Disney tiene una historia larga de éxitos y fracasos, y es ciertamente su propia naturaleza la que la ha llevado a experimentar desde polémicas películas documentales hasta parques de atracciones. Tras la muerte de Walt Disney, la compañía pasó por muchas etapas, pero hubo una que cambiaría el curso de la animación como industria, y fue ocasionado por una triste y repentina muerte.
La muerte del fundador de The Walt Disney Company en 1966 trajo consigo muchas dudas sobre el rumbo que se debía tomar. Pese a que el genio había experimentado mucho, la empresa y sus estudios lucharon bastante por encontrarse nuevamente con el éxito.
Jeffrey Katzenberg, el autoproclamado artífice del renacimiento de Disney. Foto: Hello Giggles
Para la década de los 80, Disney ya no era más considerada una productora mayor. La única película animada que obtuvo éxito post-Walt Disney fue “The Rescuers”. Era evidente que se necesitaba un cambio.
Tres talentos traídos de otros estudios, Frank Wells (de Warner Bros), Michael Eisner y Jeffrey Katzenberg (de Paramount), llegaron con ideas frescas a la empresa del ratón, especialmente el último.
Katzenberg fue asignado para dirigir la alicaída división de animación. Ni bien llegó al puesto, se hizo rápidamente conocido entre los animadores por su estilo dirigencial (en el mal sentido). Quitó 12 minutos de Black Cauldron, la película estrenada en 1985, pese a no tener experiencia con animación.
Sus otros experimentos quedaron relegados por los éxitos posteriores que tendría la casa productora Disney, especialmente en la etapa llamada ‘el renacimiento’ (1989-1999), con películas como “La sirenita”, “La bella y la bestia”, “Aladino” y “El rey león”; además de cerrar los famosos acuerdos con Pixar y Skellington (Tim Burton).
En 1994, en medio de esta etapa de cambios, Frank Wells, COO y segundo en comando de la compañía, falleció en un accidente de helicóptero el 3 de abril de 1994.
Katzenberg había estado presionando al CEO, Michael Eisner (quien lo llevó a Disney) para que lo haga su segundo en la jerarquía dirigencial; sin embargo, este siempre negó, aunque le aseguró que, si algún día Wells dimitía, la primera opción sería él.
La lamentable y repentina muerte de Frank Wells desastibilizó los puestos de poder en Disney en 1994. Foto: Disney Detail
Pese a esta presunta promesa, para 1994, Jeffrey ya empezaba a ganarse antipatías en la empresa, especialmente de parte de Roy Disney, sobrino de Walt.
Roy no gustaba de cómo Katzenberg se vanagloriaba de los éxitos del estudio de animación, pese a que no siempre acertaba con las ideas (casi rechaza a “La Sirenita” y consideró al “Rey León” como un proyecto de segunda categoría frente a “Pocahontas”).
Roy le aseguró a Eisner que, si hacía a Jeffrey su segundo, iniciaría una guerra de poderes dentro de la empresa. Las tensiones entre los tres provocaron que Katzenberg sea separado a fines de 1994.
Memorandum enviado por Jeffrey Katzenberg a la división de animación de Disney. Su repercusión en la empresa habría inspirado la película Jerry Maguire. Foto: Letters of note
Este dramático desenlace se convertiría en una de las historias más infames de Disney. Para Eisner, la figura de Katzenberg no dejaría de ser una molestia tras su salida.
Durante ese mismo año, el ejecutivo se unió a dos gigantes del entretenimiento: el famoso director Steven Spielberg y el magnate David Geffen.
Katzenberg junto a Spielberg y Geffen tras fundar Dreamworks. Foto: L'Expansion L'Express
Juntos, el trío formó Dreamworks SKG, que más tarde lanzaría su primera película, Antz, poco antes de otra de similar temática (A Bug’s Life) lanzada por Disney y Pixar.
El legado de aquella disputa viviría en la forma de dedicatorias años más tarde. Cuando DreamWorks lanzó su franquicia Shrek, Katzenberg ideó que el personaje de Lord Farquaad sea modelado a partir del rostro de Eisner.
El personaje de Lord Farquaad habría sido creado como burla a Eisner. Katzenberg habría indicado que sea de baja estatura debido a que Eisner lo llamaba a él "midget malvado". Foto: DreamWorks
Por si fuera poco, Katzenberg demandó a Disney para recuperar el dinero que la empresa le debía (según una cláusula en su contrato que le aseguraba el 2% de los proyectos en los que se involucró). La corte falló a su favor y tuvieron que pagarle 250 millones de dólares.
David Geffen (izquierda), Steven Spielberg (arriba), Jeffrey Katzenberg (derecha). Foto: Smithsonian Institute