Abogada. Activista y líder del movimiento Ni Una Menos. Ganadora del Premio Internacional a las Mujeres de Coraje 2017 otorgado por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Reconocida por la revista Time como uno de los personajes más influyentes del 2017.,Las cámaras bombardean el rostro de Arlette Contreras Bautista. Está llorando. "No me da vergüenza", dice. Hace unos segundos hablaba de la felicidad, de su lucha contra la violencia a la mujer, de sus hermanas menores, de las hijas y nietas que espera tener, y de los riesgos que corren si la sociedad no cambia. Luego, cuando deja de llorar, alza la voz. El último jueves, la abogada se presentó en el local de la ONG Flora Tristán para reiterar un pedido: que la Corte Suprema de Justicia traslade su caso de Huamanga a un juzgado de Lima. Su juicio contra Adriano Pozo, quien en julio del 2015 la agredió brutalmente en Ayacucho, sigue abierto. Pero en esa región -afirma- no tiene garantías, no se sigue el debido proceso y su vida peligra. Hace unas semanas, Arlette recibió el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje 2017 de manos de la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump; y el reconocimiento de la revista Time como uno de los 100 personajes más influyentes del mundo. Ahora, habla con Domingo. ¿A quién tengo al frente? (Piensa) A Arlette Contreras. Y, ¿quién es Arlette Contreras después de la marcha Ni Una Menos, después de un cobarde ataque en julio del 2015? Es la Arlette de siempre. Es una Arlette fuerte, una mujer con ganas de seguir adelante, con mucha fortaleza para seguir a pesar de las dificultades. Una mujer que no se rinde ante la injusticias. Y la Arlette del 11 de julio del 2015 (un día antes del ataque), ¿ya era una activista por los derechos de la mujer? ¿Estabas comprometida como ahora? No a esa escala. Pero sí era consciente y estaba en contra de todo tipo de violencia. Después de lo que pasó tengo mayor conciencia para luchar contra eso, para seguir adelante, para demostrarle a las mujeres que sí podemos lograr un cambio en la sociedad, y para hacer notar esta realidad. Creo que ya se ha visibilizado el problema. Y eso es muy importante. Ya sabemos que existe violencia de todo tipo y de todos los días. Es lamentable. ¿Qué ha cambiado en tu vida en estos dos últimos años? En realidad han cambiado muchas cosas. No estoy en mi ciudad de origen, no estoy acompañada de mi familia, no estoy con mis amigos... Recuerdo que el día que dictaron la sentencia (en primera instancia), y absolvieron a Adriano Pozo, decías que temías por tu seguridad. Ahora, ¿tienes miedo? ¿Por qué crees que salí de Ayacucho a Lima? Lo dijiste en aquel momento. Pero, ¿ahora tienes miedo? Me siento mucho más segura aquí. Pero no completamente. Yo no puedo saber lo que pasará mañana, más tarde. Ellos pueden saber mi ubicacion, mis datos, no puedo estar totalmente segura. Si me preguntas si tengo miedo en estos momentos, no lo tengo. Eres joven, tienes 26 años, eres abogada. Acabaste el 2014. ¿Pudiste ejercer tu profesión? Los hechos ocurrieron el 2015. Y yo me colegié a fines del 2014. El 2015 era una abogada joven dispuesta a trabajar y a seguir mi vida como la gran mayoría de personas, pero en seguida se suscitó esto. Entonces, puedo decir que este es mi primer y más grande caso. Se trata de ganar, de demostrar que sí puedo obtener justicia a pesar de todas las dificultades. Aunque también me ha servido para decepcionarme de la pésima administración de justicia en el Perú. Me he decepcionado en todos los ámbitos. Estamos en un país donde la víctima puede ser la culpable. He visto a un Poder Judicial misógino, indiferente al dolor de las