Tecnología

Fraudes en aplicaciones bancarias: la otra ‘pandemia’ que tomó fuerza durante la COVID-19

El cibercrimen ha avanzado de forma desmedida, por lo que es necesario que las instituciones financieras y reguladoras implementen sistemas de seguridad digital más eficientes.

Los delitos cibernéticos se han acelerado en los últimos tiempos producto del mayor uso del internet en tiempos de pandemia. Foto: La República/RetailTouchPoints
Los delitos cibernéticos se han acelerado en los últimos tiempos producto del mayor uso del internet en tiempos de pandemia. Foto: La República/RetailTouchPoints

Desde que inició la pandemia de la COVID-19, la banca móvil ha logrado gran popularidad entre los clientes por la facilidad con la que pueden realizar sus transacciones financieras desde un celular, computadora o tablet. Pero ello, también ha conllevado a que aumenten los delitos cibernéticos. Según la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) de la Policía, entre enero y abril del 2021, se investigaron 1.188 denuncias por fraude informático y suplantación de identidad.

La República conversó con Herbert Galiano, consejero de negocios de Mobileum para América Latina, quien hizo un análisis sobre las modalidades que utilizan los ciberdelincuentes para llevar a cabo sus ilícitos y qué debería hacer el Estado en conjunto con las entidades financieras y los reguladores en telecomunicaciones para proteger la información de los usuarios.

“Los delitos cibernéticos se han acelerado en los últimos tiempos producto del mayor uso del internet en tiempos de pandemia. Y esto no solamente sucede en Perú, Estados Unidos y Europa tienen los mismos inconvenientes, por lo que se puede decir que es un problema global”, señaló el especialista.

Con el paso a la era electrónica, los hackers también han mejorado sus tácticas para atacar a los clientes de las entidades bancarias y de telefonía que tienen un aplicativo en su smartphone con el que hacen movimientos de cuentas, transferencias de dinero, etc.

“Los delincuentes tienen bien planificado su accionar, hacen seguimiento a sus objetivos y solo necesitan los medios para robar el dinero digital de sus víctimas. Existen diversas modalidades, pero una de las más usadas es la suplantación de la tarjeta SIM. Si el ladrón se adueña de una cuenta, puede realizar los movimientos, porque tiene las credenciales para hacerlo”.

Con el SIM Swapping, o la suplantación de la tarjeta SIM, los ciudadanos no notan que sus teléfonos están siendo intervenidos. Además, los usuarios a menudo utilizan señales de wifi públicas y pueden ser blanco del robo de datos. Los hackers averiguan el DNI, número de teléfono y otras informaciones privadas que están disponibles sin que uno se dé cuenta en las redes sociales.

Con la suplantación de la tarjeta SIM los usuarios no notan que sus teléfonos están siendo intervenidos. Foto: ABC

Con la suplantación de la tarjeta SIM los usuarios no notan que sus teléfonos están siendo intervenidos. Foto: ABC

“En Brasil existe mucha información de las personas en el mercado negro, porque sus identidades fueron hackeadas de las entidades públicas y estas terminan siendo vendidas clandestinamente”, aseveró Galiano.

Para llevar a cabo sus planes, los ciberladrones también hacen uso de ‘cuentas mulas’. “Cuando roban el celular a una persona e ingresan a su información bancaria, los delincuentes abren cuentas para transferir estos montos. Utilizan lo que se llama ‘cuentas mulas’, y emplean identidades de desconocidos que ni se imaginan que tienen dinero en determinado banco”.

Para combatir la suplantación de chips y robos por aplicaciones financieras, se debe trabajar de la mano con las empresas operadoras, los bancos y el propio Gobierno. “En otros países se está conversando con las entidades involucradas para dar una solución a los robos. Se debe intercambiar informaciones para enfrentar a un enemigo en común”, manifestó el consejero de Negocios de Mobileum

La transformación digital ha permitido que seamos vulnerables. Sin embargo, existen soluciones tecnológicas e informáticas, y ahí entra el papel de los reguladores, o del Gobierno, que deben analizar los marcos legales, ya que, sin una normativa adecuada, la lucha contra la delincuencia cibernética es difícil.