TeleserieLa emancipación del Perú no fue autoría exclusiva de José de San Martín. El grito libertario provino también de los afrodescendientes, los indígenas y las mujeres, voces que la historia oficial no ha recogido. El Último Bastión, la teleserie de TVPerú sí lo hace, y lo cuenta desde este lunes.,El Último Bastión, el lado B de nuestra independencia,El Último Bastión, el lado B de nuestra independencia,El Último Bastión, el lado B de nuestra independencia,¿Cómo se consigue una imprenta de comienzos de 1800? Solo hay dos lugares en Lima donde perviven estas máquinas elefantiásicas de madera y metal y que en su época fueron el último grito de la tecnología para imprimir papel. Hay una réplica en La Casa de los Libertadores de Pueblo Libre y un prototipo original en el museo del diario El Peruano. Para tener a mano la primera, la producción de El Último Bastión requería una infinidad de permisos burocráticos. Y estaban contra el tiempo, en plenos días de grabación. La segunda opción, por otro lado, era de 1825 y el equipo necesitaba –urgía-, específicamente, una de comienzos del siglo XIX. "Pesaban toneladas, [es un decir], si nos prestaban cualquiera de ellas, teníamos que trasladarlas con una remolcadora" –cuenta Susana Tupayachi, la co-directora de arte, una de las integrantes del equipo de utilería que estuvo encargado de hacer posible lo imposible: revivir a la Lima de hace doscientos años, una ciudad que ya no existe y donde habían objetos que hoy ya nadie utiliza como arcabuces, espadas, brújulas o catalejos. Finalmente, los carpinteros del canal fabricaron la dichosa imprenta en tan solo 24 horas, la hicieron de madera y los tipos, las plantillas de las letras, fueron montados ingeniosamente con fideos de letras. Esta es una de las tantas anécdotas que dejaron los seis meses de grabación de esta teleserie histórica auspiciada por TVPerú, canal 7, que narra pasajes desconocidos del proceso de independencia del país de la monarquía española, y que mañana lunes 10 de diciembre verá la luz en el horario de las 10 de la noche. La imprenta es un elemento significativo en la trama porque alrededor de ella girarán las historias de personajes importantes como el rebelde Paco Robles (Giovanni Arce) y la mulata liberta Antonia Mazombé (Mayra Nájar). Aquel es el hijo de una familia de hacendados criollos que, contrario a lo que piensan los suyos, anhela la emancipación de la patria. Ella es una mujer adelantada a su época que aprende a leer y escribir para conspirar contra la corona. Ambos se convertirán en los creadores de “El Ciudadano”, un periódico en el que escriben artículos incendiarios que denuncian los abusos del virreinato. Paco y Antonia son personajes ficticios que en medio de las pugnas con los realistas, los fieles al Rey, se cruzarán con figuras emblemáticas de la Independencia como el libertador José de San Martín (Omar García) o Simón Bolívar (Alonso Cano). Sin embargo, la historia no será contada a través de estas figuras solemnes, los creadores de El Último Bastión... quieren narrar el proceso de emancipación a través de la voz del hombre común, como Paco o Antonia y otros más. ¿Cómo vivían los vientos libertarios los afroperuanos, los indígenas, las mujeres, los criollos, la casta dominante? ¿anhelaban todos ser libres? ¿preferían algunos seguir siendo colonia? Historias mínimas "La proclamación de la Independencia se rodó ahí", dice el director de la teleserie, Marco Moscoso, señalando un pampón de tierra. Estamos sobre el terreno de lo que fueron los florecientes jardines de la Quinta Heeren, un inmueble aristocrático levantado en Barrios Altos en 1880, que sirvió como una de las cuarentas locaciones donde se grabó El Último Bastión. Hace unos meses, se montó aquí un escenario idéntico a aquel en el que el generalísimo Don José de San Martín dio su speech libertario: “Desde este momento el Perú es libre…”.Con la ayuda de un truco tecnológico este espacio