Videojuegos

¿Quiénes son los speedrunners y por qué causan tanta controversia en la comunidad gamer?

Esta práctica entre los jugadores tiene el propósito de superar récords mundiales, pero no es necesariamente del agrado de todos los aficionados a los videojuegos.

Practicar speedruns de The Legend of Zelda: Breath of the Wild es muy popular al día de hoy. Foto: AGDQ 2015
Practicar speedruns de The Legend of Zelda: Breath of the Wild es muy popular al día de hoy. Foto: AGDQ 2015

Con cada año que pasa, los desarrolladores de videojuegos se esfuerzan por crear productos de la más alta calidad, con detalles gráficos que pueden atrapar el interés de sus usuarios con facilidad. Sin embargo, a los speedrunners no les importa mucho el trasfondo creativo de los juegos, porque ellos solo quieren llegar al final de la aventura en el menor tiempo posible.

La idea de estos jugadores es terminar un videojuego en poco tiempo aprovechando glitches, bugs o fallas, así como también sin trucos, para lo cual investigan a profundidad el título en cuestión. De ese modo, se puede entender que a un speedrunner no le interesa necesariamente la historia o las puntuaciones y trofeos: su prioridad es conseguir el tiempo récord.

Super Mario Bros es un desafío constante

Kosmic es un jugador de Super Mario Bros que demostró que era posible acabar el juego en menos de cinco minutos y lo terminó en 4 minutos, 55 segundos y 913 milésimas de segundo. Es muy difícil entender la dimensión de este récord para quienes prefieren tomar con calma el recorrido de la aventura.

A Kosmic los años que lleva jugando el legendario título le ha permitido memorizar todos los detalle del juego para que su nivel de precisión a la hora de sortear los obstáculos sea la más efectiva. Ese récord queda registrado con los TAS (Tool Assisted Speedrun), herramientas en que el cronómetro va tomando nota de los tiempos parciales y el total que lleva terminarlo.

Super Mario Bros es, desde hace tiempo, uno de los constantes desafíos para los speedrunners. Nadie había bajado de los 5 minutos hasta 2010 y en los últimos años la tarea se complicó tanto que ya solo se reduce la valla en unos milisegundos.

Los primeros pasos de los speedrunners

La historia de estos singulares personajes tuvo inicio en 1993 con Doom. El tenebroso videojuego revolucionó la industria y también promovió la creación de concursos y torneos para demostrar la habilidad de cada jugador.

Frank Stajano, un fanático, decidió crear competiciones para que cada jugador demuestre sus capacidades y así ellos enviaron sus videos cumpliendo diversos retos. Por ejemplo, acabar con los enemigos solo con los puños o encontrar todos los tesoros del juego en el menor tiempo posible.

Esa situación generó una fuerte inclinación por los modos de juego alternativos, que convirtieron a muchos usuarios en seguidores de esa tendencia.

Muchos juegos fueron utilizados bajo esa modalidad y en la actualidad existen eventos específicamente orientados a completar juegos en el menor tiempo posible. Awesome Games Done Quick (AGDQ) es uno de los ejemplos más conocidos, mientras que ESA (European Speedster Assembly) en Europa y SRE (SpeedRuns Español) son otros referentes en este ámbito y se suelen transmitir en la plataforma de streams Twitch.

Las grandes hazañas se registran en reiteradas ocasiones y los ejemplos son variados. Hubo un usuario que tardó 26 minutos y 25 segundos en culminar Pillars of Eternity II: Deadfire en dificultad máxima, cuando lo estándar se realiza en 50 horas.

Los juegos de Nintendo causan furor en el mismo ámbito y hacer speedruns de The Legend of Zelda: Breath of the Wild es muy popular. Un joven lo logró en 49 minutos como récord absoluto en la categoría de tiempo más rápido, pero si uno quiere, además, conseguir el 100% de los objetivos, el tiempo récord es de 49 horas.

Y aunque hay una gran parte de la comunidad gamer que los rechaza porque aseguran que los juegos están para disfrutarlos de otra forma, los speedrunners demuestran a diario que hay otras maneras para divertirse. En ese sentido, suelen afirmar que lo importante es que uno juegue a su gusto, aunque sea a toda velocidad.