El reconocido escritor y periodista Nilo Espinoza Haro acaba de publicar Crónicas de cartón (Hipocampo Editores), volumen que recoge los textos de su columna homónima que se publicó en el diario la Prensa entre 1974 y 1976. Los textos, en realidad entrevistas y conversaciones, están acompañadas con los retratos de los personajes abordado realizados por la fotógrafa e historiadora Silvia Espinoza Beatriz Suárez Moncada.
Con una prosa que sugiere y detalla, Crónica de cartón es una compilación de textos que, a modo de perfiles, retratan en su genio y figura a una serie de personajes del ámbito de la cultura peruana durante los años 70. Entre ellos se hallan pintores, ceramistas, músicos, poetas y escritores. En ese abanico, entre otros, figuran Juan Ojeda, Antonio Gálvez Ronceros, Jaime Guardia, Máximo Damián, Alejandro Romualdo, José Luis Jordana, Víctor Humareda y el mítico retablista Joaquín López Antay.
La mirada de Espinoza Haro no solo se detiene en el personaje sino, como un testigo de ellos y de época, aborda el contexto de los mismos, en el drama personal y social. Muchos de sus entrevistados son protagonistas no solo en el desarrollo de arte que realizan, sino también en las gestas sociales y populares como fue en los años 70. Aquello puede apreciarse, por ejemplo, en el caso de la polémica que surgió cuando el retablista ayacuchano López Antay ganó el Premio Nacional de Arte; o también en autores como Antonio Gálvez Ronceros y Gregorio Martínez, quienes, desde su escritura, desarrollarían un nuevo panorama en la literatura peruana.
Las fotografías de Silvia Espinoza Beatriz Suárez cumplen un rol fundamental, toda vez que sus retratos sirven para acompañar y dialogar con los artículos de Crónicas de cartón. Una manera de mostrar la gestación y el desarrollo de una generación.
Según el crítico literario Ricardo González Vigil, el escritor Nilo Espinoza Haro “connota que el libro es una casa de papel, que las patrias de los escritores es su lenguaje, en este caso, las voces de un pueblo”.
Nilo Espinoza Haro también incursionó en la escritura. Su obra ha sido caracterizada por su imaginación poderosa, asociadas al humor o la ironía, en palabras de Pablo Macera y Luis Alberto Sánchez. Asimismo, Eduardo chirinos sostuvo sobre el citado autor que “sabe que el arte de narrar exige destreza que mantenga encandilado al auditorio” y lo logra. Entre sus libros publicados están Sonatas de los espectros (1991), Caja china (2009), País de papel (1983), Mar de cuentos (1996) y La novela Bruniquilda (2009).