La tarea pendiente que nos pide la agenda feminista es que las mujeres nos dediquemos a ella, dejando de lado todo aquello que nos distraiga de nuestra causa porque finalmente beneficiará a toda la humanidad. Ya las feministas norteamericanas de los 60 desarrollaron una agenda que sigue pendiente. Nos mostraron que nos oprimen los hombres y que lo hacen mediante nuestra explotación sexual, reproductiva y de cuidados, y que esto es posible gracias a los estereotipos sexistas –eso también llamado género– que se impone a los niños y a las niñas al nacer.
Estos estereotipos encuentran en la familia su primer modelo de opresión y en la escuela el espacio para reproducir lo aprendido en casa. Eliminar esos estereotipos sexistas que asignan categorías de poder a los sexos biológicos sería el primer paso para acabar con nuestra opresión y eso requiere todo nuestro esfuerzo y capacidad de pensamiento. Sabemos que el feminismo beneficia a toda la humanidad así que vamos a darnos prisa en implementar esta agenda porque cuando se trata de mujeres, somos las únicas que batallamos por lo nuestro.
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Entre los grandes aportes del feminismo está el haber visibilizado los trabajos de cuidado: la atención a niñxs, ancianxs y otrxs dependientes, lo mismo que las tareas domésticas, como pilar fundamental del sostenimiento de la vida en el planeta y la denuncia de su histórica feminización y precarización. Esto ha devenido en desarrollos importantes en política pública en la mayoría de los países de Latinoamérica, no así en el Perú, a pesar de las brechas entre hombres y mujeres, que las sobrecargan más a ellas y que además se acentuaron durante la pandemia. Las mujeres realizan 27 horas a la semana más que los hombres de trabajo doméstico no remunerado.
Si se considera conjuntamente trabajo remunerado y no remunerado, las mujeres siguen trabajando 6,4 horas más a la semana (Flora Tristán/IEP 2021). Los cuidados deben ser valorados, reconocidos como trabajo y distribuidos equitativamente tanto entre hombres y mujeres como entre familias, Estado, comunidades y sector privado. Este gobierno se comprometió a crear el Sistema Nacional de Cuidado, en el marco del 8M, día de la mujer trabajadora, exigimos que se haga realidad.
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Hoy más que nunca es urgente que la política chicha que tenemos desde Fujimori deje de gobernar el país y que un sistema económico que obliga a la informalidad y a la precariedad deje de tenernos en sus manos. Una política que permite la corrupción y negocia los derechos de las mujeres desde los propios poderes del Estado con el mejor postor. Esto fragiliza nuestras demandas y frena nuestros avances. Una economía que aprovecha de casi un 25% de PBI gracias al trabajo doméstico, y que no devuelve esas ganancias a las mujeres con un sistema de cuidados que ayude a soportar las cargas familiares y la discapacidad, y en la que el trabajo informal tiene cara de mujer.
A esto añadirle, el no contar con una educación sexual integral desde la infancia para ambos sexos como estrategia para frenar la violencia de género, que tiene víctimas mortales entre las mujeres pero que también promueve la violencia entre los hombres, así como el rechazo a la diversidad sexual, y que puede contribuir a apropiarnos de nuestros derechos sexuales y reproductivos.