¿Qué pasó con esta bella playa de arena en LIMA y por qué hoy luce llena de piedras?
Esta icónica playa en Lima, famosa por su arena y oleaje perfecto para el surf, ha sufrido un cambio sorprendente. ¿Por qué hoy luce repleta de piedras en lugar de arena?
Entre todas sus características, Lima destaca por sus playas y las excelentes condiciones de oleaje que algunas de ellas ofrecen para la práctica del surf. No obstante, a lo largo del litoral de la capital, se han producido transformaciones que han impactado en algunas de las playas más famosas de la Costa Verde; de este modo, han experimentado cambios significativos, como la pérdida de su extensión de arena. ¿Cuál es la razón detrás de la modificación de esta playa en un lecho rocoso? A continuación, te lo contamos.
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¿Por qué esta playa de Lima hoy luce llena de piedras?
La Herradura, antes un rincón de arena en la década de 1960, ha experimentado un cambio radical; así, dejó atrás su aspecto playero para dar paso a una costa rocosa. En aquellos días, esta playa era el destino preferido de los limeños, un rincón aislado donde el acceso se limitaba a quienes contaban con un automóvil. Las aguas y metros de arena atraían a veraneantes que buscaban disfrutar del sol y el oleaje.
El destino de La Herradura cambió drásticamente cuando las autoridades decidieron ampliar una carretera que la conectaría con La Chira, al sur. En el intento, al dinamitar el acceso, se desencadenó la caída de miles de piedras al mar, lo que alteró para siempre el perfil de la playa.
Las aguas y metros de arena atraían a veraneantes que buscaban disfrutar del sol y el oleaje. Foto: difusión
¿Cómo luce hoy La Herradura?
A medida que las piedras se asentaron en la costa, La Herradura sufrió transformaciones adicionales: los edificios que alguna vez fueron testigos del esplendor playero cayeron en el abandono y se convirtieron en sitios concurridos por pandillas.
Aunque, en algunos momentos, pareció recuperar zonas de arena, expertos en erosiones atribuyen este fenómeno a las corrientes marinas. Las lluvias y el aumento de la carga de los ríos a veces traen más arena de la que se llevan, un ciclo que La Herradura experimenta en su eterno cambio.
