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Domingo

Karina Milei, la primera dama

Su hermano Javier Milei, presidente de Argentina, le dice “El Jefe” y la ha nombrado Secretaria de la Presidencia. Ella fue artífice de su carrera política, es su principal consejera y hoy comparte el poder con él.

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Muchos coinciden en que fue el cerebro gris del ascenso de su hermano, pero paradójicamente no da entrevistas, no se sabe mucho de su vida personal. Foto: archivo LR

El día que Javier Milei se dirigió a la Casa Rosada en un auto descapotable para asumir la presidencia de Argentina, a su lado estaba su hermana Karina Milei, asumiendo el papel no oficial de Primera Dama. Fue clave en la campaña y en la carrera política de su hermano y es, como se decía en el pasado, “el poder detrás del trono”. El hoy presidente confía ciegamente en ella y en sus consejos. “Sin ella nada de esto hubiera sido posible”, dijo al ganar la elección.

Por esa razón firmó un decreto modificando la prohibición de nombrar a familiares directos en puestos del Estado y le dio el cargo de secretaria general de la Presidencia, un puesto clave para controlar quién puede acceder a él, además de tenerla cerca en todo momento. Ambos son muy unidos desde chicos y Javier le consulta incluso el ‘look’ que debe tener según la ocasión. El día que le tomó juramento se emocionó hasta las lágrimas.

Karina Milei es licenciada en Relaciones Públicas y antes de convertirse en el alma de la campaña de su hermano había intentado algunos negocios. Son hijos de un conductor de autobús y un ama de casa. Crecieron en el barrio de Villa Devoto, en Buenos Aires, y fueron a una escuela católica. Ambos son solteros, sin hijos.

Se sabe que cuando eran chicos, Javier fue blanco de violencia física y sicológica de parte de su padre durante años, ante la pasividad de su madre. El joven Milei dejó de hablarles durante años. Quien lo defendió, lo consoló y lo ayudó con sus heridas emocionales fue Karina, siempre. Lo apoyó incluso cuando fue arquero de los juveniles de Chacarita Juniors, aunque no llegó a debutar en Primera. Desde esas épocas a él ya le decían “El Loco”.

Curiosamente Milei le dice “El Jefe”, así, en masculino. También ha contado que, como en el Viejo Testamento, ellos son como los hermanos Aaron y Moisés, donde Karina sería Moisés y él Aaron, el divulgador de una fe liberal. La admiración que le tiene es tanta que, según cita el diario El País, en una reunión con unos rabinos donde hablaban del Mesías, él hizo una broma sorprendente: “Lo que pasa es que el Mesías es mi hermana, ya llegó”, dijo.

Karina, de 51 años, es dos años menor que Javier, pero el círculo más íntimo de la Libertad Avanza coincide en que ha sido el cerebro de la meteórica carrera política de Milei. Ella estuvo detrás justamente de esos eventos en los que su hermano se presentaba como “El León”, despeinado y con pinta de rockstar, y fustigaba a “la casta política” con frases incendiarias y epítetos subidos de tono.

Según Juan Luis González, periodista y autor del libro “El Loco, la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina”, ella está detrás de la mayoría de las decisiones que toma el presidente y monopoliza asuntos que en cualquier otro partido estarían en manos de siete u ocho personas. “Ella ve la agenda, las alianzas, con qué periodista habla Milei y con quién no, quién entra al búnker, quién accede a la intimidad de Javier Milei y quién no, Tiene la palabra final”, le dijo a BBC Mundo.

Hasta hace unos cuatro años, además de sus negocios, Karina Milei no había hecho política. Ahora es la persona con quien tiene que hablar aquel que quiera acercarse a su hermano. Muchos coinciden en que fue el cerebro gris del ascenso de su hermano, pero paradójicamente no ha dado entrevistas, no se sabe mucho de su vida personal y, aunque su presencia ha sido notoria en La Libertad Avanza, siempre ha mantenido un perfil bajo. Hoy es la primera dama del gobierno de su hermano. Quizá ella también merece un libro que la explique.