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Fue drogadicto durante 8 años, se recuperó en la cárcel y hoy tiene una empresa millonaria

El estadounidense robaba para poder consumir cocaína y metanfetaminas hasta que fue enviado a prisión, donde su vida cambió radicalmente.

larepublica.pe
Ian Powell es dueño de la empresa estadounidense Kilter Grips que vende productos para los muros de escalada. (Foto: Jackie Hueftle)

En la actualidad, Ian Powell es dueño de la empresa estadounidense Kilter Grips que vende productos para los muros de escalada. Aunque es un empresario exitoso no logra olvidar su pasado delincuencial por su adicción a las drogas en Estados Unidos.

“Había diseñado la destrucción de una vida”, dice el empresario. Powell recordó que su amor por la escalada comenzó de muy pequeño luego de que su padre alcohólico se suicidara cuando él tenía 10 años.

Él y su madre se mudaron a Texas, donde demostró su habilidad para la escalinata cuando era un adolescente. Le propusieron integrar el equipo de los Estados Unidos, pero abandonó el deporte. “Quería ser un competidor, pero no estaba destinado a ganarme la vida como profesional”, relató a la BBC.

“Sin embargo, quería involucrarme en la industria, así que decidí hacer algo más”. Estudió diseño y bellas artes, con sus conocimientos fabricó equipos para sostener a los deportistas en los muros de escalinata. En 1996 logró fundar la empresa eGrips y ganó mucho dinero. También vendía sus esculturas a miles de dólares.

Ian Powell es reconocido a nivel mundial por diseñar instrumentos para escalar.

Cuándo tocó fondo en las drogas

“Nunca había estado cerca de las drogas duras, pero pronto descubrí que podía vender lo que quisiera”, señaló. “Tenía dinero por ahí, paquetes sueltos de dinero en efectivo y descubría la cocaína y otras drogas”.

No supo manejar el éxito y su consumo a las drogas se salió de control. “Debes tener algún tipo de baja autoestima si realmente quieres destruir tu vida. No pude cambiar mi vida hasta que toqué fondo. Básicamente, desperdicié ocho años más de mi vida”.

Los actos delictivos que cometió por su adicción a las drogas lo llevaron a la cárcel. Durante una entrevista en 2013, él sostuvo que la cárcel había sido uno de los momentos más felices de su vida, porque recuperó el control de su existencia.

Tras un año en la cárcel, Ian Powell salió en libertad y comenzó a trabajar de forma ocasional en el gimnasio de su amigo. Con los ahorros suficientes, su actual negocio (Kilter Grips) tomó forma.

El negocio se convirtió en una empresa formal en 2013 debido a las ventas que comenzaron a crecer con USD 2,5 millones, mientras que Ian y Jackie (quien conoció en el trabajo) son novios y socios comerciales.

Ian y Jackie son novios y socios comerciales.