Han pasado más de 25 años desde la caída de CLAE, la estafa piramidal más grande de la historia de nuestro país. Este esquema de negocio logró engañar a más de 200.000 personas, quienes con la esperanza de duplicar su dinero entregaron gran parte de sus ahorros; sin imaginar que, años después, no volverían a ver un solo centavo.
La compañía liderada por Carlos Manrique logró captar anualmente 200 millones de dólares y mover el 40% de la liquidez del sistema financiero nacional, según comentó el exintegrante de la junta liquidadora de CLAE, Luis Pflucker Moreno, a El Comercio.
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Inicialmente, CLAE brindaba asesoría en administración de negocios, pero, como ese servicio no era tan rentable, en 1980 Manrique decidió cambiar de sector y empezó a funcionar bajo el esquema piramidal. Se dedicó a captar los ahorros de las personas con la promesa de otorgar “altos retornos”. Incluso, ofrecía intereses que superaban el 100%.
Foto: Andina
El sistema de Manrique era bastante básico: un participante captaba a varias personas y les pedía que refieran a otras más para que vayan depositando o entregando determinadas sumas de dinero. Con este dinero se iba formando un fondo con el cual se pagaba de forma cíclica a los primeros que se inscribían.
Al inicio, todos recibían puntualmente sus intereses mediante letras o pagarés, lo que provocó que aumente su popularidad, pues parecía un sistema “eficiente”.
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CLAE alcanzó la gloria entre 1989 y 1992, años en los que el sistema financiero formal no era competencia para la compañía, pues con el primer gobierno de Alan García la inflación había alcanzado niveles altísimos y pese al nuevo gobierno de Alberto Fujimori, y la nueva ruta económica, el miedo reinaba en la ciudadanía. Así que optar por otra alternativa en lugar de ahorrar en un banco, hizo de CLAE un gigante y prometedor salvavidas.
El problema de este mecanismo inició cuando las personas que lideraban y eran la base de este negocio dejaron de reclutar a más afiliados. Esto provocó que el dinero que entraba cada mes ya no fuera suficiente para costear los intereses altísimos ofrecidos a los depositantes.
Carlos Manrique. Foto: Andina
Como consecuencia empezaron a caer varias denuncias en contra de CLAE y no solo eso: miles de personas salieron a las calles a exigir que se les devuelva su dinero.
Ante este escándalo, la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS) ingresó a investigar y como Manrique no pudo demostrar el estado real de las finanzas de su entidad, lo acusaron de fraude y malos manejos. Un año después, en 1994, la empresa fue disuelta y los aportantes nunca volvieron a ver ni un sol de sus ahorros.