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Domingo

Las luchas de Soledad Mujica

Es la exfuncionaria más calificada en artesanías y en el reconocimiento mundial de nuestro patrimonio cultural. Su reciente destitución, dispuesta por el Ministerio de Cultura, es inexplicable.

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Más de treinta años al servicio del país desde sus programas en canal 7 hasta su trabajo en el Mincul. Foto: John Reyes

Soledad Mujica ya tenía listo el expediente para postular ante la Unesco al clarín cajamarquino como patrimonio cultural de la humanidad, cuando recibió la notificación de que tenía que dejar su cargo en el Ministerio de Cultura porque no cumplía con las nuevas “normas técnicas” que manda la burocracia local.

Y es que, para el gobierno de Pedro Castillo, de nada sirvió que Mujica haya gestionado con éxito la denominación de patrimonio cultural de la humanidad del peregrinaje al Señor de Qoyllu Rit’i, del arte textil de Taquile, la fiesta de la Virgen de la Candelaria, la renovación del puente colgante de Q’eswachaka y otras siete manifestaciones culturales del Perú.

“Estos reconocimientos hubieran sido imposibles sin el conocimiento y liderazgo de esta funcionaria pública, que en sus resultados ha demostrado ser, incuestionablemente, la persona más calificada que existe en el país”, sostiene Diana Álvarez Calderón, exministra de Cultura.

Por su parte, Luis Jaime Castillo, también extitular del Mincul, dice que “las naciones ricas gastan hasta 20 millones de dólares en el pago de consultores y expertos internacionales para realizar estas gestiones ante la Unesco. Soledad Mujica logró el reconocimiento de once expresiones de nuestro patrimonio con un presupuesto mínimo, ahorrándole al país millones de dólares”.

Mujica es autodidacta, pero se considera comunicadora por naturaleza, desde los años 80, cuando trabajó como productora del programa Corazón Serrano, dedicado a los grandes interpretes de música peruana, y del inolvidable Perú, Tradición y Realidad, el primer espacio (siempre en canal 7) que difundió las fiestas costumbristas de todo el Perú

Sin embargo, Mujica es ahora más conocida por las ferias Ruraq Maki (Hecho a Mano), que desde julio del 2007 sirvieron para incorporar a cientos de artesanos en el circuito comercial. Y todo con un presupuesto mínimo, en comparación a otras instancias del Ejecutivo.

“A mi tierra nunca llegan los turistas, pero gracias a la señora Soledad pudimos organizarnos como asociación de artesanos y participar en el Ruraq Maki. También tenemos una página web para vender nuestros productos y nos hicieron un documental”, cuenta Shirley Casachagua, del gremio de artesanos de Santo Domingo de los Olleros. Lo mismo repiten artesanos de todo el Perú que la semana pasada participaron en un plantón frente al local del Mincul (en Lima y Cusco) en protesta por la destitución de Mujica.

Junto con la presentación del expediente para el clarín cajamarquino, Mujica dejó avanzada las gestiones para el reconocimiento mundial del cebiche y de la danza Sarawja, de las sierras de Moquegua.

Álvarez Calderón y Castillo recuerdan que el 2014 viajaron con Soledad Mujica a París, sede de la Unesco, a pelear por la declaración de la fiesta de la Virgen de Candelaria. “Todo Puno estaba en vilo. El proceso de nominación había demorado años. Hasta el obispo de Puno estaba con nosotros para asegurar que la intervención divina. Pero fue Soledad, su tesón y tozudez, su inquebrantable ánimo y amor por lo que es verdaderamente el alma de nuestro país, lo que al fin consiguió remontar los obstáculos y conseguirnos este increíble reconocimiento”.

Mujica no descansa. Tampoco se desanima. Sueña con gestionar el uso patrimonial de los quipus de Tupicocha (Huarochirí) y su célebre Huayrona. Así como el repaje del Templo de Marcapata, en Cusco. También con la instalación de un Centro de Investigación de la Danza en Puno.

“No faltan trincheras desde donde podamos trabajar por el Perú”, afirma.