El escritor francés estuvo en el Perú para participar del Primer Festival del Libro y las Ideas., Dominique Fabre (París, 1960) vive alejado de los reflectores, del estatus comercial de escritor. Se acomoda donde desea y no piensa que la literatura tenga que ver únicamente con la venta de libros. Todo lo contrario. En 2014 publicó "Fotos robadas", una novela ambientada en una Francia en conflicto, y que tiene como protagonista a un fotógrafo fracasado, que intenta responder a las preguntas de esa ruleta existencial. Intenta, sí, encontrarse en cada una de las fotografías que conserva. En entrevista con La República.pe, Fabre habla sobre estas cuestiones y sobre el oficio de ser escritor. ¿Cuál es la concepción principal del libro? Partir de imágenes. Es una frase que me da vueltas en la cabeza, que dice que no hemos nacido de la última lluvia. Son algunos pequeños elementos que me han guiado en la redacción del libro. La historia está dividida en bloques. Primero tenemos a un personaje, el fotógrafo, que tiene una vida complicada y que intenta resolver algunas preguntas sobre su vida. Segundo, el contexto en el que se desarrolla. Creo que en esta novela siempre está la resolución de conflictos o la posibilidad de resolverlos. Es una persona que pierde el empleo, que sabe que va a tener que reinventar su vida. ¿Cuál es el significado de esa vida? Repartiendo la foto de su vida. Primero como fotógrafo profesional, luego para él. Se da cuenta que ha vivido momentos magníficos.Comprende mejor a la mujer de quien se divorció. Sobrepasa la amargura. Jean es un personaje solitario. ¿Cree que sea el arquetipo de una sociedad convulsionada? Quizás. Creo que nació así. Estamos en una sociedad que hace difícil compartir relaciones. En Europa, pienso, hay una soledad muy grande. Un aislamiento. ¿Cómo se puede reunir todos esos lados de la persona en un libro? Es fotógrafo y mira. No explica. No es un intelectual. Es sentimental. Creo que hay novelistas intelectuales, conceptuales... Yo voy por los personajes y los diálogos. "No estoy dentro de la ley del mercado. Me paro donde me siento bien." La estructura del libro es muy clásica, teniendo en cuenta que los diálogos son más ligeros. ¿Ha tenido que descartar alguno? Sí. Saco muchas cosas después de haber leído el libro. Me gustan los diálogos planos. Sobre todo no decir lo que pasa directamente. Usted no concibe la literatura como algo entendible para el lector. Hago el esfuerzo. No estoy dentro de la ley del mercado. Me paro donde me siento bien. De lo contrario, haría un escenario para televisión. No me interesa. Entonces aseverar que está en las antípodas de Michel Houellebecq. Me lo dijeron hace algún tiempo. Yo sería su enemigo. Estaría en la televisión peleándome. No tengo problemas con los inmigrantes. Soy de izquierda, no pienso que el liberalismo sea un horizonte. Houellebecq está un poco en eso. La desolación. Es algo que me ha llamado la atención, pues empuja al personaje a salir a la calle a buscarse. Sí, es cierto. En su casa no existe. Existe solamente por el amistad y el amor. Quisiera hablar un poco de la literatura francesa en la actualidad. Está Laurent Binet, el mismo Houellebecq, David Foenkinos. ¿Cómo los ve? Creo que muchos libros han sido publicados. Hay que aceptar ser minoritario, de tratar de no alinearse a un grupo. Alrededor de Binet y Houellebecq hay escritores interesantes. ¿La tragedia será siempre la materia prima para realizar una obra maestra? Creo que el escritor debe decirse a sí mismo "el próximo libro va a ser el libro". ,