Acho lleva más de 256 años celebrando festejos taurinos, principalmente para obtener fondos con fines benéficos, fue legada por el prócer Hipólito Unanue al Hospicio de Pobres para ese fin específico. La Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana recibió la Plaza de Acho asumiendo lo dispuesto en la voluntad de Unanue, la que fue enunciada en su legado.
Como parte de la reactivación económica del sector taurino en todo el Perú, este año volverán a Acho las corridas de toros. Hemos tomado conocimiento que la Municipalidad de Lima Metropolitana pretende en los próximos días instalar una placa en la plaza de toros por el motivo de haber sido utilizada como albergue temporal durante la emergencia sanitaria.
Lo hacen después de haber intentado sin éxito cambiar su uso natural mediante un acuerdo de consejo, el cual, para defenderse de nuestras justas demandas, tuvieron que corregir aclarando que nunca se refirieron a Acho y que respetaban los fallos del Tribunal Constitucional que reconoce la legalidad de esta manifestación cultural. Acho siempre será una plaza de toros.
La Plaza de Acho, cuyo futuro depende del alcalde Jorge Muñoz, debe ser usada para el progreso y bienestar de todos los limeños, para fomentar el arte, la cultura de paz, los valores humanos, nunca más para espectáculos de violencia y maltrato animal.
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Cuando la plaza fue albergue temporal de personas sin hogar, a raíz de la pandemia, todos fuimos testigos de cómo un espacio público usado durante siglos para corridas de toros se transformó en un lugar de esperanza y solidaridad que puso a salvo a los más desamparados de la ciudad.
Un recinto de muerte se convirtió en un lugar para salvar vidas, pese a la oposición del gremio taurino que rechazó y denunció el uso humanitario que se le dio. Torturar toros hasta causarles la muerte es violencia, aunque esta forma de violencia sea legal en el Perú. ¿Esta es la clase de cultura y valores que el municipio limeño debe promover? El progreso debe continuar, la Plaza de Acho no debe volver a ser concesionada para maltrato animal.
La Beneficencia de Lima atiende a más de 2.000 personas vulnerables al día a través de sus programas sociales: el Puericultorio Pérez Araníbar, Hogar Canevaro, Casa de todos, comedores y el colegio Instituto Sevilla. Esta vocación de servicio se sostiene mediante la administración de su patrimonio.
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Es así que la Plaza de Acho, propiedad de la Beneficencia, es una fuente importante de generación de ingresos que son íntegramente destinados a la atención de los más necesitados y trabajamos para que esto sea sostenible en el tiempo. Nuestra intención es que en el futuro Acho no solo reciba visitantes en la temporada taurina, sino que se convierta en un espacio turístico y cultural durante todo el año, tal y como ocurre en otras ciudades del mundo.
Para esto estamos evaluando alternativas de actividades complementarias que serán planteadas en la convocatoria que nos toca hacer una vez concluya el actual contrato. Siempre velando por la conservación y respeto del valor histórico del espacio, pero principalmente siendo fieles a nuestra misión de servir a los más necesitados de la ciudad de Lima.