Coraje. Hortencia Zúñiga Segura ha publicado Tania, libro testimonial de cómo su hija de 19 años, estudiante de la Ricardo Palma, luchó hasta el final contra un angioma detectado en 1998.,Existen libros que para seguir leyéndolos hay que apretarse el corazón. Línea tras línea, la historia nos enfrenta a nuestra existencia, en sus escenas más duras y cotidianas. Se trata de Tania, ejemplo a seguir (Ed. Pasacalle), de Hortencia Zúñiga Segura, un libro testimonial que narra en detalle cómo una madre luchó por la vida de su hija. Sí, una lucha infatigable de una madre por la salud de su hija quien padecía un mal que no quiso aceptar que este era incurable. Lo conmovedor del libro es que la lucha es de ambas, y ambas perdieron. Un angioma en el tronco cerebral, inoperable, le arrebató la vida. PUEDES VER Libros de la semana: ocho recomendaciones para iniciar una nueva aventura No es un libro de ficción, tampoco de autoayuda, es un libro arrancado de la realidad y por eso mismo podemos llamarla una novela biográfica, porque de eso se trata, de contar la lucha valiente de Tania Azpur Zúñiga. El libro se divide propiamente en dos partes. En la primera, la autora y madre presenta la biografía de su hija al detalle, desde sus años de infancia hasta que culmina sus estudios secundarios. Se incluye el diario de Tania, y es enternecedor que esa joven adolescente que anota su día, su vida de colegio, sus amigos y sus primeros amores sea después embestida por un mal que la causaría la muerte. La segunda parte es un “testimonio de parte” de Hortencia Zúñiga, el relato también valiente de quien hizo hasta lo imposible para salvar la vida de su hija. Muchacha coraje Tania era una muchachita que a sus 19 años estudiaba Psicología en la Universidad Ricardo Palma, en Lima. Había venido de Pucallpa. Su madre, natural de Huancavelica, había migrado a esa ciudad amazónica en donde fue maestra de escuela. Tania había sido buena alumna en el colegio, siempre en los primeros puestos, por eso mismo sus padres hicieron esfuerzos para que estudie en Lima, porque en la Universidad de Pucallpa no había la carrera que ella quería. El mal empezó a enviarle señales. Primero, adormecimiento de piernas. Las excusas, “es el frío, abrígate más”. Pero no, por más abrigada el síntoma seguía. Y Tania, para no preocupar a sus padres, no se volvió a quejar más. Pero un día fue inevitable, el 4 de noviembre de 1998. “Mami, me siento mal, hace varios días que siento debilidad en mis piernas. Cojeo, no puedo sostener la taza y otras cosas. Hasta el teléfono sostengo con la mano izquierda, pero hoy me asusté porque al levantarme de la cama casi me desmayo”, fue el mensaje. El angioma en el tronco cerebral empezó a manifestarse. Allí comenzó su vía crucis, pero madre e hija nunca se quebraron. Recurrieron a hospitales nacionales, clínicas y el diagnóstico fue el angioma. Los médicos le decían a la madre que los días de su hija estaban contados. Incluso, el mismo neurocirujano Esteban Roca no le dio más posibilidades de vida. Pero los padres no perdieron las esperanzas. Se decían: si la medicina y la tecnología se han desarrollado tanto, tiene que haber un lugar en el mundo donde puedan sanarla. Peregrinaciones Hicieron consultas internacionales, como al Centro Internacional de Restauración Neurológica, de Cuba, pero igual, le dieron negativas. También al Hospital Ruber Internacional de España, la respuesta fue la misma. Se cerraban puertas, pero buscaron otras. Contactaron al afamado doctor Aldo Berti del Miami Neurosurgical Center. Prometió recibirlos y allí acudieron, pero fue lo mismo. No había cura. Solo le recomendaron la aplicación de Rayos Gamma Knife para calmar sus males. Volvieron a Lima. El libro detalla aspectos de esa lucha, algunas veces Tania se recuperaba y quería asistir a clases, pero otras decaía y otra vez los hospitales, su entubamiento o la indiferencia de ciertos médicos. Su madre, en los pasillos de los corredores día y noche, a veces sentada, sola, en el piso, rogando una esperanza. Pero nada, hasta que la vida de su hija se apagó. Este libro es su historia y aprieta el corazón.