Imagina una cordillera que se extiende por miles de kilómetros bajo el mar, conectando continentes y atravesando océanos. A pesar de su vasta extensión, permanece oculta a nuestros ojos, siendo una de las formaciones geológicas más desconocidas del planeta. Este sistema montañoso es esencial para comprender la dinámica de la Tierra y ha dado origen a algunas de las islas más remotas y fascinantes que existen.
En las profundidades oceánicas, donde la luz del sol apenas llega, la actividad volcánica constante da forma a impresionantes paisajes subacuáticos. Esta cadena montañosa no solo crea nuevas tierras, sino que también revela misterios geológicos que desafían nuestra comprensión del planeta, invitándonos a descubrir sus secretos ocultos bajo las aguas.
La cordillera de loas Andes en el Perú no es la más grande del mundo, contrariamente a lo que se podía pensar. Foto: National Gepographic
La Dorsal Mesoatlántica se extiende a lo largo del Océano Atlántico, siendo la cordillera más larga del mundo. Aunque mayoritariamente se encuentra bajo el agua, sus picos emergen en puntos como Islandia, Santa Elena y Ascensión. Con profundidades que varían entre los 3.000 y 5.000 metros bajo el nivel del mar, esta cordillera es una de las estructuras geológicas más fascinantes del planeta.
Además de su longitud, esta cordillera submarina es notable por su constante actividad volcánica, que crea nuevas tierras y paisajes subacuáticos. Sus cumbres pueden alcanzar más de 3.000 metros de altura en áreas cercanas a la superficie, lo que resalta su impacto en la configuración de los océanos y la formación de islas volcánicas. Este continuo crecimiento subraya la importancia de la Dorsal Mesoatlántica en la comprensión de la dinámica terrestre y la evolución geológica.
La Dorsal Mesoatlántica es la cordillera más grande del mundo y está bajo el agua. Foto: OkDiario
La Dorsal Mesoatlántica recorre varios países e islas en su impresionante trayectoria. Comenzando en Islandia, atraviesa el Océano Atlántico de norte a sur, pasando por las Azores en Portugal y el archipiélago de San Pedro y San Pablo en Brasil. Su viaje continúa hacia el sur, emergiendo en islas icónicas como Ascensión y Santa Elena.
Esta cordillera también se extiende hasta la costa occidental de los Estados Unidos, en California, conectando con la dorsal del Océano Pacífico. Toca territorios como el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica y se extiende hacia el sur de Australia. Con su constante actividad volcánica y creación de nuevas tierras, la Dorsal Mesoatlántica juega un papel crucial en la configuración de los océanos y la formación de islas volcánicas, subrayando su importancia global en geografía y geología.
La cordillera más grande del mundo se extiende hasta la costa occidental de Estados Unidos. Foto: Lonely Planet
Un reciente estudio reveló indicios que sugieren la existencia de un nuevo continente. Esta teoría se apoya en la impresionante estructura de la Dorsal Mesoatlántica y sus dorsales secundarias, como la dorsal de Hawái, la dorsal del Pacífico y las dorsales de Kerguelen, que han contribuido a la formación de nueve islas. En la sección norte de la dorsal atlántica se localizan Islandia, San Pedro, las Azores y Jan Mayen, mientras que en la sección sur emergen Bouvet, Tristán da Cunha, Gough, Santa Elena y Ascensión. En el caso particular de Islandia, la cordillera la atraviesa, dividiéndola en dos mitades.
La investigación destaca la fractura de Romanche, que traza una línea imaginaria horizontal por el Ecuador. Este fenómeno geológico, junto con la coincidencia de los bordes del golfo de Guinea y la costa nororiental de Brasil, sugiere que África y América del Sur estuvieron unidas hace millones de años, formando parte de un posible nuevo continente.
Aunque la existencia de esta inmensa cadena volcánica, que supera en el doble de extensión a la cordillera de los Andes, se intuía desde el siglo XIX, no fue confirmada hasta el siglo XX tras diversas investigaciones. Estos hallazgos subrayan la importancia de la Dorsal Mesoatlántica en la comprensión de la dinámica terrestre y la evolución geológica, proporcionando nuevas perspectivas sobre la formación y fragmentación de los continentes.