La estampa de Pedro Castillo con su madre sollozando y la algarabía de sus simpatizantes alrededor, apenas conocidas las cifras que le anunciaban el triunfo de la primera vuelta electoral, ilustra la sorpresa de su éxito definido en la última semana. Un maestro de escuela rural, rondero y campesino ahora era favorito para llegar a la presidencia de la República.
“Hay que aprender de esto, nadie nace con la etiqueta de ser político, dirigente, autoridad, el camino se hace al andar y lo primero que tengo que hacer si los resultados se confirman… quiero agradecer enormemente a todos y cada uno de los maestros del Perú”, dijo entonces a la prensa, en medio del bullicio.
El énfasis que dio al referirse a sus colegas profesores nos remite a su génesis como figura en la escena política nacional. A mediados del 2017, Castillo apareció como líder de la huelga de maestros que se oponían a la Ley Magisterial, que establece evaluación a los docentes, y el poderío de Patria Roja en el SUTEP, su central sindical.
pedro castillo
Castillo se presentaba como presidente de las bases regionales y fue vinculado al Movadef, la agrupación que reivindica al terrorista Abimael Guzmán, por autoridades del Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
“Castillo presentó una lista (para ingresar a Palacio). Allí hay tres personas que son afiliados al Movadef”, adujo en ese tiempo quien era ministro de Educación, Marilú Martens.
Luego de esa movilización, Castillo intentó establecer un gremio de maestros nacional para quitar el dominio al Sutep.
En esas estaba cuando recibió la oferta de Perú Libre, el partido de Vladimir Cerrón, exgobernador de Junín y excandidato presidencial. Al tener una condena judicial por corrupción, Cerrón corría riesgo de ser excluido si postulaba. Entonces, le propusieron a Castillo liderar la plancha presidencial.
En las encuestas, Castillo aparecía con bajo respaldo aunque en ligero crecimiento. Esto se empieza a intensificar recién a fines de marzo e inicios de abril, que pasa de un 4.3% de intención de voto a un 6.6 %. En la semana de la elección, cuando no se podían publicar sondeos, todas las empresas de estudios de opinión detectaron mayor aumento en quienes lo apoyan.
Cumplía varios requisitos a su favor en una elección atípica, de mayor desencanto hacia los políticos: era una figura nueva en la política para la mayoría, maestro y de estrato popular.
Aunque en el 2002 postuló a la alcaldía del distrito de Anguía, en Cajamarca, con Perú Posible y que oficialmente estuvo inscrito en este partido hasta el 2017, pocos sabían de esto.
Pedro Castillo se alejó del escenario político en la mañana en Puña, Chota, Cajamarca. La República lo siguió hasta esa localidad. Foto: Aldair Mejia
Castillo empezó a ganar espacio en el centro y sur del país desde marzo, según los sondeos. Esto se explica por el arraigo de Perú Libre, agrupación que lidera Cerrón, que gobernó Junín varios periodos.
Además, recibió apoyó de las redes de Walter Aduviri en Puno y de Gregorio Santos en Cajamarca, que lo reforzaron.
De este modo, conquistó votos de espacios donde muchos antes tendían hacia Verónika Mendoza o Yonhy Lescano.
Keiko, en cambio, está en la escena política desde los noventa: ex primera dama, excongresista y lideresa del partido que controló un Congreso que terminó disuelto por sus choques con el Ejecutivo. Ha sido considerada la mujer más poderosa del Perú durante los gobiernos de Kuczynski y Martín Vizcarra, con quienes se enfrentó.
Con una campaña mejor preparada, Keiko solo apareció luego de las primeras cifras para instruir a sus personeros a poner especial empeño en su función en el conteo de votos en las mesas. Luego, con su esposo y su hija, fue a su local de campaña. Allí, dio un discurso en que dio guiños a Hernando de Soto con miras a buscar futuros respaldo para la segunda vuelta.
Ya el lunes se le vio en sus redes sociales con especial alegría, cuando ya se daba por hecho que competería con un candidato con tantos reparos por varios sectores como Castillo.
