En la madrugada del 28 de marzo de 1979, los alrededores de Harrisburg, Pensilvania, se llenaron de desechos y gases radiactivos. La culpable era la planta nuclear Three Mile Island, que había sufrido la explosión de uno de sus reactores. Aún faltaban siete años para que se produzca el accidente nuclear de Chernobyl, por lo que las autoridades no conocían el poder destructivo de la radiación.
No había bastado con que un reactor experimental del Ejército de EE. UU. haya fallado en 1961, cuando lo preparaban para comenzar sus operaciones, ni que tres personas hayan muerto durante aquel incidente; los norteamericanos seguían probando con átomos de uranio.
En una isla en el cauce del río Susquehanna, Three Mile Island fue construida en 1968. Seis años después, entró en funcionamiento con un solo reactor. Luego, en diciembre de 1978, empezó a operar la Unidad 2 (TMI-2).
La central se construyó en 1968. Foto: Wochit.
Tres meses después, TMI-2 falló. Se produjo un accidente cuando el reactor estaba al 97% de su potencia, según datos de la Asociación Atómica Mundial
“Una combinación de mal funcionamiento del equipo, problemas relacionados con el diseño y errores de los trabajadores llevaron a la fusión parcial de TMI-2 y a las muy pequeñas emisiones de radiactividad fuera del sitio”, informa el reporte del accidente de la Comisión Reguladora de EE. UU. (NRC, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, se trataba de una emergencia nuclear de nivel 5 en una escala de 7, según la Organización Internacional para la Energía Atómica. Hasta ese momento, el único desastre que lo superaba era el ocurrido en 1957 en Kyshtym, que la Unión Soviética mantenía en secreto.
Sala de controles de la planta nuclear en el día del accidente. Foto: Metropolitan Edison Company.
La NRC también anunció que no hubo muertos, aunque algunas organizaciones civiles y residentes de la zona afirman lo contrario. Y aunque las autoridades indicaron más tarde que en la zona no aumentaron las cifras de cáncer o enfermedades vinculadas a la radiación, unas dos millones de personas estuvieron expuestas a este mal invisible inmediatamente después de la explosión.
Los informes de la NRC también concluyeron que la dosis promedio de exposición a la radiación fue menor que la generada por una radiografía de tórax, pero las medidas que tomaron las autoridades en ese entonces revelaron una situación distinta: más de 100 000 personas en un área de 30 km fueron evacuadas.
Estados Unidos tuvo que invertir millones de dólares para descontaminar la zona, labor que tomó varios años. Actualmente, en la zona queda el 1% del combustible nuclear que se utilizaba en el momento del accidente.
A pesar del desastre, la Unidad 1 volvió a operar en 1985, aunque TMI-2 fue abandonado y no volvió a funcionar.
La central nuclear de Three Mile Island coninuó funcionado tras el accidente. Foto: Exelon.
“La confianza pública en la energía nuclear, particularmente en EE. UU., disminuyó drásticamente tras el accidente de Three Mile Island. Fue una de las principales causas del declive de la construcción nuclear durante los años ochenta y noventa”, sostuvo la Asociación Nuclear Mundial.
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De hecho, 39 planes para plantas nucleares fueron cancelados a consecuencia del accidente, según la NRC. Asimismo, las regulaciones y la supervisión se volvieron más rigurosas debido al temor que inspiraba esta industria.
Pasaron 40 años para que, finalmente, este viernes 20 de septiembre la central Three Mile Island cerrara para siempre sus operaciones.
No obstante, la decisión de Exelon Generation -la compañía que administra la planta- no se debió a las presiones por el tema ambiental o a las protestas contra la industria nuclear. Lo hicieron por la falta de financiamiento y las pérdidas económicas.
Al parecer, la planta llegó a su fin por las políticas de regulación nuclear que aparecieron a raíz de aquel accidente.
Pero no todo acaba allí. Exelon calculó que el material radiactivo no será eliminado hasta el año 2078. Además, se necesitarán más de US$ 1200 millones para la limpieza total.