Por: Roger Silva
Brilla tanto que por momentos no se puede mirar directamente. La medalla dorada parece alumbrarse aún más antes de que se disparen los flashes y Claudia Suárez también desborda confianza en la mirada, en la sonrisa. Ella también brilla.
Encendemos la cámara para grabar la entrevista y Claudia cambia su tono de voz, se pone más seria, parece que entrara en competencia pero no pierde el carisma que la caracteriza comenzando a contar su propia historia. “Me inicié a los cinco años en el deporte, jugando tenis aquí, en este club (Country Club de Villa), influenciada por mi papá y José Lazo”, cuenta mientras en su mirada se refleja el ‘flashback’ mental sin saber que se volvería en una referente del frontón.
A los 14 años, Claudia tomó la decisión de darle más prioridad a la paleta frontón. “Era buena jugando tenis, pero me gustaba más lo rápido, lo explosivo y veía mucho más entretenido el frontón que el tenis”.
No se equivocó ya que hoy, junto a Kevin Martínez, se han vuelto en los máximos exponentes del frontón que nació en 1945. Claudia ha sido 20 veces campeona nacional de forma consecutiva y también es bicampeona panamericana. “Ha sido un récord que yo misma me puse, que no sabía que iba a llegar a tanto realmente, pero quería seguir. Ahora apunto al tricampeonato”.
Con todos esos logros, era inevitable que sea una de las principales cartas de Perú para aspirar a una medalla de oro que terminó obteniendo una tarde del sábado 10 de agosto en el Complejo Deportivo Villa María del Triunfo ante cientos de peruanos que llegaron desde horas de la mañana para apoyarla. Una de esas tardes que quedan para el recuerdo.
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Pero lo que muchos no conocen de Claudia Suárez es que no solo logró su pase para estar en frontón, también ganó su derecho en squash, aunque terminó descartando esta última opción. “El squash lo llevo paralelamente con el frontón. También he sido 20 veces campeona nacional. Jugué el primero y el tercero de las clasificatorias de damas que los gané, el segundo no lo pude jugar porque coincidió con el de frontón y finalmente sí, me quedé en el frontón”.
Con 51 años explicó que una parte de su decisión fue que los Panamericanos eran un paso “importante para internacionalizar el frontón”. Además, Claudia no se toma una pausa y ya tiene planteado sus próximos retos. “No he pensado todavía en qué es lo que voy a hacer después de mi retiro. Estoy enfocada en formar niños, sobre todo niñas para que no quede un vacío. Ahorita hay un buen nivel a raíz de los Panamericanos. Hemos tenido que jugar un clasificatorio y las tres que competimos mostramos un buen nivel. Lo que queremos es que crezca más”.
Claudia revela también que ha apoyado a jóvenes que se encontraban en el centro juvenil ‘Maranguita’. “Fue una experiencia totalmente distinta y cuando me lo propuso en su momento Gino Costa acepté. Me emocioné al ver las ganas de los chicos por aprender frontón. Ellos mismos pintaron las canchas, yo lleve los implementos, e incluso llegamos a hacer campeonatos. La mayoría participó y hay chicos que hasta ahora siguen con el frontón”.
Pero su legado no queda allí, el talento también se pasa a través de la sangre y su hijo podría seguir su camino. “Matías todavía está indeciso. Él juega fútbol, frontón, squash, tenis y participa en torneos nacionales. Él ahorita está en la categoría Sub 16 y le falta que le pique el ‘bichito’ de la competencia”.
Mientras tanto, Claudia sigue brillando, igual que su medalla dorada, con todo lo que ha logrado.
El bisabuelo de Claudia Suárez fue el reconocido pionero de la astronáutica Pedro Paulet. “Él es un orgullo para la familia y para el Perú. En este caso, yo no soy sabia en ciencias, pero en el deporte creo que he dejado bien a la familia y al país”, declaró.