Cada vez falta menos para los Juegos Paralímpicos París 2024 y existe mucha expectativa por ver la participación de la delegación peruana. Una de las principales opciones de medalla será la parabádmintonista Pilar Jáuregui ―subcampeona mundial y vigente bicampeona panamericana―, quien espera tomarse su revancha en la próxima justa olímpica.
En diálogo con La República, la destacada paradeportista también se refirió a la nueva generación de parabádmintos que vienen logrando triunfos para el país.
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—¿Cómo llegaste al paradeporte? No siempre practicaste parabádminton
—Vengo haciendo paradeporte hace más de 12 años. Empecé por otras disciplinas como tenis o básquet. Al bádminton llegué hace 8 años. Mi mamá hace carreras y vio a uno de los chicos correr en una silla adecuada para ese tipo de deporte. Ella lo alcanzó, le preguntó dónde adquirir una igual para mí… Yo le dije que no vaya, pero ella fue.
Recuerdo que Marcelo, era el señor que hacía maratones, me explicó todo sobre la silla. Yo usaba una silla convencional, no sabía de los otros tipos. De esa manera, él me invitó a probar el tenis de campo en la Federación. Me dijo que vaya cualquier sábado, pero no me animaba a ir. Pasaron varios sábados hasta que me animé. Me di con la sorpresa que habían varios chicos que practicaban el paradeporte y ese día cambió mi vida.
Pilar Jáuregui viene de ganar la medalla de Plata en el Mundial de Parabádminton 2024. Foto: cortesía
—¿En qué momento conociste el parabádminton?
—Los deportes siempre me llamaron la atención. El tenis y básquet me encantaba practicarlos, pero el bádminton nunca me gustó. Me pareció un deporte aburrido, no me llamaba la atención (...). Conocí a un chico que se llamaba Erick Gara, que tenía más limitaciones que yo: tenía afectadas las manos, la raqueta se la envolvía con una cinta y así jugaba. Así me ganó y yo quedé sorprendida. Él podía movilizarse y jugar, pero yo ‘me hacía un mundo’. Cuando lo conocí a él dije: estoy sana, bien, tengo mis brazos. Así comenzó mi carrera deportiva: empecé a competir en varios torneos internacionales y en básquet me llamaron a la selección.
Desde niña era muy deportista. El básquet siempre me encantó, pero en silla de ruedas es distinto por el impacto. Tienes que aprender a caer, como poner la mano. Luego, en los Juegos Odesur 2014 conocí a Pedro Pablo Vinatea, yo fui en tenis y él en natación, y en el 2015 fuimos a los Parapanamericanos de Toronto, él en natación y yo en básquet. Fue una experiencia muy grande porque estuvimos disputando un cupo a Río 2016 y perdimos la clasificación por un punto ante Argentina. El día de la clausura presentaron los próximos juegos de Lima 2019 y me prometí una medalla. Yo sabía que no sería en básquet porque en deportes colectivos es más complicado. Pedro Pablo me invitó para que participara en el primer torneo internacional de parabádminton en Perú. Fui, como la primera vez, y no me llamó la atención. Me entrenaron 3 semanas antes y logré campeonar.
Todos me dijeron que me quedara, pero no me gustaba. Después de eso me fui y no volví más. En mayo del 2016 volví porque me llamó el entrenador. Dijo que habían algunos torneos y muchas posibilidades de que el parabádminton esté en Lima 2019. Le dije que si saco una medalla, o estoy cerca, me quedo. Así comenzó mi carrera en el parabádminton. No me gustaba, pero entrené para probarme. En el 2016, saqué mi medalla de oro en el Panamericano internacional de Colombia. Al día siguiente se realizó un torneo internacional en que vinieron los europeos, japoneses… Yo no sabía mucho el parabádminton, ahí conocí como jugaban en otros países y me di cuenta que lo que yo jugaba no era nada. Quería ganarles y aprender lo que ellos hacían. De esa manera me metí un poco y recuerdo que saqué medalla en singles y mixtos. Entendí que me faltaba mucho y empecé a entrenarlo más.
En el 2017 fue mi primer Mundial en Corea. Ahí vi a los exponentes asiáticos, cómo jugaban, la técnica que se necesitaba, y me llamó mucho más la atención.
—Y ahora, ¿te gusta el bádminton, lo disfrutas?
—Lo disfruto mucho. Me encanta. Sí me gusta, le tengo mucha gratitud al bádminton porque me enseñó cosas que yo pensé que no iba a lograr. Pensaba que, si entreno con todas mis fuerzas, llegaría a una medalla de bronce y eso. Mira, llegué a una medalla de oro y ahora una de plata. Pasé por muchas limitaciones, pero eso solo fue parte del proceso. Ahora disfruto si pierdo o gano. Me divierto. Es la mejor forma que he encontrado para desenvolverme ahora.
Pilar Jáuregui se dedica al parabádminton desde hace 8 años. Foto: cortesía
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—Estos últimos años fueron muy fructíferos en tu carrera y lograste competir en diversas partes del mundo. En base a tu experiencia, ¿cómo ves la realidad del paradeporte en el Perú y qué crees que falta mejorar?
