Las deportaciones de inmigrantes en Estados Unidos han sido un tema central en las políticas migratorias de los últimos gobiernos. Cada administración ha adoptado un enfoque diferente, afectando a millones de migrantes en el país. Pese a las percepciones populares, ni Donald Trump ni Joe Biden encabezan la lista de deportaciones históricas en Estados Unidos. Según un informe del Migration Policy Institute, otro presidente ostenta este récord, con cifras que superan ampliamente las de los más recientes mandatarios.
Entender las diferencias entre las políticas de deportación implementadas por Trump, Biden y sus predecesores resulta clave para comprender cómo han cambiado las prioridades y enfoques en el manejo de la inmigración. Desde el uso del Título 42 hasta programas diseñados para colaborar con agencias locales, los presidentes recientes han implementado medidas que han moldeado la historia de las deportaciones en Estados Unidos.
A nivel histórico, el récord de deportaciones lo ostenta Bill Clinton, con 12 millones de expulsiones registradas durante su mandato, seguido por George W. Bush, con más de 10 millones. Estas administraciones establecieron precedentes significativos en la historia de las políticas migratorias de Estados Unidos, sentando las bases para enfoques más modernos.
De los presidentes del siglo XXI, Barack Obama es el presidente que lidera las estadísticas de deportaciones en Estados Unidos. Durante sus ocho años en el cargo, se realizaron más de cinco millones de deportaciones, con un pico histórico en 2012, cuando casi 400,000 personas fueron expulsadas del país. Estas cifras le valieron el apodo de “Deporter-in-Chief” (“El jefe de las deportaciones”) por parte de activistas pro inmigrantes.
Durante su gestión, Barack Obama deportó a casi medio millón de personas, recibiendo el apodo de "Deporter-in-Chief". Foto: AP News
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Aunque la administración de Donald Trump destacó por su retórica antiinmigrante, sus cifras de deportaciones totales fueron considerablemente menores que las de Obama. Entre 2017 y 2021, se realizaron aproximadamente 935,000 deportaciones, con un pico de 300,000 personas expulsadas en un solo año. A diferencia de Obama, Trump amplió las prioridades de deportación, afectando a personas sin antecedentes penales y a quienes buscaban regularizar su situación migratoria.
Por su parte, Joe Biden registró cifras mucho más bajas en términos de deportaciones tradicionales. En 2021, se deportaron cerca de 59,000 personas, y en 2022, el número aumentó ligeramente a 72,000. Sin embargo, bajo el Título 42, una medida implementada por Trump en respuesta a la pandemia, se expulsaron 2.8 millones de migrantes hasta mayo de 2023. Esta política permitió a los agentes fronterizos rechazar a solicitantes de asilo de manera inmediata, lo que ha generado fuertes críticas por su impacto humanitario.
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La administración de Barack Obama adoptó un enfoque estructurado para gestionar las deportaciones, priorizando a inmigrantes condenados por delitos graves y a quienes habían cruzado la frontera recientemente. Según Sophia Genovese, abogada del Southern Poverty Law Center, esta estrategia permitió agilizar los procesos y mantener ciertos criterios humanitarios en la aplicación de las leyes de inmigración.
El uso de programas como Secure Communities facilitó la colaboración entre agencias locales y federales, permitiendo identificar a inmigrantes indocumentados a través de bases de datos criminales. Aunque estas medidas fueron criticadas por organizaciones defensoras de los derechos humanos, Obama justificó su estrategia como un intento de equilibrar el cumplimiento de las leyes migratorias con la protección de comunidades vulnerables.