jorge eduardo benavides. El autor peruano ha publicado El asesinato de Laura Olivo, policial que ofrece una visión sobre la relación de los escritores y sus agentes. El protagonista es un expolicía del Perú exilado por el fujimorismo.,Jorge Eduardo Benavides hurga el mundo editorial de los escritores a través de un crimen. Laura Olivo, una agente literaria, ha sido asesinada. La policía sospecha de su amante, Lucía Luján, pero ella dice que es inocente. El caso es confiado por la familia de la acusada a Apolinario Larrazabal, un expolicía peruano de origen vasco exilado en Madrid por problemas con el fujimorismo. Hay pocas pistas del asesinato, los testimonios de vecinos, de empleadas de la agencia literaria, de escritores y dos folios que quedaron regados junto al cadáver, que resultaron ser de un escritor ecuatoriano muerto tiempo atrás. Jorge Edwards, que es un personaje de la novela, le ofrece a Larrazabal una clave para sus investigaciones. La novela de Benavides se llama El asesinato de Laura Olivo (Alianza Editorial)¿Cómo no caer en lo repetitivo, retórico del género?Eso es lo que le divierte a un escritor. Para mí la literatura es básicamente un reto. Es decir, tratar de hacer algo novedoso y, en el caso del género, utilizar los mimbres propios del género, pero si se usan mal, se queda en el pincel. Se hace una cosa tópica, ese es el desafío. Espero haberlo conseguido, esa fue mi intención. Dije, voy a respetar los cánones del género clásico: detective, un enigma, personajes que parecen culpables y la resolución. Pero a partir de ahí quería contar una cosa que subyace, que es la disolución de la identidad, que es tema de esta época. Apolinario Larrazabal es peruano, de origen vasco, se va a Madrid como exiliado.Sí. Él no se va como policía, no se va con su profesión, se va simplemente como tantos inmigrantes a buscarse la vida porque Larrazabal tuvo problemas con el fujimorismo, lo cual no es raro. ¿Quién no tiene problemas con el fujimorismo? Tú metes justicia y fujimorismo y sabes que tienes problemas. Entonces, Larrazabal se va a España, pero lo destacable es que se va como un inmigrante normal. Lo otro es que probablemente sea el primer detective del ámbito de la lengua castellana que es un inmigrante. Es un señor venido de afuera. Él se siente vasco, se siente peruano y se sabe negro. Eso lo descoloca un poco, pero él se siente muy vasco por el padre.Existen otros personajes como Cosme, Tejada, Carrión, apellidos peruanos.Y está Fátima, la novia que es marroquí, a quien, además, le secuestran al padre unos albaneses. Yo quería reflejar un poco esa multiculturalidad que hay en España. Existen, por supuesto, los españoles de siempre, pero hay una migración de gente instalada.Esta novela negra está centrada en personajes que tienen que ver con la literatura.Claro. Creo que era una cosa que nunca se había tocado o se tocaba de manera tangencial. Sin ir muy lejos, Jaime Bayly escribió Morirás mañana, que es su ajuste de cuentas con varios escritores.Diego Trelles también.El círculo de los escritores asesinos. Lo que hay en mi novela es una entrada poco conocida de los escritores en relación con los agentes literarios, que son los representantes, una relación de amor odio que depende de si vendes o no. Luego está la revisita al boom con Jorge Edwards.¿Ha destapado una olla, los escritores y sus agentes y editores?Hay una relación muy frágil y muy emocional. Los escritores son personas muy temperamentales, de tal manera que no es fácil, aunque lo común es que sean sensatos, como algunos amigos, pero siempre hay alguno que tiene vanidad. Los escritores pecan mucho de eso, de sus “egos revueltos”, como dice el libro de Juan Cruz. También hay quienes están tan decepcionados de cosas que les han hecho sus agentes que se sienten muy mal, otros se llevan muy bien. Yo me llevo muy bien con mi agente. Le envié con muchas dudas esta novela, pero le gustó mucho: “es que lo que cuentas es más o menos así en el mundo de los agentes”. Son cosas que no conozco del todo, yo he fantaseado. He creado tipos: el escritor fracasado, el triunfador y que curiosamente es el menos vanidoso de todos; además, el mundo de los agentes literarios está lleno de mujeres. No es una caricatura, pero sí una suerte de parodia del mundo de los escritores.