El tradicional Cordano cumple 112 años de historia,Marquiño Neyra / Revista Rumbos En la cuadra dos del jirón Áncash, al costado de Palacio de Gobierno y al frente de la antigua Estación de Desamparados, queda una leyenda limeña. Han pasado 112 años desde que abrió sus puertas, pero luce idéntico, igual que cuando un grupo de italianos lo inauguró el 13 de enero de 1905, y celebró la apertura con tarantella en el piso y canelones sobre la mesa. PUEDES VER: El Rincón Cervecero: ni bar ni restaurante, una choppería en el Centro de Lima Cordano un bar histórico en el corazón de Lima Foto: Blucansendel “Quien viene a Lima y no haya entrado al Cordano, es como si no hubiera venido a Lima”. Esa es la máxima de Jacinto López, uno de los dueños de este buque insignia de los recuerdos, de este ecosistema de jamones exquisitos, estantes de cedro con copas jubiladas, máquinas registradoras de hierro, mesas de mármol y espejos anchos como la vida misma. En ese ambiente bucólico de la Lima de sus años mozos, han coincidido clientes de diversas estirpes. Desde limeños de pura cepa, hasta prósperos provincianos que se hospedaban en el hotel del segundo piso y almorzaban abajo, mientras se quedaban en Lima para vender ganado, matricular a sus hijos en la universidad o buscarles marido a sus hijas. La estación ferroviaria de Desamparados era la entrada a Lima y lo primero que veían los caporales, señorones y ganaderos eran las puertas del Cordano. Ellos fueron sus primeros clientes, y luego cayeron los locos de atar. Los escritores y poetas malditos como Martín Adán y sus poemas en servilleta. Los músicos criollos como Óscar Avilés, Chabuca Granda y Arturo ‘Zambo’ Cavero. También fueron hinchas de este búnquer personajes como el exalcalde de Lima, Alberto Andrade, o los presidentes Alejandro Toledo y Alan García. Pero en esta lista no podemos dejar de mencionar a pintores como Víctor Humareda que se recurseaba pintando retratos por un sencillo en la puerta del bar. Luego, con ese sencillo, comía como rey en las viejas mesas de mármol de carrara. Ahora, con nuevo presidente, ellos siguen esperando a Pedro Pablo Kuczynski por sus salones, pero todavía hay tiempo para verlo pecar con los guisos del restaurante –bar. Quien ha venido y varias veces ha sido la primera dama, Nancy Lange. La época dorada Este bar añejo en su historia es uno de los más antiguos de Lima . Foto: LIma, la única Solo en la manzana que lo rodea llegaron a abrirse 22 zapaterías en la década del cincuenta. El negocio era boyante con la cantidad de gente, empresarios y profesionales que movía el antiguo tren limeño. Desde la estación salían trenes hacia Ancón, Callao, Chosica, San Bartolomé y al centro del Perú. A pesar que innumerables intelectuales y bohemios se reunían en el bar para charlar y beber unas cuantas copas, el corazón del Cordano tiene más de gastronómico que de dipsómano. Durante los setenta, Francis Yi, vecino y eterno visitante, recuerda que el jirón Áncash era un destino obligado para todos. “Para entrar a Lima tenías que pasar por acá”, sentencia. Yi recuerda que venía a comprar una gaseosa Guaraná que venía en botella de cerveza, y pedía un budín esponjoso que solo se encontraba acá, como si éste tuviese el espíritu de una crema volteada. “Era un clásico de las tardes comer un budín. En estos restaurantes la gente viene a charlar. No hay televisor porque si no la gente se queda pegada. Había momentos en los que era complicado venir a comer porque lucía repleto”, señala. Sabores que continúan. el corazón del Cordano tiene más de gastronómico que de dipsómano Foto: Difusión El secreto hasta hoy se debe a que varios sabores de antaño se conservan, como los estofados, la salsa Raúl, sesos a la romana, lengua en salsa con arroz, lengua a la jardinera, el tacu tacu, entre otros. La verdadera causa limeña, por ejemplo, solo existía acá. Ahora se ha perdido. “Esta tenía encima un pescado frito coronando la bola, y un pedazo de queso y aceituna. El sabor que tiene es bien peculiar y no es ni siquiera la masa de la causa que conocemos con ají amarillo. Difiere de la causa rellena”, nos instruye Francis. Las etapas del Cordano Fundado por los genoveses Vigilio Botano y los hermanos Luis y Antonio Cordano, inicialmente como un bazar y luego como Bar-Restaurante, en 1978 le traspasaron el negocio a sus mozos y ahora solo quedan seis socios. A finales del siglo XX, el gerente general Amancio López (66) trabajaba de 7 a.m. a 10 p.m., pues durante el régimen fujimorista la afluencia de clientes disminuyó y buscaba la ecuación exacta para superarse. No se podía quedar tranquilo hasta que un día su propia cocinera lo tildó de loco, y no por las 15 horas que se quedaba en el restaurante-bar. “Había una mujer, media desquiciada, que venía todos los días en la mañana y siempre pedía agua. Se cuadraba en una esquina y un día, cuando escuchaba un bolero, le pregunté si sabía bailar. Ella me agarró y bailamos a pesar del olor que tenía. Una de las cocineras me dijo que estaba más loco que la señora”, recuerda Amancio, cuyo nombre en latín significa “amante o amoroso”. No lo tiene por las puras. El bar tiene una concurrencia que data desde hace años. Foto: Difusión Hace 20 años se acercaron unos uruguayos cuando el Cordano ya había cerrado. Tocaron la puerta y al salir uno de los encargados del local, el extraño gritó: “Venimos a conocer el Cordano, porque nos han contado su historia. ¡Dicen que es más famoso que el Vaticano!”. Alagados por ese comentario, los hicieron pasar y los atendieron con mucho gusto, invitándoles inclusive unos tragos. Amancio hasta hoy recibe a todos con el mismo ahínco, y en especial en su noche de gala. Las mesas de granito y de mármol danzan con recuerdos, y la televisión y la música se ausentan; las únicas melodías son los recuerdos de cada comensal y la plática grata. Antes de retirarse de mi mesa, le comento: “Amancio, el Cordano es más famosos que los Beatles”. Me mira, ríe y asiente con la cabeza.