El ministro de Relaciones Exteriores responde en esta entrevista sobre los últimos acontecimientos ligados a su sector. Desde la desmentida presencia de una flota pesquera china en aguas peruanas, pasando por la reciente elección del presidente del BID y la aparente falta de integración regional, hasta las negociaciones que encabeza Torre Tagle para conseguir la ansiada vacuna contra el COVID-19.
La Cancillería respondió rápido a la imprecisión en un tuit de la embajada de Estados Unidos sobre la flota pesquera china, pero siempre hay riesgo de ingreso de estos buques al mar peruano, ¿Qué hacer al respecto?
Actuamos coordinadamente con el Ministerio de Defensa, La Marina y el Ministerio de la Producción, de manera permanente, para resguardar nuestra soberanía marítima. Hay la determinación de no permitir que la flota con bandera china y de otras nacionalidades ingresen. Le hemos dicho al gobierno chino que desalentamos firmemente la pesca ilegal u cualquier actividad relacionada.
Hubo una chispa diplomática porque la embajada de EE.UU. hace la alerta del ingreso masivo de barcos chinos y por el otro lado, China, uno de nuestros principales socios comerciales, responde que no está en aguas peruanas. ¿Pudo haber un nuevo estallido diplomático entre estas dos potencias?
Nos pareció innecesario el mensaje estadounidense sobre esa eventual situación y la imprecisión, sobre todo, de dónde se llevaba a cabo las actividades de la flota pesquera. A través de nuestro viceministro expresamos nuestro malestar y también señalamos nuestra actitud firme de desalentar cualquier actividad de pesca ilegal por parte de embarcaciones chinas en mar peruano.
¿Pudo desencadenarse un fuerte conflicto diplomático?
El Perú es socio y amigo con Estados Unidos y China. Tenemos muy buenas relaciones, son nuestros principales socios. Sabemos del impase entre ambos países, exaltados tal vez en época de pandemia, y no queremos vernos involucrados en un impase entre EE.UU y China. Hemos hecho un llamado para que los dos países, lleguen a acuerdos a través del diálogo y la cooperación mutua.
De otro lado, ¿podemos tener algunas ventajas respecto a la vacuna contra el COVID-19, en cuanto a cantidad y precio?
La cancillería asumió de manera activa el reto de asegurar la vacuna en el menor tiempo posible y en la cantidad necesaria. Desde marzo comenzábamos a delinear el plan y en abril ya teníamos una estrategia para conseguir la vacuna, que va por desarrollar vínculos bilaterales con los gobiernos y laboratorios farmacéuticos. Este mecanismo multilateral sigue siendo el de conseguir una canasta de vacunas. Además, no dejamos nunca de lado el proyecto de vacuna peruana que desarrolla la Universidad Cayetano Heredia.
¿Cómo avanza la estrategia?
La estrategia de una adquisición anticipada de vacunas nos permitió asegurar, con un acuerdo vinculante con Pfizer, la cantidad suficiente para atender una primera necesidad. Se complementará con lo que consigamos de los otros laboratorios con los que estamos negociando.
¿Con cuántos laboratorios?
La negociación adicional fue con los laboratorios que están haciendo pruebas bioclínicas en el Perú. Estuvimos conversando con 12 laboratorios y hemos establecido acuerdos para esos ensayos con cuatro laboratorios. Lo que hemos establecido con ellos es la preferencia de, cuando esté lista la vacuna, tener acceso a las dosis necesarias que el Perú requiera. Las preferencias van por la cantidad de las vacunas y por los precios.
¿Será gratis para los peruanos?
El gobierno asumió la compra de las vacunas, el traslado y la vacunación. Tiene el firme compromiso de llegar al 92% de la población como un objetivo mayor, y como un objetivo menor, al 70% que es la cantidad que los especialistas señalan como mínimo para lograr, a través de una vacunación masiva, que el virus no avance. La mayoría de vacunas tienen dos dosis y está previsto que haya doble jornada de vacunación.
¿Hay riesgo de que este tema se convierta en botín político?
No se debe politizar la vacuna y el tratamiento COVID-19. Es el momento que el conjunto de candidatos a las elecciones presidenciales lleguen a un acuerdo para no politizar el tema, pero sí debemos avanzar, conjuntamente con el gobierno del presidente Vizcarra, en una atención preferente respecto al tratamiento y el acceso a la vacuna.
¿Fue un error no haber actuado con firmeza en el reciente proceso de elección del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)?
Desde un inicio se observaba que no había una posición conjunta regional alrededor de las candidaturas para el BID. La candidatura estadounidense recibió rápidamente, en pocas horas, respaldo de países de la región. Nosotros considerábamos que eso iba a dividir a la región. Tuvimos una actitud muy cauta desde la cancillería y el gobierno para ver cómo avanzaba el proceso de elección. En un segundo momento vimos que las candidaturas alternativas, de Argentina y de Costa Rica, no llenaban el entusiasmo de los otros países, y era la candidatura estadounidense la que reunía los apoyos. En virtud de ese sentimiento integracionista y de la situación creada alrededor de la candidatura del BID se consideró que no era conveniente tener una posición adelantada, contraria a la candidatura estadounidense. Nos reservamos hasta el final nuestro voto cuando vimos que no era posible postergar las elecciones. El voto del Perú fue de abstención junto con otros países que mantienen los principios que erigieron al BID como un organismo financiero internacional para los latinoamericanos y bajo la conducción de latinoamericanos.
