En los primeros días de noviembre, se conmemora el Día de los Muertos, una emblemática fecha de la cultura mexicana para honrar la memoria de todos sus seres queridos que perdieron la vida a través de la elaboración de altares y ofrendas. Además de visitar cementerios e iglesias, las personas recuerdan a sus familiares o amigos fallecidos con flores, calaveras, comidas y bebidas que fueron las favoritas de sus antepasados.
En la siguiente nota, te contamos qué significa la conmemoración de todos los fieles difuntos, en qué fechas llegan sus almas y cuál es su importancia dentro del catolicismo. Presta atención a los detalles de esta festividad que se celebra el 2 de noviembre.
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La conmemoración de todos los fieles difuntos es un día de gran importancia en las iglesias católicas. Esta jornada del 2 de noviembre está dedicada a la oración de los fieles por todas las almas que acabaron su vida terrenal y permanecen en estado de purificación. Aquella práctica ya se venía realizando desde siglos y estaba recogida en el Antiguo Testamento. Sin embargo, su origen se remonta al año 988 en Francia, cuando fue instituido por el monje benedictino San Odilón.
Posteriormente, esta festividad sería adoptada por Roma en el siglo XVI y, desde entonces, comenzó a conmemorarse entre los católicos de diversas partes del mundo. Años después, la tradición llegó a América en los tiempos de la conquista de los españoles y se combinaron aspectos de los indígenas con los de la religión que ellos practicaban.
El Día de los Muertos es una de las celebraciones más populares y representativas en México. A pesar de que los días más reconocidos son el 1 y 2 de noviembre, la festividad se extiende hasta por siete días. A continuación, conoce el significado de cada fecha y qué almas se reciben:
El 1 y 2 de noviembre, los mexicanos celebran el Día de los Muertos, una fecha importante para recordar a todos sus seres queridos fallecidos con altares en su honor, papel picado, flores, velas y comidas. En este día, se valora la importancia de la vida más allá de la muerte. Desde la visión indígena, implica el retorno de las almas de los difuntos, quienes regresan a su casa para convivir con sus familiares y nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares.
Esta fiesta es una de las más populares del país azteca y se celebra de muchas formas. Una de las principales es acudir a los cementerios y decorar las tumbas con flores, velas, arreglos o fotografías. Además, en algunos estados, se elaboran altares con papel picado, comida y calaveras de azúcar y chocolate.
Recordemos que este día ha sido declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, ya que representa el encuentro entre los pueblos indígenas y sus ancestros.