El atentado 11S en Estados Unidos fue uno de los episodios más devastadores de la historia reciente. El ataque, ejecutado por la organización terrorista Al Qaeda, cobró la vida de cerca de 3000 personas y dejó a miles de heridos. Aquella mañana, el mundo se estremeció al ver cómo dos aviones impactaban las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, destruyéndolas por completo.
El ataque no solo implicó a las Torres Gemelas. Cuatro aviones comerciales fueron secuestrados en la mañana del 11 de septiembre. Uno de los protagonistas de esta tragedia fue el vuelo 11 de American Airlines, que impactó en la Torre Norte. Entre la tripulación, una azafata se destacó por su valentía: Betty Ong, quien, en medio de la angustia y el caos, realizó una llamada que ayudaría a esclarecer los detalles del atentado terrorista.
Los atentados del 11S provocaron una profunda conmoción mundial y un sentimiento de unidad entre las naciones. Foto: BBC
Betty Ann Ong era una azafata de 45 años, nacida en San Francisco, Estados Unidos. La menor de una familia de cuatro hermanos, Betty siempre demostró un gran amor por los viajes y por ayudar a los demás. Desde muy joven, soñaba con recorrer el mundo, y tras años de esfuerzo, lo logró al convertirse en asistente de vuelo. Durante su carrera, visitó diversos países como Canadá, Inglaterra, Japón y China, el país de origen de su familia.
El 11 de septiembre de 2001, Betty se encontraba trabajando en el vuelo 11, el primero de los aviones secuestrados que chocó contra una de las Torres Gemelas. A bordo de esa aeronave, Ong vivió momentos de angustia extrema, pero su capacidad para mantener la calma fue esencial para brindar información crucial que ayudó a comprender lo que estaba sucediendo en pleno vuelo. Sin embargo, su destino, al igual que el de las demás víctimas, fue trágico, cuando el avión impactó la Torre Norte del World Trade Center a las 8:46 de la mañana.
Aproximadamente 20 minutos después del despegue del vuelo 11, el avión fue secuestrado por miembros de Al Qaeda. En medio del caos, Ong utilizó uno de los teléfonos de la aeronave para comunicarse con el personal de tierra de American Airlines. "La cabina no responde. Alguien fue apuñalado en clase ejecutiva y creo que han echado un gas porque no podemos respirar. No lo sé. Me parece que nos están secuestrando".
Durante la llamada, que duró alrededor de 20 minutos, Betty describió con detalle lo que estaba ocurriendo: los secuestradores habían atacado a los pasajeros y a la tripulación, y algunos miembros del equipo de cabina habían sido apuñalados. "Mi nombre es Betty Ong. Soy la número 3 del vuelo 11. Y la cabina no contesta su teléfono, alguien fue apuñalado en clase ejecutiva y no podemos respirar en clase ejecutiva", dijo la protagonista de esta historia.
A lo largo de la conversación, Betty también informó que los secuestradores habían tomado el control de la cabina del piloto y que no se podía acceder a ella. En uno de los momentos más impactantes de la grabación, la azafata mencionó: "Nadie puede llamar a la cabina. Ni siquiera podemos entrar". Sus palabras permitieron que las autoridades en tierra comenzaran a tomar medidas para enfrentar lo que en ese momento parecía un secuestro, sin imaginar la magnitud del atentado terrorista que estaba por suceder.
Cuatro aviones comerciales fueron secuestrados y utilizados como misiles para impactar contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un campo en Pensilvania. Foto: BBC.
La valentía de Ong fue reconocida por sus colegas y por las autoridades estadounidenses, y también por su familia, que siempre la describió como una persona calmada y valiente. Su hermana mayor, Cathie Ong-Herrera, contó en entrevistas posteriores que, desde temprana edad, Betty siempre mostró una gran capacidad para manejar situaciones difíciles con aplomo. Un ejemplo de ello fue cuando, a los 22 años, trabajaba en la fábrica de carne seca de su padre y fue víctima de un asalto a mano armada. En esa ocasión, Betty mantuvo la calma, lo que permitió que los delincuentes huyeran sin que nadie resultara herido.
Tras los atentados, la familia Ong vivió momentos de gran angustia al intentar obtener información sobre lo sucedido. Inicialmente, los empleados de American Airlines les dijeron que Betty no estaba en el vuelo 11, lo que aumentó su incertidumbre. Sin embargo, después de escuchar en las noticias sobre una asistente de vuelo que se había comunicado desde el avión, supieron que se trataba de ella. Más tarde, la familia pudo escuchar la grabación de la llamada de Betty, gracias a la intervención del senador Ted Kennedy, quien intercedió ante la aerolínea para que pudieran acceder a ese registro.
El legado de Betty se mantiene vivo hasta hoy. En 2004, su familia creó el Centro Recreativo Chino Betty Ann Ong en su honor, ubicado en San Francisco. Este espacio ofrece actividades recreativas y apoyo a la comunidad, y está dedicado a reflejar los valores de servicio y compromiso que Betty demostró a lo largo de su vida. Además, su historia sigue siendo recordada como un símbolo de heroísmo en medio de la tragedia del atentado 11S.
La llamada de Betty Ong desde el vuelo 11 se ha convertido en un recordatorio del valor humano ante las circunstancias más adversas. A pesar de la confusión y el terror, Betty mantuvo la calma y brindó información vital, convirtiéndose en una de las primeras personas en dar la alarma sobre lo que estaba ocurriendo en esa fatídica mañana del 11 de septiembre. Su historia, al igual que la de muchas otras víctimas, sigue resonando como un ejemplo de coraje en uno de los momentos más oscuros de la historia de Estados Unidos.