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Domingo

Historia de una superviviente

La montañista, que en 2016 se convirtió en la primera peruana que llegó a la cima del Everest, presenta El abrazo de la montaña, un libro que nos lleva por los oscuros episodios de abuso sexual que vivió de niña, así como por los caminos luminosos de su sanación espiritual.

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"Encontrarme con los Himalayas fue ¡wow! Fue la primera vez que sentí seguridad. Las montañas me abrazaron”. Foto: John Reyes

"Hay que manifestar…”, dice Silvia Vásquez-Lavado (48) mientras abre la galería de imágenes de su celular y muestra una curiosidad.
Es el dibujo de un libro pintado con plumones, en cuya tapa se lee La montaña interior y está firmado con su nombre junto al sello de best seller. El dibujo es del 2018. Ese año, Silvia se había propuesto escribir un libro en el que contaría su experiencia como montañista. Hacía poco le habían detectado un tumor en el cerebelo, uno benigno del tamaño de una aceituna. “Una bomba de tiempo, al fi y al cabo”, dice. Así es que Silvia visualizó su sueño de escribir su primer libro haciendo ese dibujo.

“Hay que manifestar”, repite, refiriéndose a que los deseos se pueden cumplir si nos lo proponemos realmente. “Cuando te pones
una meta que viene del corazón para ayudar, inspirar y estar al servicio, Dios o el universo conspiran a tu favor”, comenta.

Cuatro años después, en 2022, la montañista, que vive desde hace décadas en San Francisco, Estados Unidos, tenía en sus manos In the shadow of the mountain, su libro de memorias en el que no sólo narra su ingreso al mundo del senderismo y cómo llegó a cumplir el titánico reto de escalar las siete cumbres más altas del mundo; sino también ventila el abuso sexual que vivió de niña, su compleja relación con sus padres, la aceptación de su homosexualidad y la espiral autodestructiva en la que cayó a causa del alcoholismo. El libro vio la luz tras múltiples rechazos: “La primera editorial donde presenté el manuscrito lo rechazó por falta de seguidores en redes sociales, solo tenía 800 gatos en mi Instagram en ese entonces”, dice.

Esta semana, aquel libro cuya primera versión fue escrita en inglés, que se convirtió en un best seller y fue traducido a más de diez idiomas, ha sido presentado en su versión en español en Perú, y se titula El abrazo de la montaña (Planeta). Silvia, que estudió administración y se hizo una carrera en Silicon Valley como ejecutiva en eBay y PayPal, estaba ansiosa por publicarlo en su lengua natal.

“Quería escribir el libro que a mí me hubiera gustado leer en mis momentos más bajos, un libro para que alguien al verlo diga: ‘Mira, esto también lo ha vivido ella’. La historia no maquilla ni esconde detalles dolorosos”, dice Silvia, quien anunció, además, que su historia será llevada al cine y la cantante Selena Gomez la encarnará en una película o serie de streaming. “Para mí todo esto es nuevo, estoy viviendo un sueño, yo sólo quería ir a la montaña, soy tímida, mi niña interior no se lo puede creer”.

Muchos lo recordarán: en 2016, Silvia se convirtió en la primera peruana en llegar a la cima del Everest, en la frontera de China y Nepal (Asia), considerada la montaña más alta del planeta, que irrumpe en el cielo cerca a los 9 mil metros de altitud. Los últimos nueve años de su vida, Silvia los había entregado al montañismo, y fue el Macizo Vinson, en la Antártica, la última cumbre que trepó antes de encontrarse con Chomolungma o “madre del universo”, que es como conocen al Everest en el Tíbet. Conmovedora es la foto que se tomó arriba, en medio de un paisaje glacial, sosteniendo su imagen de niña y la de su madre.

Sanar con la montaña

Silvia cuenta que no llegó hasta la cima del Everest para ganar fama y gloria, ella buscaba su sanación espiritual: “Encontrarme con los Himalayas fue ¡Wow! Fue la primera vez que sentí seguridad. En lugar de asustarme, las montañas me abrazaron, me hicieron sentir bienvenida. Fue como si hablaran y me dijeran: ‘Estamos aquí para protegerte’”. Todo este proceso de preparación y subida hasta la cumbre lo narra en su libro.

Además, nos muestra su vulnerabilidad y nos lleva de la mano por los pasajes más oscuros de su vida: cuando fue abusada desde los 7 años por un empleado doméstico de la familia; cuando su padre, un hombre rígido y severo, la violentaba a ella y a su madre; cuando, prácticamente, tuvo que huir de Lima para hacer una nueva vida en Estados Unidos tras confesar que había sido abusada; cuando pasó un fin de semana en la cárcel tras chocar su auto contra un bus por conducir en estado de ebriedad.

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“Vivía huyendo de mí misma e ignorando el problema. Mi mamá siempre decía ‘borrón y cuenta nueva’, ‘no se llora sobre la leche de-
rramada’, ‘no se mira al pasado’. Seguí su mal ejemplo […] Para mí este libro fue la oportunidad de contarlo todo de manera honesta, abierta, a calzón quitado”, dice la montañista que, en 2015, fue incluida en la lista Heroes of the 500 de la revista Fortune.

Silvia también nos narra en su libro sus momentos más luminosos: cuando, tras una sesión de ayahuasca, su niña interior le dice
que tiene que ir a las montañas, y así empieza a subirlas desde el 2005, actividad que avivó su resiliencia y fuerza interior; o cuando, nueve años después, subió con un grupo de chicas sobrevivientes de violencia sexual al campo base del Everest para compartir la experiencia sanadora de la naturaleza, y así nació su fundación Courageous Girls, que hoy promueve el montañismo para chicas en Nepal y, en Perú realiza actividades con jóvenes de Cajamarca.

Y hay otro mensaje que Silvia nos deja en sus memorias y nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza. Dice ella que no conquista montañas: “Conquistar es una palabra que se usa mucho en montañismo, pero no estamos aquí para conquistar sino para cuidar y, en acto recíproco, la montaña, la naturaleza, nos sanará. Cuando conquistamos estamos imponiendo y destruyendo, y eso es tan masculino, pero la vida no es un acto individual, es colectivo, es igualdad, es paridad”.

Dijimos que la primera versión del libro de Silvia fue publicado en inglés, pues traducirlo al español fue otro reto para ella. Fue duro volver a recordar sus traumas, lo hizo acompañada de su terapeuta, que fue como su copiloto: “Más que llegar a la sociedad de Estados Unidos, yo quería traer mis memorias aquí, porque los peruanos somos muy de no sacar los trapitos al aire, y tenemos que romper con eso”.

Así como algunos creen en milagros, Silvia insiste en el poder de la manifestación, y ya visualizó su próximo sueño: un colegio de
educación bilingüe para chicas en la periferia de Lima. “Así como Oprah [la estrella del talk show gringo], yo tengo mi tablerito de visiones. Oprah también fue abusada de niña, tenemos una historia similar”, dice.