de la quinta se convirtió en la Plaza Mayor de Lima y retrocedió en el tiempo, a aquel sábado 28 de julio de 1821, según dicen las actas. Durante la grabación, todas las casonas aristocráticas de esta quinta volvieron a su pasado más glorioso, se pintaron sus paredes interiores, se amoblaron los salones que un día acogieron a los limeños más opulentos. En uno de esos ambientes, la productora general y el guionista, los hermanos María Luisa y Eduardo Adrianzén hablan de sus motivaciones para recrear los capítulos de este convulso periodo. Ambos ya habían trabajado juntos en la teleserie, Nuestra Historia (TV Perú, 2015) que ocupa los hechos más saltantes ocurridos en el país en los últimos cuarenta años. "Las series históricas ambientadas nos interesan como creativos, más aún porque estamos cerca del Bicentenario – dice María Luisa– Con El Último queríamos resaltar los entretelones de la Independencia y representar cómo la historia en mayúscula afectó a la vida cotidiana de los peruanos anónimos". Los hechos históricos que se verán en la teleserie sucedieron realmente. Meses antes de empezar a grabar, María Luisa y Eduardo se enfrascaron en una investigación de ratón de biblioteca, hurgaron todo tipo de documentos, crónicas de viajeros, periódicos de la época, cientos de páginas de libros de historia del Perú, observaron detenidamente las pinturas de Gil de Castro y los grabados de Pancho Fierro. Reconstruyeron los eventos históricos oficiales cronológicamente, pero también fueron anotando los detalles de cómo era el día a día de la gente que vivía en 1800: cómo eran las pulperías -esos lugares que abastecían de víveres-, cómo los nobles guardaban sus objetos de oro en el oratorio de sus casonas o cómo es que ninguna mujer aparece como firmante en el acta de proclamación de la independencia. Y al ir descubriendo cómo la historia oficial invisibilizaba a ciertos grupos, Eduardo Adrianzén decidió darles una presencia protagónica en su guion de ficción. Todas las sangres "Basta de ver la historia [de la independencia] como un asunto de hombres en batallas. Las mujeres no van a ser las esposas que sufren o las esclavas que cocinan. Los afrodescendientes formaron gran parte del ejército libertador. Los indígenas tenían una agenda política muy bien definida. San Martín y Bolívar son unos personajes más. La independencia fue el rollo de una sociedad entera y no de dos figuritas Navarrete". El guionista plantea así la principal intención de la teleserie: resaltar el rol de ciertos grupos que antes de la llegada de los libertadores ya preparaban el terreno para nuestra separación de España. No fuimos libres porque el general argentino nos lo dijo, años antes a su llegada, inconformes como Paco Robles o Antonia Masombé, personajes inspirados en patriotas anónimos, se fueron rebelando al status quo. "A Paco, a pesar de ser de una familia acomodada, no le cuadra la esclavitud y el abuso de los indígenas", dice el actor Giovanni Arce. "Antonia admira los ideales de la ayacuchana María Parado de Bellido, a la libertadora Manuelita Sáenz (con quien se cruza en algún momento), y se convierte en la primera periodista de la época", comenta la actriz Mayra Nájar. Pero, así como había grupos que querían dejar de ser colonia, otros tenían pánico al cambio: "Así como cuando Humala [del 2006] iba a ganar y algunos pensaban que les iban a expropiar el smartphone, el mismo miedo sintieron los limeños de 1800 pues se corría la voz de que en la nueva patria se iban a quemar las iglesias y que todos se volverían ateos", comenta con sorna el guionista. Con El Último Bastión los creadores nos ponen un espejo en el que los peruanos de hoy podemos vernos en nuestros pares del pasado, con todos nuestros vicios y potencialidades. El Perú fue el último bastión de la rancia corona española y del conservadurismo más duro. A poco de cumplir 200 años de vida republicana, ¿seguiremos siendo parte de una corte?