Un hito para la Iglesia Católica. Este domingo 10 de septiembre, una familia de Polonia fue beatificada en Markowa, ciudad de origen de los nuevos santos, hasta donde viajó el emisario de El Vaticano, el cardenal Marcello Semeraro, para la ceremonia.
"Autorizamos que, a partir de ahora a los venerables siervos de Dios, Jozef y Wiktoria Ulma, esposos, y sus siete hijos... (quienes) sacrificaron sin miedo sus vidas por amor a sus hermanos y acogieron en su hogar a quienes sufrieron persecución, se les dé el título de beatos", precisa la carta del papa Francisco leída por Semeraro durante el evento religioso.
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Por su parte, el presidente polaco, Andrzej Duda, agradeció al papa y subrayó que la ceremonia de hoy tiene “una profunda dimensión espiritual”, relacionada con las creencias religiosas de su país.
"Pero también tiene una dimensión estatal extremadamente importante desde el punto de vista de enfatizar de manera clara e institucional la verdad histórica sobre los tiempos de la ocupación nazi de tierras polacas durante la Segunda Guerra Mundial", continúo.
El 24 de marzo de 1944, en el sudeste de Polonia, la policía alemana ejecutó a Jozef Ulma y a su mujer Wiktoria, quien tenía siete meses de embarazo y dio a luz en plena matanza.
Los hijos de la pareja, Stanislawa, Barbara, Wladyslav, Franciszek, Antoni y Maria, quienes tenían entre dos y ocho años de edad, también fueron asesinados, junto con ocho personas judías que la familia había escondido en el tejado de la casa.
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La familia judía que era perseguida estaba compuesta por Shaul Goldman y sus cinco hijos, su nieta de cinco años y Golda Grünfeld. Los nazis dispararon hacia una pequeña ventana desde el piso inferior, acabando con las vidas de los más grandes y los más pequeños.