPP. No sé ustedes, pero soy de los que suele escucharlo con atención cuando opina, pues suele hacerme pensar, suele decir cosas sensatas y suele dar en el clavo.

“¿Cómo es que hemos llegado hasta acá?”, le preguntó Chincha, abriendo el diálogo. “Hay que comprender que estas elecciones son el resultado de nuestra debacle, son una parte de nuestra decadencia. Por lo tanto, tenemos una elección que exhibe la decadencia en competencia”, respondió desde el saque.

“Lo que tenemos es el deterioro gradual de la democracia (…) Hemos entrado en una deriva bien peligrosa. Es preocupante y alarmante el nivel de violencia y polarización que se está despertando. Creo que es necesario parar la pelota un ratito y pensar qué es lo que está pasando. No puede ser que estos dos candidatos, mediocres, débiles, y que valen muy poco en términos electorales (ambos han obtenido resultados bastante magros en la primera vuelta), estén pastoreando a la sociedad peruana, arrastrándola al despeñadero de la crispación. Y peor aún. No puede ser que, como sociedad, estemos pisando el palito de la polarización. No podemos jugarnos la vida el 6 de junio cuando tenemos que convivir todos el 28 de julio”, agregó.

Y más adelante, señaló: “Cuando la política se hace desde el miedo, lo que deseas para tu adversario es la extinción (…) Es probable que el terror que están manifestando las clases altas peruanas en estos días solo tenga parecido al miedo que produjo la aparición de Haya de la Torre y el APRA, en 1931. Ese es el momento también de Sánchez Cerro con sus camisas negras y esa suerte de fascismo popular. Aquella coyuntura tuvo antes el crac del 29 (haciendo un símil con la pandemia que profundiza nuestras falencias más grandes como sociedad). Al final, ¿quién ganó? Ni Haya ni Sánchez Cerro. Ganaron los militares”.

“En el Perú, estamos entrando a un ánimo de guerra civil, de diferencias irreconciliables, que convoca a la violencia, a lo cual hay que ponerle un alto. Porque el 28 de julio, todos vamos a seguir aquí (…) Y las dos candidaturas, que muestran una arrogancia enorme, tienen que entenderlo. A quien le toque gobernar el Perú, le va a tocar tratar de construir un país para todos (…) Si no cambian ese discurso, de ‘vencer o morir’, que prevalece hoy, vamos a terminar en una situación de polarización violenta, nociva, y que puede generar consecuencias muy malas para los próximos años”, finalizó.

No puedo estar más de acuerdo con Alberto Vergara. Los extremos han tomado por asalto la narrativa de la campaña electoral. Y eso no pinta nada bien.