—Uno son las limitaciones que tenemos en casa, al salir a la calle, con el transporte. La accesibilidad y el transporte público son cosas que nos limitan. Luego, el deporte fue creciendo mucho. Cuando yo empecé el paradeporte no era de alto rendimiento. Lima 2019 hizo que se reconociera no como un hobby o una distracción, sino que estemos registrados como deportistas de alto rendimiento, que entrenemos en mejores condiciones. También ayudó a que haya una mayor cantidad de paradeportistas, antes éramos contados con los dedos. Tampoco había tanta variedad de deportes. Ya no hay ese miedo de salir o quedarse en casa, hay una mayor vitrina de deportes.
En lo competitivo, todos hemos empezado desde abajo. Siempre es difícil salir y competir internacionalmente, sobre todo para los paradeportistas, pero ahora veo más apoyo del Estado y la empresa privada. Si no existiese el apoyo de las empresas privadas sería más difícil competir; y en mi caso, seguir en el top 5, salir a los campamentos y mantener el ritmo de los campeonatos.
En el caso de mis compañeros, a veces deben limitarse a algunos torneos. Por eso, buscar alguna clasificación es muy complicado. Por ejemplo, para lograr la clasificación a París tuve como 12 torneos. Empezó en enero del 2023 la sumatoria de puntos y consecutivamente tuvimos que viajar… Son muy pocos los torneos que hay en la zona americana, la mayoría son en Europa y Asia. Estuvimos compitiendo cerca de un año para clasificar.
—Santiago 2023 y el último Mundial evidenciaron el gran nivel del parabádminton peruano y, por decirlo de alguna manera, el surgimiento de una nueva generación.
—El parabádminton creció bastante. Hay nuevas promesas y chicos que no estaban mapeados. Muchos conocieron el parabádminton después de Lima 2019, otros estuvieron en distintos deportes y se pasaron, pero con entrenamiento y preparación lograron los resultados en Santiago.
Estamos bastante bien, en crecimiento, y una de las cosas que hace que tengamos resultados son las categorías. Cada uno compite con alguien de sus misma condición, alguna similitud a la discapacidad que tienen (...). Esa variedad hace que encuentres tu modalidad. Yo estuve en otros deportes y era muy desventajoso jugar con alguien que tenga más movilidad que yo. Esto en el bádminton está bien dividido.
—¿Te sientes una referente para esta nueva generación?
—Antes no me quería ver así, pero entiendo que… Muchos chicos me escriben, me siguen. Algunos cambiaron de deporte para buscar su medalla. Entiendo que soy una referente. Yo trato de seguir representando al país de la mejor forma. Cuando vienen trato de enseñarles en lo que pueda. Muchos vinieron porque me vieron en redes, quieren hacer paradeporte y buscan ganar su medalla. Yo estoy segura que muchos de ellos van a ser mejores que yo y van a tener su medalla. Es bonito ver a chicos más jóvenes salir de casa y que no estén encerrados en casa. Es bonito.
Pilar Jáuregui viene de ganar la medalla de Plata en el Mundial de Parabádminton 2024. Foto: cortesía
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—Queda muy poco para París 2024, ¿es tu revancha?
—Sí, de todas maneras. Terminó Tokio 2020 y yo dije ‘será París’. Sí o sí. Estoy trabajando mucho, es el sueño. Va a ser muy difícil. Todas están subiendo su nivel, las jugadoras de China son muy fuertes. Creo que puedo llegar al podio. Tokio para mí marcó el inicio, me enseñó mucho, y voy a demostrar cuánto he mejorado. Yo quiero mi medalla, no me importa el color que sea. Voy a luchar cada partido y cada punto.
—¿Cómo tomaste la reciente elección de Lima como sede de los Panamericanos 2027 y qué expectativas te genera?
—Estoy muy contenta por esta nueva oportunidad. Lima la recuerdo por todo el avance en el paradeporte y el impacto social. Ahora tenemos la oportunidad de hacer mejor las cosas. Deportivamente, jugar en casa es muy bonito. Cantar el himno nacional es increíble. Lo hice en otros países, pero la sensación de cantarlo con tu gente es distinta. También se abren nuevas oportunidades para los deportistas.
Aparte de eso, Legado dijo que nos iba a dar una polideportivo para los paradeportes. Es un golazo porque Lima 2019 no nos dejó un escenario para el paradeporte. Así que, ahora que haya uno específico viene bien. Brasil tiene un centro de alto rendimiento solo para el paradeporte. Chile también lo hizo después de Santiago.
—En estos momentos toda tu atención está presente en París 2024, pero qué otros proyectos tienes en mente.
—Ahora estoy enfocada en el deporte, aunque yo estoy involucrada en el movimiento polideportivo, de inclusión y accesibilidad (...) No sé si una academia o centro polideportivo, pero cuando empecé me hubiese gustado tener más orientación sobre qué deporte podría practicar con mi tipo de discapacidad. Hay muchos chicos que van a un deporte que no es, de repente, están teniendo una mayor afectación en su diagnóstico. Otras cosas… enseñar más parabádminton.