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Domingo

Bruno Pinasco: "Disfruté mucho el proceso de escribir porque no había límites"

El conductor de TV ha escrito Tea shop, un libro que le permite juntar su amor por el té con sus otras pasiones: el cine y la música. “Solo quise dar vida a los personajes que habitaban en mi cabeza y que tienen mucho por decir”, cuenta.

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Bruno posa en Vallejo Librería Café, Camino Real 1119, San Isidro. Foto: John Reyes/La República

Bruno Pinasco bebe unas seis tazas de té al día. No lo hace para despabilarse o incrementar su energía. Todo lo contrario. Esa hierba lo invita a dejar de lado su trabajo por un momento de disfrute. Y su momento favorito para tomar la infusión es entre las 5:00 p.m. y las 7:00 p.m., donde suele tener más tiempo para alistar su bandeja de plata, una linda taza de porcelana y algún postre; mientras se relaja viendo algo en YouTube. Todo eso es parte de un ritual diario, ya sea solo o acompañado.

El hijo de ‘Rulito’ Pinasco no se ha puesto a pensar si los casi dos litros de té que consume podrían significar algún tipo de adicción. Lo único que sabe es que no siente esa necesidad de prepararlo para empezar su día con el pie derecho. Algo distinto le pasa a su padre Luis Ángel, su madre Bárbara y su hermano Aldo, quienes no pueden iniciar sus actividades sin su respectiva taza de café, bebida que nunca logró seducir al presentador de televisión.

Su gusto por el té nació gracias a la pantalla. Allí vio cómo el capitán Jean-Luc Picard, de Star Trek, encontraba consuelo en una infusión, pese a los desafíos de comandar la veloz Enterprise. Incluso, en la vida real llegó a compartir una taza de té negro con el actor británico Patrick Stewart, quien ha interpretado a Picard desde 1987.

Su amor por esa infusión se acentuó durante sus viajes, sobre todo en Londres y Tokio, donde descubrió que el té es más que una bebida. Supo que ha sido causante de guerras, de operaciones de espionaje y hasta de rebeliones.

Estos descubrimientos alrededor del té hicieron que una nueva fascinación se despertara en Bruno Pinasco: el coleccionismo. Ahora posee diversos estilos de tazas y muchas teteras, incluso una del siglo XIX que consiguió en un viaje. Todo ese aprendizaje le hizo concebir una historia que sucede en una tienda de té. Al inicio iba a ser un cortometraje, pero al final se convirtió en su boleto para que ingrese al mundo de las letras.

El lector

Bruno creció rodeado de libros en su casa de Monterrico. Su padre, ‘Rulito’ Pinasco, conservaba una nutrida biblioteca con títulos variados. Sin embargo, él no disfrutaba de la lectura en su etapa escolar porque sentía que lo obligaban a leer por una calificación. Recién pudo experimentar esa sensación de disfrute cuando se compró Harry Potter y la piedra filosofal. Recuerda que leyó seis capítulos sin parar.

Agatha Christie y Julio Verne también fi guran entre sus autores favoritos, pero quien realmente se ha convertido en un referente para él es el británico Julian Fellowes. Además de escritor, es productor, guionista y showrunner. “Me gusta mucho porque combina bastantes cosas que me apasionan a mí también”.

A sus 48 años, Pinasco evita perder tiempo dando segundas oportunidades a libros que no lo engancharon a la primera. También le ha pasado con las películas y las series. Lo que pocos saben es que el conductor de televisión es bien tradicional. Prefi ere leer las obras en físico y no a través de una pantalla. “El papel tiene un encanto maravilloso. Obviamente, para viajar es mucho más cómodo el iPad, pero la cantidad de horas que te da el papel no te la da la pantalla, que te termina cansando los ojos y no permite un disfrute prolongado”.

Bruno respira papel y ama lo clásico, pero reconoce que algunos directores supieron trasladar la magia del papel a la pantalla y que así se potenciaron aún más en su versión fílmica, como ‘Heartstopper’. “Cuando vi la primera temporada de la serie, me compré el primer libro y me pareció extremadamente simple. Yo decía: ‘quiero un poco más’. Sin embargo, la serie capta todo y lo potencia de una manera que me gusta más la versión audiovisual que los libros”.

El escritor

Antes de publicar Tea shop, Bruno Pinasco anhelaba aterrizar la historia de sus personajes, Grey y Eliot, en un cortometraje. Ya tenía clara la trama y cómo iba a lucir la locación. Por eso se reunió con Bruno Ascenzo para proponerle trabajar juntos en el proyecto. Le pasó la sinopsis y el diseño de los personajes, sin imaginar que el director le recomendaría convertirlo en un texto. “Me dijo que tenía todo para ser un bonito libro y que me tire a la piscina. Él me dio el primer impulso”.

. Portada de Tea Shop. Foto: Difusión

Pinasco no sufrió mucho al plasmar su historia en papel porque los personajes estaban clarísimos en su diseño y en su dinámica. Lo complicado fue enfrentarse a la primera hoja en blanco y agarrar el ritmo de la historia, hasta que finalmente fluyó.

“Disfruté mucho el proceso de escribir porque no había límites, solo era mi imaginación y lo que quería contar. Me desempolvé y me quité de la cabeza la idea de alucinarme el Vargas Llosa o el Shakespeare y querer ser el revolucionario de la literatura y hacer el libro más transgresor, polémico y complejo del mundo”.

Desde un inicio, el conductor de ‘Cinescape’ sabía que iba a escribir una historia simple, positiva y bonita; y de esa manera alejarse del drama innecesario que prima en miles de obras, sin que eso signifique que Tea shop sea considerada infantil o irreal. También dejó de lado la idea de querer crear una obra maestra y se sentó con mucha humildad y con mucho disfrute para terminar su primer libro. Así como cuando se sirve una taza de té.