"No importa si tienes de Inga o de Mandinga, si tu apellido es extranjero peruanizado o más peruano que el suelo que pisamos. Todos somos responsables del basural que estamos dejando: la porquería no tiene exclusividades, nos pertenece a todos.",Zoë Massey / Revista Rumbos Pareciera que destruir es un hobby nacional. Que si a alguien le va bien, hay que tumbarlo. Que si estamos avanzando entonces siempre hay algo que criticar. Que si una amiga está linda, hay que rajar de su novio. Y si el novio es un capo, hay que resaltar que es feísimo. Si vamos a la playa… si vamos a la playa tan linda, con el mar esperándonos de brazos abiertos, con esa suerte gigante que tenemos de vivir a minutos de él, siendo de las pocas ciudades capitales situadas en la costa…hay que dejarla vuelta mierda. ¿Total? Ya disfruté y ya me voy. PUEDES VER: HAZla por tu playa, una acción solidaria en defensa del mar La mugre es de todos Esta semana no he parado de ver fotos y videos del estado deplorable en el que hemos dejado las playas de nuestro litoral después de nuestros grandes recogimientos y festividades de fin de año. Sorprendida veo quejas de varios, pero también como con un estilo ya casi profesional nos tiramos la pelota el uno al otro, nos lavamos las manos en el agua turbia del mar y peor aún esto ha hecho brincar ese tufo cada vez menos caleta racista que tenemos los peruanos. Porque solo son los cholos los que ensucian las playas, porque solo son la personas de los conos los que botan basura, porque esa gentuza luego se queja que no los dejen entrar a la playa. Es ahí que ya no sé por dónde empezar. Yo he visto como después de un Rally en los Andes del Perú queda basura por todos lados, como en playas regias ellos apagan sus puchos en la arena entre otras maravillas y esto viene de un público del famoso sector A y B del país. Entonces no digamos que esto solo viene de un sector, viene de una nacionalidad y es la nuestra. ¿Duele no? Residuos en la playa El Silencio. Foto: Zoë Massey Queda claro que no solo no aprobamos el examen de comprensión lectora sino tampoco el de civismo. También me queda claro que si es un problema con una raíz en la educación, las entidades responsables no hacen NADA al respecto. Soy seguidora de la página del Ministerio del Ambiente en redes sociales. Ellos bien inocentes (hoy yo llamaría irresponsables) todo lo que hacen a través de su página es aconsejar como madre el que uno no bote basura, el que no usemos bolsas de plástico, el que no contaminemos y hagamos un país mejor, con lindas imágenes de animalitos pidiéndolo. Si esa voz de madre del ministerio fuera la la mía seguro me agarraba a gritos, me jalaba del brazo y obligaba no solo a recoger mi basura, desde el palito de helado sino que también me hace recoger la de otra gente hasta que se me pase lo bruta y deje yo de ensuciar. Pero no, ellos son suaves, dulces…ineficaces en sus campañas. ¿A ti qué te importa? El ver tantas fotos de esto en los últimos días al menos me prende la luz de esperanza que estamos aprendiendo a indignarnos, aunque me queda claro que aún no a solidarizarnos ni a hacernos responsables. “Qué se lleven su basura”, “qué los multen”, “qué el municipio limpie”…ok sí. Pero primero, si uno no ensuciara no haría falta que el municipio haga limpiezas gigantes; y segundo, ¿qué haces tú para que esto cambie? Yo entiendo que a veces uno siente que rema contra la corriente. Que si le haces notar a alguien que botó basura en la playa o en la calle te puedes ganar unos no muy cálidos saludos a tu madre. Pero todos somos responsables. Tenemos tal facilidad para quitar el cuerpo cuando de soluciones se trata, que en lo personal me molesta igual o más que las imágenes que he visto estos días. No sé ni por qué ni en qué momento nos volvimos una sociedad tan agresiva, todo el mundo hace lo que le da la gana y si le haces notar su error o prepotencia, te muerden si pueden. Hace poco un amigo me comentaba sobre una teoría en la que nuestra generación (la de los treintas y para arriba), había crecido en años de terror, de estrés social, de inestabilidad económica y que de pronto hoy podíamos salir, hacer, vivir sin miedo y que esa situación no la sabíamos manejar. “Ahora que puedo, voy a hacer lo que me da la gana”. Pero así claramente no funciona, nos vamos embarrando de basura, cacas de perro, escupitajos, meados y todo eso coronado con bocinazos porque me da la gana y… ¿a ti que te importa? La mejor manera de limpiar es no ensuciar. Foto: Zoë Massey ¿Cómo cambiar? Entonces, ¿por dónde empieza el cambio? Me queda clarísimo que en la educación y que está va desde casa, a las escuelas, universidades, empresas y campañas públicas de concientización. En lo personal no creo en las multas porque estamos muy acostumbrados a no pagarlas, si los choferes de combi hacen huelgas para no pagarlas y manejan con un promedio de 20 encima, ¿de qué sirve ponerla por tirar basura? Seguro la arrugan y la tiran al piso también. Quizá sea mejor el trabajo comunitario: si ensucias la playa te toca entonces cuatro sábados seguidos ir a las 7:00 a.m. a la playa que ensuciaste por dos horas a recoger basura y/o explicarle al playero por qué no debe hacerlo él. Si tiraste basura por la ventana de tu carro, te toca ir a barrer una avenida larga. Si orinaste en la calle, te toca ir a trapear todos los meados que encuentres. No me toca a mí decirte cuánta basura producimos al día, ni qué pasa con ella, ni cuánta de esta que tú botas en la playa termina siendo ingerida por aves marinas, peces, mamíferos marinos que están muriendo a causa de esto. No me toca decirte que ese pucho que apagas en la arena mañana está en las manos de un niño que fue a jugar a la playa. Ni recordarte que esa chapa metálica en unos días se oxida, corta el pie de alguien, tal vez el tuyo mismo. Mucho menos que ese pañal usado de tu bebé que dejas en la playa se vería igual de lindo en el piso de tu sala (¿o puedo pesar que si lo haces en la playa es porque es lo natural en tu casa?). Tampoco te diré entonces que todo ese chiquero que dejas dice más de ti de lo que pudieras describir en 100 palabras. ¿Estancados en la ignorancia?: ¡no te quedes callado! Cada vez que voy a la playa recojo la basura que dejaron en la zona en la que voy a estar, saco bolsas del mar cuando me meto, pero no voy a sacar con mi mano un condón. ¿O tú que lo tiraste, si lo harías? Pero también estoy convencida que las campañas de limpieza de playa son una manera bien linda y valorable, pero no tan impactante en su efecto final; y que a muchos les debe hasta parecer chistoso ver como otros recogemos lo que ellos ensucian. Si quieres ser parte del cambio no te quedes callado, únete a organizaciones que hagan campañas al respecto, se voluntario en las limpiezas, participa. No seas uno más de los que se queja y espera que otros hagan. Yo no te pido que limpies…te pido que POR FAVOR NO ENSUCIES.