La vida de un futbolista peruano no es fácil. No todos llegan al más alto nivel y muchos caen en el camino. Raziel García estuvo cerca de ser solo una promesa. Sin embargo, el apoyo de sus padres, así como el sacrificio, lo llevaron a recomponerse hasta ser convocado a la selección peruana de Ricardo Gareca.
¿Qué se siente volver a las canchas?
Me ha costado un poco adaptarme a los entrenamientos, pero me siento bien y el equipo también.
¿Físicamente, cómo estás?
No estoy al 100%. La cuarentena ha dejado secuelas. Sin embargo, con el pasar de los partidos volveré a estar bien.
Debe ser difícil.
Son cuatro meses sin entrenar. No es lo mismo hacerlo en casa que con todo el equipo. No obstante, no hay nada que no se pueda superar y mejorar.
¿Cómo te tomó este llamado a la selección?
Me agarra en un momento complicado en el tema futbolístico porque no me siento al 100%, pero me ayuda a seguir esforzándome para volver al nivel que tenía antes de la cuarentena. Estoy haciendo buenos partidos, pero hay que seguir mejorando.
Ricardo Gareca lleva un buen tiempo siguiéndote.
Sí, escuché eso. Estoy contento y emocionado por esta oportunidad. Mi esfuerzo está dando frutos. Estoy a tiempo de cumplir mis sueños.
En el 2013 estuviste en la sub 20, después jugaste en la segunda división y ahora eres convocado a la mayor. ¿Qué se siente?
Fue difícil todo lo que pasé. Es otra realidad jugar segunda división. En Unión Huaral hay una logística pobre, comparada con la de Universidad César Vallejo o la San Martín. No obstante, me ayudó a encontrarme y volver a tener alegría.
¿Antes de Unión Huaral querías retirarte?
Después de San Martín, yo decidí dejar el fútbol hasta que me llegó la oferta de Unión Huaral. Quería jugar al fútbol, pero no como un trabajo. Incluso estaba haciendo otras actividades. Y mira ahora dónde estoy.
En Segunda División siempre estuviste entre los mejores.
Fui el segundo mejor jugador del campeonato en Huaral, pero con Vallejo salgo como el mejor y logramos el título.
Siempre tuviste calidad, ¿qué fue lo que no te dejaba despegar?
El enfoque. Desde pequeño mis padres siempre estuvieron para ayudarme. En algún momento me asistieron a ponerme metas, las cumplí muy rápido y creo que eso hizo que me descuide. Terminé perdido, sin saber si estaba avanzando o retrocediendo. No tenía un norte. Después de Unión Huaral, me senté con mis padres y me ayudaron a ponerme metas otra vez. Eso fue lo que me faltó.
¿Qué te dijeron tus papás del llamado?
Contentos porque ven reflejado el esfuerzo que han hecho. Siempre quieren lo mejor de mí, me aconsejan e intentan guiarme. Tratan de ponerme los pies sobre la tierra.
¿Dónde te enteraste de la convocatoria?
En el bus después de los entrenamientos. Entré a la conferencia en el celular y me quedé frío. Por más que haya estado voceado, es un sueño que el entrenador más importante del país diga tu nombre.
¿Qué te dijo el plantel?
Mis compañeros se acercaron y al día siguiente me ’apanaron’. Es parte del fútbol y la amistad. Ellos también son parte de mi convocatoria.
¿Hablaste con Chemo?
No, todavía no. Hablaré con él para pedirle consejos. Su experiencia me puede ayudar. Es un técnico detallista. En mi caso, la confianza que me da es importante para volver desenvolverme en el campo.
¿Cuál es la posición en la que te sentirías más cómodo en la selección peruana?
De extremo por izquierda o detrás del nueve porque soy de aparecer en cualquier lado del campo y me parecería bien jugar ahí suelto.
Futbolísticamente, ¿qué esperas ganar con esta convocatoria?
Experiencia. Aprender cosas nuevas. Espero aprovechar al máximo los consejos técnicos y tácticos que pueda aprender en la selección peruana.
¿Y en el lado emocional?
Me siento bien, motivado y ansioso de poder entrenar. Esta última convocatoria me ayudará a tener más confianza en mí y espero poder llenarle los ojos al entrenador Ricardo Gareca para mantenerme en la selección.
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