¿Si el Perú se sumaba al pedido de postergar las elecciones se hubiese conseguido?
Lo estuvimos evaluando y de verdad que las cifras no daban. Si bien había una posición muy activa de algunos países, el resto de las naciones latinoamericanas no llegaban a sumar. La diplomacia peruana veía todos los escenarios, considerando la situación que se desarrollaba a lo largo del proceso. Y ahora lo que transmitimos es, primero, un saludo al candidato de Estados Unidos que asumirá la presidencia del BID. Transmitimos también nuestro deseo de trabajar conjuntamente en el BID ahora que fue elegido.
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Hubo silencio en la Cancillería respecto a cómo fue el voto del Perú. Argentina y Costa Rica sí lo comunicaron a sus pueblos. ¿Por qué mantener en reserva el voto?
No se mantuvo en reserva. Fueron Argentina, justamente, y México los que anunciaron cómo había sido la votación.
Pero no lo hizo el Perú...
Frente a los resultados hemos transmitido una actitud propositiva al nuevo presidente del BID. Queremos trabajar, mirar hacia adelante e ir en un trabajo conjunto con un organismo financiero internacional de gran relieve para el Perú y para nuestra reactivación.
Si el gobierno suscribió el Acuerdo de Escazú y lo presentó al Congreso ¿por qué lo dejaron caer, siendo tan importante para cuidar el medio ambiente y respetar a las poblaciones nativas?
No lo veo de esa manera. El Ejecutivo cumplió con suscribir el acuerdo que busca complementar los objetivos desde la Carta de la Tierra de la Cumbre de Río 92. En ese proceso, finalmente los países de América Latina logran el Acuerdo de Escazú impulsado por CEPAL. Perú lo suscribe el 2018. La Cancillería y el Ministerio del Ambiente trabajaron internamente para lograr siete opiniones favorables de sectores del Ejecutivo como del Poder Judicial y de la Defensoría del Pueblo. Tras ello, la cancillería presentó el expediente al Congreso y a las pocas semanas fue cerrado. Recién se reactivaron todos estos temas en marzo. Nosotros sugerimos al Congreso que lleve a cabo una consulta amplia porque la consideramos necesaria.
Pero el tiempo corre...
Hay noticias en las redes sociales de que hay plazos para la ratificación.
¿Y esto es así?
No es así. Lo que establece el propio acuerdo es un plazo para la suscripción del acuerdo, así que el proceso interno para la aprobación y posterior ratificación no tiene plazo, de tal manera que el Legislativo viene haciendo la consulta sin ningún plazo.
El Congreso puede llevar el tema por las calendas griegas y aplazar por mucho tiempo lo que debe hacer ya. ¿Invocaría se aceleren su aprobación y ratificación?
La invocación es para que culminen con el proceso de consulta que hemos sugerido, y en una de mis primeras actuaciones como canciller lo manifesté y lo coordiné con el Legislativo, de tal manera que el proceso de consulta se desarrolle en los siguientes meses. Estamos atentos a esa respuesta.
Recientemente el embajador Fernando Rojas, escribió un artículo en La República y lo tituló “Tiempos recios”. Señala que es prácticamente inexistente la integración y la concertación regional y advierte que en crisis esta situación se puede profundizar, ¿Cómo ve usted esta integración regional quebrantada?
Quiero destacar que, por el hecho de no haber tenido un candidato único propio en el BID, no se puede señalar que hemos llegado a extremos donde los temas de integración y cooperación regional vienen siendo abandonados. Al contrario, vamos reforzando esos niveles de integración.
La Academia Diplomática reeditó el libro Medio siglo por el mundo del embajador Carlos Alzamora Traverso. Allí se cuenta el liderazgo mundial que tuvo el Perú cuando era un país no alineado, ¿por qué pasó a ser un país subordinado de Estados Unidos?
El embajador Alzamora respondía a un contexto internacional distinto. Creo que la situación internacional se complejizó. El Perú ha mantenido siempre una misma diplomacia. Si hay algo permanente en la política peruana es su política exterior.
¿Es exagerado hablar de subordinación a Estados Unidos?
Por supuesto. Claro que sí, y ustedes lo ven en nuestras acciones diarias, permanentes. No hemos apoyado a un candidato estadounidense en el BID, estamos con algunas acciones de cooperación importante con Estados Unidos, nuestra independencia es tener una política exterior permanente basada en objetivos nacionales.
¿Algo que agregar?
Quisiera transmitir mensajes de confianza. Hemos escuchado algunos anuncios maximalistas, como el de que en tres semanas viene la segunda ola de contagios o de que el Perú no hace nada respecto a las vacunas. Quiero transmitir el mensaje de tranquilidad y de seguridad y confianza, tenemos una diplomacia silenciosa pero efectiva, reconocida internacionalmente y que viene cumpliendo las tareas encomendadas por el gobierno y que resultan exigencias de la población.