mujeres, corrupto, que se mueve a través de influencias. Un pésimo departamento de medicina legal. Pero a pesar de eso, estoy haciéndole frente. Estoy aquí y sigo luchando. Yo me inspiro en mis ideales. En los motivos por los que quise estudiar Derecho. ¿Cuáles eran? ¿Qué creías? Yo creía que el mundo era diferente, pensaba que todo funcionaba como nos enseñan en la universidad. Pero me di cuenta de que el sistema no funciona, que es uno fallido. Entonces, necesitamos reformarlo, necesitamos gente capaz de atender estos casos. Cuando las mujeres decidimos no callar, demostramos gran fortaleza. Pero eso no se valora. El testimonio de la víctima es muy importante. Lamentablemente, en el Perú, se responsabiliza a las mujeres. Traslademos nuestros ojos a los agresores, a los violadores. Si a eso le sumamos que en julio pasado absolvieron a Pozo, aunque luego decidieron anular la sentencia; y en febrero rechazaron su prisión preventiva, ¿aún confías en el sistema judicial? En realidad, yo no confío en la justicia peruana. Pero sí estoy luchando para exigirles a estas personas que cumplan con sus funciones. Me siento muy decepcionada de los jueces que han visto mi caso, y con los que me he topado. Me siento burlada, así como muchas mujeres (...). Necesitamos reformas, cambios en la sociedad. Necesitamos la atención hasta de nuestro Presidente que no he visto que se pronuncie respecto al tema. Vivimos una situación de emergencia. ¿Y no crees que con estos reconocimientos, el de Mujeres de Coraje y el de personaje influyente del 2017, puedas darle mayor fuerza a estos pedidos ante al Poder Judicial y el Gobierno? ¿Tienes algo concreto en mente? Ahora estoy enfocada a mi proceso porque si no he ganado esto, no he ganado absolutamente nada. Es muy importante para mí. Pero tengo proyecciones de seguir trabajando con mujeres. Hay distintas organizaciones, como la ONG Flora Tristán, que apoyan a las mujeres y me sumo a esta lista. Se trata de armar una cadena para fortalecernos unas a otras. En este momento no te puedo compartir mis proyectos. Estás armando una ONG, una fundación... Estoy en algo parecido. Pero no te lo puedo compartir hasta el momento que tenga algo tangible. Tengo entendido que has buscado apoyo de entidades estadounidenses para crear una fundación y brindar refugio a mujeres, y ayuda psicológica. Sí, para atender todas las necesidades de una mujer porque yo lo he vivido en carne propia. Y sé lo que ellas necesitan. Se demoraron dos meses en darte una cita para el psicólogo, siendo el tuyo un caso mediático. Sí, es lamentable. Eso es lo que sucede en nuestro país. Estamos colapsando. Las medidas que vienen del Estado no funcionan como deberían. Necesitamos gente comprometida. Ahora, crear una ONG o una fundación vinculada a este tema, implica que tu caso siempre esté ahí, contigo. No te permitiría un "borrón y cuenta nueva". Yo nunca podré hacer un borrón y cuenta nueva. Yo estoy condenada. Soy muy consciente de eso. Me di cuenta hace mucho tiempo y cada cierto día lo recuerdo. En realidad, yo voy a vivir con todo lo que me ha pasado, con esos recuerdos. No voy a poder borrar de mi mente lo que he sufrido y sigo sufriendo. No puedo negarme eso a mí misma. Esto es parte de mi vida. Lo único que sé es que tengo que seguir adelante. Hace poco me comentabas lo cansado que resulta hablar de tu caso. ¿Crees que existe una sobreexposición tuya, por parte de los medios, como 'la víctima'? Los medios tiene una labor muy importante. Pero no están entendiendo cómo, o con qué delicadeza, deberían tratar estos casos. Los medios suelen revictimizar a las personas. Todos los titulares que vemos: "Víctima...", cosas así. Por ejemplo, vi