En Fuerza Popular, dicen que espera los resultados de la ONPE al 100% para pronunciarse. Solo habló con la prensa su hermana Sachi, quien la apoya.
Keiko estuvo bamboleante en los sondeos, a veces estancada, otras pareciendo subir o bajar. Sin embargo, sus competidores en el espacio de derecha, De Soto y Rafael López Aliaga, no dieron suficiente fuego para quitarle más respaldo de ese sector. Su apuesta fue especialmente el norte y Lima, zonas del país con gran electorado.
Castillo y Fujimori han pasado al balotaje por la fragmentación de las preferencias electorales, con bajos respaldos pero suficientes para superar a los demás candidatos, según coinciden diversos especialistas.
“Este es el voto de un país cansado, deprimido, frustrado y también harto. Es el resultado de cómo nos sentimos y cómo lo demostramos. El voto en el Perú es un incesante azote a los políticos y una búsqueda de aquel que sea visto como nuevo y que pueda abrir la luz o alguno que de su mano salga el látigo de la venganza o el castigo. La segunda vuelta entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, como todas, será polarizada”, dice el politólogo y sociólogo Fernando Tuesta, docente de la Universidad Católica del Perú (PUCP).
Pedro Castillo
La segunda vuelta es otra elección en que los candidatos y sus planteamientos vuelven a ser evaluados, incluso con variaciones. “Keiko tiene experiencia en campañas, pero aún hay mucho que ver, cómo van a posicionarse los dos. Dependerá mucho de cómo reaccionan sus campañas y estrategias, pero también las actitudes que desplieguen otros actores políticos y sociales. Ambos tienen problemas de credenciales democráticas y van a tener que convencer”, dice la politóloga Paula Muñoz.
Hernando de Soto ha dicho que evaluará la propuesta de Keiko, que le mandó un guiño con miras a cosechar apoyo.
Anoche, Verónika Mendoza ratificó que con el fujimorismo ni a la esquina. “Más del 70% nos ha dicho que no le cree a nadie. De allí la necesidad de escuchar. No se trata de endosar votos, sino identificar lo urgente”, dijo en RPP.
“El pueblo nos ha dicho que necesitamos un nuevo pacto social y una Asamblea Constituyente es propiciar eso. Escuchemos al pueblo que demanda cambios de fondo”, agregó.
Keiko Fujimori. Foto: John Reyes
Análisis por Paula Muñoz, politóloga (Universidad del Pacífico)
El resultado de la elección es producto de un gran desencanto ciudadano. Hemos tenido una oferta política muy fragmentada, mediocre, que no ha convencido, que no ha despertado pasiones.
Keiko Fujimori tiene un bastión de apoyo que se redujo, pero es firme. Por la división y dispersión de la derecha, fue apareciendo como alternativa viable. Se mantuvo más o menos constante y mejor posicionada para la recta final. A diferencia de los otros candidatos de derecha, es capaz de salir de Lima, algo básico para la elección nacional.
El crecimiento de Castillo de alguna manera es resultado de limitaciones de otras candidaturas de su espectro y de una campaña muy fluida. La elección lo agarró con el crecimiento en alta luego de que los electores estaban teniendo dificultades para encontrar un candidato, sobre todo los de sectores económicos más bajos y menos informados de política. Eso coincidió con esta ola de crecimiento, y no dio tiempo a que entrara la campaña negativa, que es lo que le pasó a Mendoza y a Lescano.
Castillo ha tenido la ventaja de contar con ciertas redes que lo han ayudado para hacer una campaña tradicional cara a cara con la gente, y eso a la gente le permite conectar mejor con el candidato. También ha tenido mucha transmisión radial en las zonas rurales.
Además, contó con el apoyo de dos redes sociales importantes, que han sido el magisterio y la organización rondera, que se conectan y funcionan como una suerte de correa de transmisión.
Si bien Castillo es un personaje relativamente nuevo en la política, está en la vida sindical del magisterio y de los ronderos hace tiempo, donde están acostumbrados a la exposición, a la confrontación y a la negociación.
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