¿El hecho de que Lucía Luján sea amante de Laura Olivo es reivindicar a las minorías sexuales?Lo que pasa es que en España las relaciones homosexuales son bastante normalizadas. A mí me interesaba el hecho de que tuviera una amante porque le deba un juego mayor. Laura estaba casada con un hombre, se enamoró luego, que es una cosa que puede pasar. Lo que sí reivindica es que las mujeres tienen un rol muy importante, al menos en el mundo literario es así.Jorge Edwards ofrece datos que son claves para la pesquisa de Larrazabal.Señala datos para identificar a Chiriboga, a quien le gustaba escribir en folios de hoteles. A Jorge me lo encontré el otro día en casa de Mario Vargas Llosa, estábamos cenando y le contaba a Mario que él aparecía en la novela y jugaba un papel decisivo y estaba muy contento. Chiriboga para mí es un gran punto porque es un escritor inexistente, inventado por José Donoso y Carlos Fuentes.¿Cómo así?Ellos decían que Ecuador no tenía un escritor representante del boom. Chiriboga es un apellido muy común en Ecuador, entonces se inventaron a Marcelo Chiriboga. Diego Cornejo Menacho, escritor ecuatoriano, tiene una novela que se llama Segundas criaturas, que es una especie de biografía falsa de Chiriboga. Es un personaje real entre comillas.Sí. Es tan real como nosotros porque tiene su biografía, se fue a París, tiene un documental donde hablan personas reales sobre él. Entonces, muchos otros personajes que tengo aparecen en novelas de José Donoso o Carlos Fuentes. Me pareció interesantísimo meter a un supuesto escritor que tiene una novela inhallable de la que todo el mundo habla, que decían que era mejor que Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Edwards dice en la novela que la de Chriboga, La línea imaginaria, que trata de la guerra del Perú y Ecuador, era la mejor del boom. Yo cambié la biografía apócrifa que inventó Diego Cornejo. Es decir, invento sobre la invención.El personaje más inocente de la novela es una niña y sin embargo da una de las claves del crimen.Eso está bien visto porque hay dos personajes que dan distintas claves. Uno es la niña porque no había visto lo que pasó, solo que de pronto nos damos cuenta que ella sí estaba ahí.La novela está salpicada por alusiones al fujimorismo. ¿Intenta esbozar lo que fue el fujimorismo?Por supuesto. Así como hay toda una corriente literaria que habla de los años negros del terrorismo y late ahí, yo creo que en mis novelas late un poco lo siguiente, que es el fujimorismo, que es esta presencia nefasta en nuestra vida política, social y económica. Entonces, me pareció pertinente ponerlo, de la misma forma que en mi otro país, en España, hay siempre una cosa sobre los catalanes independentistas y esa parte de la sociedad endogámica.¿Y qué novela está trabajando ahora?Quizás en setiembre presento una novela que es histórica, se llama El collar de los Balbases, que ocurre en Madrid de 1835, de intrigas palaciegas, donde hay un célebre ladrón y hay un peruano muy interesante.❧“Fujimorismo, banda delincuencial con representación parlamentaria”-¿Cómo tomó el indulto a Fujimori?-Pues como una traición de la década. Yo voté por Kuczynski. Nosotros siempre votamos por el menos malo, es nuestra tradición política. Nuestros mejores presidentes son aquellos que no elegimos, como Valentín Paniagua. Nadie pensó, primero, que Kuczynski fuera tan pusilánime de dejarse maltratar por el fujimorismo y no presentar batalla. Segundo, acorralado por su pusilanimidad, no fue capaz sino de venderse y traicionar su principal activo político que era la renovación moral del país. Supongo que él pensaba que dejando libre a Fujimori lo iban a dejar gobernar, pero no pues, son fujimoristas. El fujimorismo es una banda delincuencial con representación parlamentaria. No tienen ninguna ideología, solo quieren el poder, desestabilizar y hacer negocios.