La imagen de una locomotora, trayendo o llevando “el progreso” a un lugar olvidado del Perú profundo, abre la novela gráfica El tungsteno, basada en la obra del mismo nombre de César Vallejo, que publicó en Madrid, España, en 1931. “Dueña, por fin, la empresa norteamericana Mining Society, de las minas de tungsteno de Quivilca, en el departamento del Cusco, la gerencia de Nueva York dispuso dar comienzo inmediatamente a la extracción del mineral”, relata el párrafo inicial.
Con trazos en blanco y negro, y con distintas técnicas gráficas, los artistas Fabli Soto y Jorge Lévano hicieron posible la narración visual de una novela compleja y dramática como El tungsteno. Allí Vallejo relata la historia de una empresa minera que llega a una zona alejada del Cusco para extraer ese mineral, cambia la apacible vida de una comunidad y es responsable de la explotación de la tierra y de la gente.
La obra de Fabli y Jorge ganó el Primer Concurso Nacional de Narrativa Gráfica 2019 organizado por la Casa de la Literatura Peruana, Alianza Francesa, Embajada de Francia y Ministerio de Cultura. Fabli trabajó más en la adaptación mientras que Jorge desarrolló la parte gráfica de la obra. “Fue un trabajo complementario. Siempre ha habido discusión para llegar a un acuerdo”, dice Fabli, escultora formada en la PUCP. “Siempre hemos dialogado los puntos de vista sobre cómo queda la página. Si tenía planeado algún dibujo, Fabli proponía algo distinto y se potenciaba la historia”, agrega Jorge, pintor de la PUCP también.
“¿Fue difícil llevar a una propuesta visual la novela? No fue tan complejo. Tratamos de sacar la esencia, las partes importantes, aquellas que te ayuden a conectar la narrativa. Y prescindir de escenas que no sumaban tanto. Si bien en la obra hay una temática social muy fuerte, habíamos quedado en hacerlo de un modo que llegue a las nuevas generaciones y te ayude a reflexionar, a pensar en el otro”, explica Fabli.
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La propuesta visual en blanco y negro conecta con el argumento de la historia y le da dramatismo, épica. Además son muchas las técnicas usadas para contar la historia: el carboncillo, la acuarela, el collage, la tinta, el trazo minimalista, incluso el silencio. Y sin perder de vista la historia poderosa que hay detrás.
Libro El tungsteno, de César Vallejo.
“No quería que fuera una lectura convencional de cómic, de izquierda a derecha y viñetas cuadradas. Hay partes así en el libro pero el flujo de lectura que quisimos darle es más dinámico: hay dibujos grandes, a toda página, hay silencios, hay unos con menos detalle, hay caóticos también. La elección de materiales nos ayudó a buscar las sensaciones que Vallejo pone en sus palabras”, comenta Jorge.
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Fabli cuenta que escogieron El tungsteno porque su temática sigue siendo vigente. Además, los atrapó la forma en que Vallejo narra. “La técnica nos ayuda a representar las palabras de Vallejo y por momentos a representar sensaciones. A veces es muy abstracto y en la gráfica necesitábamos evocar eso”, explica. El PDF del libro se puede encontrar haciendo clic aquí.
El sábado 12 de marzo pasado hubo una presentación física del libro. No se había hecho antes por la pandemia. En los dos años siguientes otros proyectos ganaron este concurso: Relación de antigüedades de este reyno del Perú, de Juan de Santa Cruz Pachacuti (2020) y Duque, de Francisco Diez Canseco (2021). Este año el concurso plantea la adaptación de Ciudad muerta, de Abraham Valdelomar, Mosko Strom de Rosa Arciniega, Lima de aquí a cien años, de Julian M. del Portillo y XYZ de Clemente Palma.