una última publicacion que decía: "Peruana que fue agredida por su exnovio...". O sea, yo no me limito a ser una ‘peruana golpeada’. No. Eso ya quedó en el pasado. Yo soy una persona, una mujer, tengo un nombre, soy Arlette Contreras. Soy abogada. Soy una persona que lucha por los derechos de las mujeres y que me hice activista a raíz de mi caso, experimentando situaciones que no funcionan en el país. Soy una mujer que ha tenido reconocimientos porque no se ha rendido. Y ese es el mensaje que quiero darle a las mujeres: Que no se rindan, que sigan adelante. No quieres que se refieran a ti como la víctima, la agredida. Todas las mujeres somos más que eso. Un hecho de esa naturaleza no determina quiénes somos en realidad. Somos personas, tenemos metas, sueños, tantas ganas de vivir. Y nuestra vida o nuestro nombre no se reduce a llamarnos "la víctima de tal" o "la mujer esto". Todas merecemos más consideracion y respeto. A fines de marzo, en la ceremonia a la que asististe en EE.UU., Melania Trump dijo que "la era de la brutalidad contra las mujeres se ha acabado”. ¿Crees eso? Creo que se ha despertado la consciencia y estamos encaminados a ello. La era de la brutalidad contra las mujeres se está acabando porque se ha visibilizado el problema. Ahora tenemos mujeres dispuestas a salir a las calles y luchar (...) Estamos viviendo un punto de partida que originará a un gran cambio. Pero tenemos que trabajar en conjunto, si no no lograremos nada. ¿Sientes que eres el rostro del movimiento Ni una Menos? Todo empezó por una marcha que se iba a llamar Todos somos Cindy, fijada para el 13 de agosto y convocada por el colectivo Chola Contravisual. Pero esta marcha comenzó a tener más acogida e impacto. Más mujeres expusieron sus casos. Entonces se transformó en Ni Una Menos. Como movimiento, generó la histórica marcha y reunió a otras sobrevivientes de la violencia. Yo soy una mujer como otras, no estoy acostumbrada a los medios. Me cuesta hablar del tema porque no es mentira, no es show, yo no me beneficio, no vendo mi historia. Soy una mujer que lucha por obtener justicia en su país. ¿Crees que la obtendrás? La voy a obtener. ¿Cuándo? Eso no lo sé. Pero la voy a obtener. A ver si es posible lograrlo siendo una mujer que no tiene todos los recursos. Tengo la profesión, soy abogada, y puedo elaborar mis escritos, dirigir mi caso (es muy agobiante) y eso me ayuda en el proceso. Pero, cuántas mujeres tienen esa posibilidad... ¿Cuándo dejaremos de ser un país de sobrevivientes? (Piensa) En realidad, el día en que los humanos dejemos de hacernos daño. Y en el Perú nos hacemos mucho daño. Sí, el Perú es un país muy agresivo, muy violento, insatisfecho. Somos personas que nos centramos en nosotros mismos y no pensamos en los demás (...). Yo, a pesar de mi predisposición para hablar y de sacrificar un poco mi estabilidad emocional, estoy logrando la atención sobre este tema (...). No todos tienen las agallas de ir en contra de un sistema. Yo soy abogada, imagínate, ya estoy completamente —se podría decir— "tachada" para trabajar en el Ministerio Público, en el Poder Judicial, aunque en realidad no es lo que quiero, no me gustaría ser parte de eso. ¿Nunca lo quisiste? Cuando me decepcioné no lo quise más. Veo a colegas muy corruptos. En este país, la justicia se compra y se vende. Pero bueno, hay que tratar de ser diferente. Aunque te digan feminista, amargada, radical. Sí, a mí me dicen todo eso. Hasta que me victimizo, que lucro, lo cual no es cierto y no importa mucho quién lo diga.La lucha de todas las mujeres en contra de la violencia es para todas, ¿no? Hasta para aquellas que opinan en nuestra contra. Por sus hijas, por todos.