La poesía nunca estuvo callada. Rafael Cabellos Damián (Lima, 1969) se hizo a la mar de la escritura desde cuando era un niño. Con los años, se dedicó a otros oficios, como en productoras de cine, pero siempre mantuvo una lealtad con la escritura poética. Dice haber escrito, en su más de 50 años de existencia, no cientos, sino miles de poemas, pero recién, en este año, empujado por los amigos, se animó a publicar su primer libro con una selección de sus textos, muchos de ellos rescatados y que guardan cierta unidad temática. El poemario se titula XXXVII formas del deseo y será presentado el próximo domingo en la Feria Internacional del Libro.
Sus poemas, como se anuncia en el título, intentan exponer las distintas maneras de esa fuerza interior, que es el deseo, pero en sus múltiples facetas, como el deseo solidario, personal, hasta el deseo del loco amor.
― Si escribías poesía siempre, ¿por qué publicas con mucha tardanza?
No he sabido nunca leerme a mí mismo. Es decir, siempre he escrito desde que tengo uso de razón, pero nunca he pensado que tiene alguna validez literaria. Ahora he juntado miles de poemas que había dejado en una novia, amigos y otros se han perdido.
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― ¿Y cómo vienen los poemas hacia ti?
Yo nunca sé lo que voy a escribir. Lo que sucede es que siento la necesidad de un papel y de un lapicero y me van saliendo cosas de la que soy una especie de testigo, en donde mi mente no participa. Y eso es una transmisión de mi subconsciente que luego reconozco como un poema, una carta o algo. El trabajo consciente viene después, al momento de organizar un grupo de poemas. Es el trabajo de edición. La poesía no es un oficio que yo practique de manera profesional, sino solo cuando es inevitable, que es casi todos los días.
― Eres guionista, músico, o sea, creador. Eso indica que el poeta iba por dentro, que la poesía siempre llamaba…
Sí, fue mi primer amor y lo descubrí a los 8 años, cuando mi viejo leía, en tiempo de Velasco, los poemas de Vallejo o de Neruda, grabándose en un tocacasete. Él nunca supo que allí me había dado la clave y había hecho engancharme a una suerte de poder que yo sabía que existía allí, pero no comprendía en absoluto.
― ¿El título es imposición del libro mismo? ¿Son 37 poemas?
Yo no tenía la mayoría de esos poemas en mi poder. Esta es una historia bonita para contar. Estos poemas los he ido recopilando de exnovias y amigos que los guardaron, para mi sorpresa, en algunos casos, por más de 30 años. Así fui reuniendo un bloque. Si estuvieran con otra letra, no hubiera creído que eran míos. No recordaba haberlos escrito ni haber pasado por esos procesos.
― Esa compulsión tuya por la escritura está confesa. En el primer poema se lee: “Escribo como un ladrón ciego…”
Sí, aunque la poesía es la disciplina más intuitiva que practico, porque también hago música, canciones, donde juego con la guitarra hasta que encuentro algo interesante, pero allí la letra tiene que ser más razonable. En cambio, en poesía, no hay ese gobierno.
― Te cito algunos versos: “Escribo como un mendigo / que se gasta sus últimas monedas”, “Yo tenía un poema que era como un ave, / que cantaba mejor que los locos / se escuchaba más en los oídos de los sordos”, “Las palabras / hallan solas / su camino”. ¿Explican tu relación con la palabra poética?
Me estás haciendo caer en la cuenta de que hay esas cosas en el libro, no me lo habían dicho antes. Yo he juntado los poemas que me parecen que tenían cierta vecindad, los he corregido y los he editado junto con Daniel Soria. No he sido muy constructor de una propuesta estética tan razonable, pero sí me di cuenta de que había una propuesta. Conformaban una unidad.
― Has dicho que en poesía eres, sobre todo, intuitivo…
A mí no me gusta mucho la poesía gobernada por un pensamiento estructurado, en donde el lenguaje se subordina a una idea o una tesis. Me gusta aquella en donde las emociones dan paso a las ideas; donde las ideas, si las hay, son frutos de las circunstancias que las palabras formaron desde la imaginación, casi un acto que no deja más remedio que colocarlas allí.
― Haces cine. Además de citar a la actriz Diane Keaton, tu libro alude hasta cuatro veces asuntos de cine y amor.
No me he dado cuenta de que tantas veces lo había mencionado, me acordaba de alguno, pero no lo que señalas. Hay unas cosas que antes me preocupaba. Yo olvido casi todo lo que leo y lo que escribo, incluso casi inmediatamente, no guardo casi nada en la memoria, pero eso que antes me parecía un defecto y me preocupaba, ahora he descubierto que es una especie de bendición porque todo eso va a parar a un lugar donde se transforma en alimento de la imaginación. Por eso ahora voy a renunciar a la productora para dedicarme a la ficción.
Presentación. La ceremonia se realizará el domingo 23 de julio en la FIL Lima, en la sala Laura Riesco, con los comentarios de Jorge Frisancho y Daniel Soria. La cita es a las 2:00 p.m.