Las elecciones estadounidenses siguen contándose voto a voto, pese a que las proyecciones de estados claves indican que Joe Biden sería, por un ajustado margen, el próximo presidente. Sin embargo, hay muchas cosas positivas y, en particular, esperanzadoras que se pueden rescatar de todo este proceso que el mundo entero observa con especial interés y que deberán ser parte de un cambio radical frente a lo que deja el gobierno republicano.
Trump se encargó de instaurar un mandato de odio, fomentando discursos violentos de manera abierta y pública. “Me gustaría pegarle en la cara”, dijo hace poco, cuando un manifestante era expulsado de un acto de campaña. Pero este tipo de prédicas acompañan al todavía mandatario desde hace mucho y tocando temas estructurales de la peor manera es que se acrecentaron las protestas en contra del racismo y la xenofobia.
“Cuando México envía a su gente, no envían a los mejores”, decía Trump en el 2015, antes de ganar la presidencia. “Pido que se prohíba la entrada a todos los musulmanes”, “¿por qué tenemos toda esta gente de países de mierda viniendo aquí?”, son algunas de sus propuestas/frases más xenofóbicas, mientras que también espetaba en cada oportunidad violencia contra las mujeres: “Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su esposo, ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”, “Da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito”.
En medio de esa violencia y con preocupación por la pandemia, Estados Unidos votó y eligió figuras –particularmente en el Legislativo– que seguro serán una luz en las tinieblas, que llegarán a darle un giro al discurso conservador predominante. Mauree Turner ha tenido una significativa victoria como la primera legisladora no binaria, afroamericana, musulmana de Oklahoma. Ritchie Torres es el primer afrolatino homosexual elegido para el Congreso de EE. UU. por Nueva York y Sarah McBride que ahora es la primera senadora transgénero en la historia del país, son solo algunos de esos rostros que llegan para quedarse y dejar huella. Todas estas personas han sido elegidas por mantenerse coherentes, con discursos propositivos frente al odio y se convierten en un presente esperanzador, para sentar las bases de un futuro verdaderamente democrático y ejemplar para otros países en los que aún arrastramos el mismo odio que, seguramente, también nos inculcaron y que propagó la clase política más rancia y conservadora.
Nadie nace racista, homofóbico, xenofóbico… empecemos por educarnos en el respeto e investiguemos sobre nuestras próximas autoridades en cuanto a sus capacidades y aptitudes. Tenemos mucho que aprender y el mundo avanza.
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