“Quiero ir a la cárcel” es la corta pero dura frase con la que Justo Márquez, un hombre de 60 años, admite preferir perder su libertad antes que morir en soledad. Luego de pasar por 20 sesiones de radioterapia, este paciente de cáncer de próstata ha decidido plantarse a las afueras del centro penitenciario de Alhuarín de la Torre, en Málaga, España, y pedir que este sea el último lugar que lo vea con vida.
En entrevista con el medio El Español, Márquez recordó que fue durante un examen de rutina por sus problemas en el corazón cuando se enteró del cáncer que ahora está acabando con su vida. Esto, además de traerle problemas de salud mental, también lo ha alejado de su familia, ya que su esposa lo dejó algunos días después de su diagnóstico y sus cinco hijos no han mostrado interés en él.
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“No encuentro ayuda por ninguna parte y entrar en la cárcel es la idea que he tenido, pero no quiero cometer ningún delito”, contó a EFE, tras añadir que está “desesperado” por encontrar una solución a su problema y dejar de estar “las 24 horas del día solo”.
De momento, el único refugio que parece haber encontrado es su cuenta de TikTok, red social en la que tienen más de 5.000 seguidores. Allí comparte que continúa con su lucha por morir en una prisión en la que, al menos, pueda tener a alguien que lo acompañe en sus últimos momentos.