La llegada del humano a la Luna aún es puesta en duda por muchas personas, a pesar de las diversas y contundentes pruebas, tales como las fotografías de los sitios de aterrizaje tomadas por satélites o las rocas lunares traídas a la Tierra.
Sin embargo, ante la posible desconfianza hacia la agencia espacial estadounidense, hay una forma de comprobar esta proeza humana sin necesidad de salir de nuestro planeta.
Los astronautas de la misión Apolo 11 de la NASA, que protagonizaron hace 53 años el primer alunizaje humano en la superficie lunar, dejaron un experimento que hasta ahora sigue siendo de utilidad para los astrónomos.
Se trata de unos paneles reflectantes que también fueron dejados por posteriores misiones (Apolo 14 y Apolo 15).
El astronauta Buzz Aldrin lleva en su mano derecha un panel reflector. La otra imagen muestra uno ya instalado en la superficie lunar. Foto: NASA
Desde entonces, cuatro telescopios en EE. UU. (Observatorio Apache Point), Francia (Observatorio de la Costa Azul), Italia (Matera Laser Ranging) y Alemania (Observatorio Geodésico Wettzell) disparan potentes rayos láser hacia estas ubicaciones, y los prismas de los paneles devuelven la luz hasta su fuente.
Cada pulso láser viaja a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo) y, al medir el tiempo que demoran en rebotar en los reflectores y regresar a la Tierra, se puede calcular la distancia con un margen de error de apenas milímetros. Y no solo eso: cada destello recibido es una prueba inequívoca de lo que dejaron los astronautas en la Luna.
Luz láser dirigida por una estación a la Luna. Foto: NASA.
Gracias a este experimento, llamado Laser Ranging Retro-Reflector, los científicos saben que la Luna se está alejando de la Tierra 3,78 centímetros cada año, debido a las interacciones gravitacionales entre estos dos astros.
Asimismo, se ha observado que los paneles se mueven 15 centímetros hacia arriba y hacia abajo cada mes debido a las protuberancias que se forman en su superficie a causa de la gravedad de la Tierra, algo similar al fenómeno de las mareas que sucede en nuestro planeta.
En tanto, los disparos de pulsos láser hacia distintos reflectores y en un largo periodo de tiempo a medida que la Luna gira han permitido determinar que nuestro satélite natural tiene un núcleo fluido.
Además de los paneles dejados por los astronautas de la NASA, hay otros dos instalados en la superficie lunar por los astromóviles soviéticos Lunojod en 1970 y 1973. Así, los observatorios rusos también pueden realizar sus propios estudios usando pulsos láser.