Cada 16 de julio, muchos devotos de la Virgen del Carmen homenajean a su patrona. En Perú, las y los fieles realizan fiestas y procesiones en las calles. Si bien su origen es israelí, esta celebración llegó a Latinoamérica debido a que ella es venerada por la Armada Española: así se expandió en esta parte del mundo. En esta nota, te presentaremos qué oraciones y frases puedes utilizar para agradecer a la virgen en su celebración.
Tengo mil dificultades, ayúdame. De los enemigos del alma, sálvame. En mis desaciertos, ilumíname. En mis dudas y penas, confórtame. En mis enfermedades, fortaléceme. Cuando me desprecien, anímame. En las tentaciones, defiéndeme. En horas difíciles, consuélame. Con tu corazón maternal, ámame. Con tu inmenso poder, protégeme. Y en tus brazos al expirar, recíbeme. Virgen del Carmen, ruega por nosotros. Amén. |
¡Oh! Virgen del Carmen, que por tu santo escapulario te ruego me alcances lo que te pido. Sé tú mi defensa en todas las tribulaciones, peligros y tentaciones, te lo suplico humildemente con la salve. Amén. |
Prodigioso y admirable imán de nuestro desvelo; Nubecilla del Carmelo, sednos protectora y madre. Salve, Reina de los Cielos. Dé misericordia, madre. Vida y dulzura divina; esperanza nuestra, salve; Nubecilla del Carmelo, Dios te salve. Templo hermoso del divino Verbo en carne, sálvete Dios, Madre Virgen, pues eres virgen y madre; Nubecilla del Carmelo. Volvednos, madre piadosa, vuestros ojos admirables y mirad por vuestros hijos, pues que sois piadosa, madre; Nubecilla del Carmelo, socorrednos, pues escucha, que en las penas y combates a ti suspiramos todos en este lloroso valle; Nubecilla del Carmelo. Mostradnos a vuestro hijo de Josafat en el valle, piadoso, pues que nació de ese cristal admirable; Nubecilla, rogad por vuestros devotos a la bondad inefable, pues murió para salvarnos, Por su clemencia nos, salve; Nubecilla del Carmelo, sednos protectora y madre. Ruega por nos, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo. |
¡Oh, Dios! Que adornaste a la orden de la beatísima siempre virgen y madre tuya María con el singular título del Carmelo: concede propicio que, escudados con los auxilios de aquella cuya conmemoración celebramos, seamos dignos de llegar a los gozos eternos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Así sea. |
¡Oh, Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo escapulario. Acepta nuestro sencillo pero hondamente sentido agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor y toda nuestra vida que queremos emplear en el amor y servicio de tu hijo, señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo escapulario y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amén. |