Sintió pánico. Hace unas semanas, Karla Suárez fue invitada por una marca de ropa interior a modelar en una sesión fotos. La maquilladora de 34 años, mamá de una niña de ocho, nunca había descubierto su cuerpo frente a otras personas, salvo su esposo. Karla tiene vitíligo, una condición congénita que a los cuatro años le provocó despigmentación de ciertas áreas de la piel. De pronto le aparecieron manchas blanquecinas en piernas, brazos, abdomen y rostro. Creció tapándose, usando polos de mangas largas y pantalones en verano.
Vivía oculta, solo en invierno se sentía cómoda: “La mitad de mi vida me la pasaba triste, tapándome, me había convencido de que el sol era mi enemigo. Prefería no mostrarme para no generar preguntas y un momento incómodo”.
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Así vivió Karla hasta hace poco, cuando decidió “destaparse” en sus redes sociales y subir fotos de su cuerpo en Instagram hablando de su vitíligo y los complejos que le generó. Ganó confianza y seguidores, pero una cosa era tomarse selfies en la privacidad de su habitación, y otra era posar en calzón y sostén en una sesión de fotos profesional. El día que se dirigió a la sesión de fotos, Karla cuenta que sintió que quería vomitar de los nervios en el taxi: “¿Qué pensará la gente de mí? ¿Estará bien lo que estoy haciendo?”, se preguntaba. Sería la primera vez que su cuerpo, al que estaba aprendiendo a aceptar y amar tal y como era, sería expuesto ante miradas extrañas.
Karla es una de las ocho modelos que la marca peruana Sicurezza (seguridad en italiano) convocó para la campaña de lanzamiento del Premiun bikini 4-all, una trusa que no tiene talla y que está hecha para todos los cuerpos. Confiesa que cuando llegó al estudio y conoció a las otras modelos su pudor se esfumó.
Posó al lado de María Belén Romaní, mujer con síndrome de Down; de Guiliana Póveda, mujer de talla baja; de Nelson Conte, una tiktoker de talla grande; de Indyra Oropeza, sobreviviente de cáncer; de María Gracia Ku, mujer transgénero; de Adriana Kouri, mamá de un niño autista; de Alice Multinu, mujer embarazada. Eran mujeres reales como ella, que también crecieron con inseguridades y que en algún momento de sus vidas se cuestionaron sus cuerpos, Karla se sintió acompañada.
Sicurezza ha apostado por promocionar sus prendas con mujeres que rompen con los cánones tradicionales de belleza, sus modelos no son mujeres altas, delgadas y blancas, el ideal aspiracional que la publicidad nos metió por los ojos desde hace décadas. “Nuestra filosofía es ser inclusivas y hablarles a todas las mujeres, a las de diferentes edades, pesos, tamaños y razas. No lo hacemos por una moda, lo hacemos desde que se creó la marca hace siete años”, dice Fiorella Quispe, analista de estrategia de marca.
Esta tienda de ropa interior se ha sumado al Positive Body, un movimiento que desafía los ideales inalcanzables de belleza y promueve la representación de mujeres de cuerpos diversos.
“Las redes sociales les dieron cabida a mujeres que no se sentían representadas y que, junto a sus seguidores, alzaron su voz de reclamo”, dice Sandra Zarak, experta en estrategia de marca.
Gracias a las influencers, que empezaron a impulsar el amor propio y el respeto a cualquier tipo de cuerpo, junto al feminismo, que comenzó a cuestionar los estereotipos de género, multinacionales como Adidas, Nike, Toms, It Cosmetics cambiaron el chip y hoy representan a mujeres reales en su publicidad.
“Empresas de diversos rubros comenzaron a escuchar a sus clientes, a darse cuenta de los efectos negativos y el disgusto hacia sus marcas y, claro, esto impactaba directamente en los indicadores de venta y reputación”, agrega Zarak.
La revolución del Body Positive ha sido tal que la marca de lencería Victoria Secret tuvo que decirles adiós a sus ángeles, esas mujeres de cuerpos de otro planeta, para introducir a mujeres reales en su publicidad.
“Estamos rompiendo con lo que la sociedad dicta que es un cuerpo aceptado”, dice Natalia Cuestas, directora de creativa de Sicurezza.
“Pasa que yo no me identifico con lo que veo en un comercial, busco a una persona que se vea igual a mí, con los mismos rollitos y las marcas”, comenta sobre el espíritu de la campaña de la marca.
Por esa misma línea va el negocio de Andrea Torres, fundadora de Uneven (desigual en inglés), una pequeña marca de ropa íntima que comenzó a operar en 2020: “Queremos promover la aceptación y celebrar nuestras diferencias, queremos liberar a las mujeres de los tabúes y estereotipos”. La marca tiene más de 27 mil seguidores en Instagram y ha formado una comunidad a la que, además de ofrecer sus prendas, motiva con mensajes de empoderamiento.
Sus seguidoras opinan sobre lo agresivo que es escuchar hablar a los otros de nuestros cuerpos y peso sin haberlo pedido: “Siempre nos están buscando imperfecciones, y hay que recordar que nuestro cuerpo es el que nos permite levantarnos por la mañana, correr, hacer ejercicio, hay que estar agradecidas y no solo pensar en que debe verse de tal forma”, dice Torres.
“En el Perú recién estamos empezando a cambiar paradigmas y estereotipos de belleza, pero aún nos falta. Seguimos viendo perfiles aspiracionales en la publicidad de consumo masivo”, agrega Zarak.
Karla Suárez confiesa que cuando empezó a ser activa en redes, hablando de su condición y promoviendo el amor propio, se comunicó con marcas nacionales buscando ser modelo (su sueño desde niña): “Me dijeron que acá la gente no estaba preparada para ver cuerpos y pieles diferentes, que aquí estamos acostumbrados a ver lo que viene de fuera”.
Todas las entrevistadas coinciden en el efecto positivo que genera en la autoestima de las mujeres el verse representadas en plenitud con estrías, gordura o cicatrices, en un anuncio publicitario. Zarak dice que crea una conexión inmejorable con la marca “que te ve como eres y te entiende”; pero lo más importante es que las niñas y adolescentes de esta generación no crecerán admirando ideales de belleza inalcanzables, sino viendo lo real y aceptándose así mismas.
** Portada: Sicurezza/ Fotógrafa: Rafaella Bertorini/ Directora de Arte: Swann Patricio.