Un niño de 11 años resultó gravemente herido tras recibir un disparo en el pecho por parte de un agente de la Policía de Mississippi, en Estados Unidos. De acuerdo con la madre del menor, su hijo había llamado al servicio de emergencias luego de que su expareja llegó a su hogar con intención de hacerles daño.
El responsable de este hecho es el agente Greg Capers, quien, junto a sus colegas del Departamento de Policía de Indianola, acudió a la vivienda desde donde se realizó una denuncia el último sábado 20 de mayo.
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Al arribar a la casa, les solicitaron a los residentes que se retiraran. “Una vez que salió de la esquina, le dispararon. No puedo entender por qué. No paraba de decir: '¿Por qué me disparó? ¿Qué hice mal?’”, contó la madre del menor.
El niño tuvo que ser trasladado al Centro Médico de la Universidad de Mississippi, en Jackson. Allí permaneció intubado y conectado a un respirador artificial, debido a que sufrió de un colapso pulmonar, fractura de costillas y laceración hepática por los impactos recibidos.
La familia de la víctima, que ya se viene recuperando, solicitó a las autoridades que se brinden las imágenes de la cámara corporal del Capers. “Estuvo a punto de perder la vida. No está bien que un policía haga esto y se salga con la suya”, declaró su abogado a medios locales.