Bajo el sello de Alfaguara, la escritora peruana presentó su nueva novela en la Feria Ricardo Palma. , "Perro de ojos negros" (Alfaguara) es una pequeña novela que recorre la intimidad de una joven; pone en relieve a sus líos existenciales. Es una una novela que adapta los problemas a un lenguaje sencillo. En esta segunda historia, María José Caro, su autora, traza nuevamente la línea para encontrar a personajes desconocidos, involucrados en la vida de Macarena, la protagonista, pero que al final de cuentas acaban en el olvido. En todas las páginas se hallan diversas referencias, aunque la principal pueda ser John Fante. La música y los recuerdos de una adolescente trascienden en medio del huracán que se convierte una rutina, sin una visión al futuro y el desenfreno del presente. Hay algo que me llamó la atención: la narrativa. ¿Pensaste en el lector? No. Te voy a contar qué pasó. Empecé a escribir la novela cuando estaba en España. Tenía el texto, pero no tenía la prosa limpia. Por algún motivo me estaba influenciando por las cosas que leía. Lo abandoné. Luego, cuando pasaron ya años, me puse a limpiarlo. Dije "tengo que volver a mis raíces". Lo mío son las oraciones cortas. Si le encuentro musicalidad, creo que ya está. Utilizas líneas cortas que se van juntando hasta convertirse en una página. Soy bien maniática. Soy muy dura conmigo cuando escribo. Lo leo y lo leo hasta que veo que está bien y que fluye. Estuve conversando con unos chicos y me decían que cuando abrían el libro veían un párrafo enorme, pensaba que era una cosa densa. En realidad no. Está hilado con el pensamiento del personaje. A parte, se acostumbra mucho a los diálogos. Es engorroso cuando se encuentran tantos diálogos en un libro, ¿no lo crees? El libro es más un monólogo. Hay escenas muy puntuales que tienen que ver con el personaje C o con el abuelo. Todo pasa en la cabeza de ella. Y hay retrospectiva. Sí. Siempre hay algo que la jala hacia otro sitio. Escribir libros cortos es algo natural para ti. Aunque Foster Wallace escribía muchísimo. Las referencias de lo que leo no tienen que ver con lo que escribo. A mí me encanta el estilo de John Fante. Él también escribe cosas pequeñas. Incluso se me hace difícil hacer capítulos largos. No puedo. En este libro encontramos a una Macarena crecida. Juntando con tu primer libro podemos hablar de una pequeña saga. Sí. Esta Macarena es otra, con otros datos biográficos. Hay otros ingredientes que los escritores ponen en sus novelas. Por ejemplo, las cartas. ¿Cómo fue en tu caso? Macarena tiene el problema de no poder comunicarse. No habla lo que tiene que decir. Como último recurso, decide enviarle su historia a C. En un primer momento había planteado la historia como una cosa aparte. La música. Conocí a un escritor que me dijo una vez: "No leo libros si no hay música". Y justamente, en las primeras páginas de tu libro haces referencia a un cantante, a Damien Rice. No podemos decir que nuestras referencias son solo literarias. Hay música, hay cine, hay televisión, hay cable. Esas cosas que no se pueden obviar. Están en el imaginario del personaje. Volviendo al libro... No utilizas palabras difíciles. ¿Por qué? Pensé traducir el cerebro de esta chica a otro formato, que es este. Las palabras difíciles no están en las cosas que le pasa a alguien. Decidí no hacerlo. Lo digo porque hay muchas etiquetas en la literatura. Leer a tipos difíciles como Perec, calificado como un gran escritor por su prosa complicada. Se encasilla a un escritor por el peso del lenguaje. He tratado de llevar un lenguaje ligero. Siempre metiendo cosas. Pienso en la imagen del hospital, cuando Macarena está con los niños quemados. Donde se da cuenta que es sensible. Trato de hacer ese tipo de imágenes en una línea de narración igual. ¿Les preocupa a los escritores la palabra difícil? En realidad, me cuesta mucho verme como escritora. Me parece muy difícil. O eres como Alice Munro: cuentista. No, no. No sé. Cuando pienso en un escritor, pienso en John Fante. ¿Influye mucho la televisión? Sí, para mí sí. He crecido con un televisor al lado. He llegado a la literatura porque veía mucha televisión. Empezaba a sofisticar las cosas que veía.